Diversidad y sexualidad: Entrevista a Laura D’ Angiola
EEE: Vos acompañaste al Obispo Frank de Nully Brown a la Conferencia General de la Iglesia Metodista Unida de los EE.UU. ¿Cómo fue esa experiencia?
LD: Fue una experiencia muy enriquecedora, desde todo punto de vista. Había 865 delegados y casi el doble de visitas observando la conferencia cada día. Nosotros, por pertenecer a una iglesia autónoma, teníamos voz pero no voto. Fue muy interesante poder conversar con personas de todas partes del mundo sobre los desafíos de la iglesia en cada contexto local, y también ser parte de los debates de las diferentes temáticas.
EEE: Se que te desarrollas en el área de liturgia dentro de la vida de la iglesia. En este tipo de eventos, lo litúrgico es algo que se desarrolla mucho. Seguramente todo lo visto fue impresionante.
LD: Absolutamente. Los devocionales tanto de apertura como de cierre se centraron en el lema de la conferencia, la gran comisión: “por tanto, vayan”. Cada uno de ellos desarrolló algún aspecto de lo que significa este “ir”. Particularmente me conmovió mucho un devocional titulado “El mal también va”, en el que reflexionamos sobre qué significa el renunciamiento a las fuerzas del mal y fuimos llamados a volver a nuestros votos bautismales para redescubrir el poder de las aguas de salvación.
Cada devocional contó además con la presencia de diferentes coros de varias partes del mundo, y con la predicación de alguno de los obispos de la IMU.
EEE: Uno de los temas que generó mucha expectativa en esta Conferencia General era el de la comunidad LGBT (colectivo que engloba a lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, etc.). Sabemos que hay posturas encontradas al respecto dentro de la Iglesia Metodista Unida. ¿Cómo viste el tratamiento del tema en las sesiones?
LD: Indudablemente este tema es difícil y muy actual, y sobre el cual hay diferentes posturas dentro de la IMU, que responden tanto a los entornos socio-culturales como a los procesos que cada conferencia atraviesa. No es lo mismo tratar este tema en EE.UU. que en África, o que en Europa.
Durante los primeros días se hizo visible la tensión que existía entre los que favorecían la posición de la comunidad LGBTQ y aquellos que no. Hubo manifestaciones, siempre pacíficas y respetuosas, en la ceremonia de apertura, como también en varias de las sesiones, y un día hubo una vigilia de silencio a lo largo de la entrada al Convention Center.
Al promediar la semana se escuchaban voces de separación dentro de la iglesia y se evidenciaba la tensión en el tratamiento de otros temas. Fue entonces que el Obispo Ough se dirigió a la conferencia diciendo que como cuerpo de obispos se hacían cargo del reclamo para lograr unión entre el pueblo de Dios, y ofrecieron una propuesta de formar una comisión para el tratamiento de la problemática de la comunidad LGBTQ durante 2018, para que informe a la Conferencia General en 2020. La propuesta fue aceptada por la Conferencia.
Tuve la oportunidad de participar de una reunión con activistas y clérigos latinos que abogan por la inclusión de la comunidad LGBTQ dentro de la IMU y escuchar sus historias de marginación y discriminación. En esa reunión todos acordaban que, más allá del tratamiento legislativo, el tema necesitaba ser tratado desde una visión pastoral y convenían con la propuesta de los obispos, aunque había suspicacia con respecto a la conformación de esta comisión y los tiempos de trabajo.
EEE: Hubo un par de cartas que circularon también. Una carta fue escrita por clérigos/as y candidatos/as al ministerio de la IMU que se manifestaban abiertamente pertenecientes a la comunidad LGBTQ; y la otra fue una carta de los Obispos/as en la que contestaban la primera carta. ¿Cómo se vivió ese intercambio epistolar, por decirlo de alguna manera? ¿Qué impresión tenían al respecto los clérigos/as y activistas LGBTQ con quienes te pudiste reunir?
LD: En realidad hubo diferentes manifestaciones dentro de la Conferencia por parte de la comunidad LGBTQ, y también por parte de los pastores y laicos presentes. Las cartas a las que te referís fueron parte de estas manifestaciones. Esta situación fue la que motivó que los obispos intervinieran para preservar la unión de la iglesia, y elevaran la propuesta de la comisión de reflexión sobre este tema. El Obispo Ough afirmó que los obispos continúan oyendo de muchas personas «que nuestra disciplina actual contiene un lenguaje que es contradictorio, innecesariamente hiriente e inadecuado para la variedad de contextos locales, regionales y globales». Por su parte, en nuestra reunión con miembros de la comunidad LGBTQ, pudimos escuchar su preocupación por abrir caminos de comunicación que acerquen a las personas y permitan una iglesia más inclusiva y más pastoral.
EEE: Este tema también está presente en nuestra Iglesia Metodista Argentina, con posiciones encontradas, también. ¿Consideras que podemos aprender algo de cómo está tratando este tema la Iglesia Metodista Unida de EE.UU.?
LD: Considero que lo más importante es entender que ante los ojos de Dios somos todos sus hijos y sus hijas, y que, como dice el apóstol Pablo, “… ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro…”. La iglesia debe ser fiel a este evangelio de amor, que es un evangelio de inclusión, de oportunidades, de siembra, de solidaridad…
Por otro lado, a la luz de lo vivido por la IMU, es fundamental entender que los individuos y las sociedades atraviesan procesos frente a ciertos temas. Por lo que es fundamental abordar la problemática de la comunidad LGBTQ con una mirada pastoral, a fin de contribuir a un diálogo sincero, pero a la vez, respetuoso, que nos permita ser fieles a ese Jesús que nos sigue pidiendo que amemos a Dios por sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
*Laura D’ Angiola es Profesora de Inglés, liturga, integrante de la Red Crearte, y se congrega en la comunidad de Temperley, Distrito Gran Buenos Aires Sur.
El Estandarte Evangélico
Edición julio 2016
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