XXVIII Asamblea General de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina – Mensaje a la ciudadanía

08 Oct 2024
en Asamblea General
XXVIII Asamblea General de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina – Mensaje a la ciudadanía

Mensaje a la ciudadanía y a la opinión pública


Desde la XXVIII Asamblea General de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina, bajo el lema: “Espíritu, reúne a tu iglesia, envíanos en misión, unidos y unidas en la fe en nuestro Dios Trino, queremos compartir este mensaje en estos tiempos que nos toca vivir en nuestra sociedad argentina y del mundo. Ante la crisis socio-ecológica, cultural, política, económica, ética y espiritual que producen los poderes hegemónicos en nuestro presente, hacemos un llamado a optar por nueva visión que nos oriente a defender una vida digna para la humanidad y toda la creación.

Los poderes hegemónicos se manifiestan en ideologías de odio y exclusión, con su cultura individualista de destrucción de vínculos sociales y comunitarios. Que priorizan la dimensión financiera sobre la productiva, la violencia del poder militar y la propagación de la post-verdad, difusión de la mentira y falsedad como manipulación de la opinión pública. Generando deshumanización, adicciones crecientes y desesperanza que paraliza.

Ante el avance de este sistema mundial que prioriza y absolutiza lo material sin tener presente las consecuencias nefastas para la humanidad y nuestra tierra, proponemos una vida alternativa inspirada en la fe y hechos de las primeras comunidades cristianas, que eligieron proclamar el mensaje de Jesucristo y vivir anticipadamente su reino de justicia, libertad e igualdad .

Creemos que la Iglesia, debe ser un espacio para resistir este modelo individualista del “dios Mercado” y crear comunidades de vida que defiendan los derechos humanos y los derechos de la tierra, nuestra casa común.

Este desafío se basa en la vida y testimonio de Jesús de Nazaret, en su Amor por cada uno de nosotras y nosotros, y continúa siendo central en nuestra vida cotidiana. Queremos hacer un llamado a toda la ciudadanía, a trabajar orientados/as en la solidaridad y el bien común, con el fin de ser agentes de cambio en nuestro país.

En este sentido es fundamental el rol del Estado democrático en todos sus poderes y su intervención en procura del bien común. Con un sistema basado en la producción como creador de fuentes de trabajo digno y de organización social, pero con especial cuidado de los recursos naturales, limitando el consumo indiscriminado y privilegiando a las personas que cuidan la vida. Un Estado eficiente sin corrupción, que lleve adelante las reformas necesarias en todos sus ámbitos, para incluir a las clases sociales postergadas con igualdad de posibilidades, en procura de alcanzar una vida digna.

Como movimiento metodista, declaramos y exigimos firmemente a quienes se ha elegido con el voto popular y que tienen el deber de cuidarnos, que velen por esta sociedad que no deja de sangrar. Nos negamos a las exigencias de opresión y deshumanización que imperan en nuestra sociedad, producto del capitalismo extremo que beneficia a unos pocos.

Los derechos humanos y sociales son el resultado de luchas colectivas, que la Iglesia Evangélica Metodista en Argentina ha acompañado con voz profética desde el inicio de su misión en el país, hace más de 180 años. Junto a diferentes comunidades de fe, grupos y organizaciones del movimiento ecuménico y de la sociedad civil, acompañamos espiritual y materialmente en este tiempo difícil, a personas y grupos de nuestro pueblo que sufren, renovando la esperanza de un tiempo nuevo para el país. La propuesta es que no solo los organismos del estado se comprometan con la dignidad humana y de la creación, sino toda la ciudadanía, los partidos políticos y en especial la minoría que concentra el poder económico en nuestro país y se han enriquecido en gran manera en los últimos años.

Desde el dolor de nuestro pueblo, donde más de la mitad se encuentra sumido en el hambre y la pobreza, somos llamados/as a un pacto genuino por la dignidad de nuestros trabajadores, jubilado/as y de la educación y salud públicas, como también de las infancias, de los/as adolescentes y jóvenes y de los adultos/as mayores. Como también por las personas y minorías que son discriminados/as por la cultura del odio, que se quiere hacer moneda corriente entre nosotros/as. Sin olvidar la tragedia de los femicidios y de la violencia de género, y de todos los seres vivos de nuestra tierra, que gimen desde el Espíritu Santo de Vida, por la vida abundante que Jesús prometió.

Mucho sufrimiento y dolor ya hemos vivido como sociedad, este es el tiempo de acciones de cambio urgentes, para que evitemos males mayores aun.

Por todo esto, como Iglesia seguimos comprometidos/as en la transformación de la realidad, compartiendo las luchas y esperanzas de nuestro pueblo. Oramos al Dios de la vida porque otro país es posible en nuestra querida tierra.


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