Recursos para la predicación
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Juan 12.20-33 – Presentación de Juan Mateos y Juan Barreto
La misión universal y condiciones para ello (12.20-26).
Vs 20.“Griego” puede significar no judío. Podían ser prosélitos o simples simpatizantes (cf Hch 8.27, donde el eunuco, que como tal no podía ser prosélito, había ido a Jerusalén para el culto). El cortejo que se adhiere a Jesús se hace universal, gente de otros pueblos va detrás de él. Se verifica la frase de los fariseos: todo el mundo ha ido detrás de él.
Los que subían para dar culto en el templo descubren a Jesús y renuncian a su propósito. Jesús sustituye al templo, desvía el itinerario de la multitud y anuncia el fin de los templos, en particular del de Jerusalén. Sustituye el antiguo culto por el amor fiel al hombre. Se acercan las ovejas que no son del recinto de Israel (10.16) para ser reunidas por Jesús.
Vs 21-22. Felipe, con Andrés, son los discípulos que inmediatamente después de su encuentro con Jesús fueron a invitar a otros a participar de su experiencia (1.40, 45). El nombre Betsaida (lugar de pesca) alude sin duda a la actividad en la misión, expresada con la metáfora de la pesca, común en los sinópticos. De hecho, el tercer discípulo natural de Betsaida, Simón Pedro (1.44), aparecerá ejerciendo esta actividad, que simbolizará la misión entre los paganos (21.3).
La petición que hacen los griegos a Felipe corresponde a la invitación que hizo éste a Natanael: Ven a verlo. Pero los griegos no tienen que ser invitados, muestran ellos mismos el deseo de conocer a Jesús. Buscan conocerlo, tener experiencia personal de él (ver) en relación con la luz, que es Jesús, y con la gloria (resplandor) que es su amor (1.14).
Felipe, que había invitado a Natanael a acercarse a Jesús, no se atreve a hacer lo mismo con los griegos. Pero tampoco Andrés toma solo la iniciativa; va con Felipe, y va a Jesús a proponerle la cuestión. Refleja este episodio la dificultad con que las comunidades dieron el paso a la evangelización de los paganos. Juan desea hacer ver que esta decisión fue tomada después de haber consultado al Señor.
Empieza aquí una nueva convocatoria, que se verifica una vez que existe el grupo de Jesús, cuando él se ha revelado ya como liberador de la muerte. Los paganos quieren participar de la vida y toman la iniciativa. Quieren acercarse a Jesús, anticipando lo que va a suceder cuando sea levantado en alto (12.32).
Vs 23. Jesús no habla directamente con los griegos, se dirige a sus discípulos, a su comunidad. A ella tocará la misión con los paganos. Declara, en primer lugar y por primera vez, que “la hora” anunciada desde el principio (2.4) ha llegado, y que en ella se manifestará la gloria de “el Hombre”, su amor fiel hasta el don de la vida. La gloria que en él va a manifestarse es la misma del Padre (1.14): va a mostrar el designio creador de Dios, que significa la plenitud humana. Quiere devolver al ser humano su valor fundamental, por encima de toda ideología.
Vs 24. No se puede producir vida sin dar la propia. Amar es darse sin escatimar; hasta desaparecer, si es necesario. Jesús va a entregarse por sus propias ovejas (10.11), ha aceptado la muerte y prevé ya el futuro.
En la metáfora del grano que muere en la tierra, la muerte es la condición para que se libere toda la energía vital que contiene, la vida allí encerrada se manifiesta en una forma nueva. Los griegos y la multitud son una anticipación y una promesa de fecundidad. La fecundidad no va a depender de la transmisión de un mensaje doctrinal, sino de una muestra extrema del amor. El amor es el mensaje (5.24).
Vs 25. Infundir temor es la gran arma del orden injusto. El temor a perder la vida es el gran obstáculo a la entrega. El apego a la vida lleva a todas las abdicaciones. El amor leal consiste en olvidarse del propio interés y seguridad, en seguir trabajando por la vida, la dignidad y libertad del ser humano en medio y a pesar del sistema de muerte.
El ámbito donde se ha desarrollado la actividad de Jesús y va a continuar la de sus discípulos (15.18) es “el mundo” que lo odia, porque él denuncia que su modo de obrar es perverso (7.7).
Vs 26. Ahora Jesús invita a seguirlo en su camino, el del servicio total. Jesús está en la esfera del Espíritu, que es la de Dios. Quien se decide a seguirlo entra en esa esfera divina. Estar donde está Jesús significa permanecer unido a él, permanecer en su amor; pero no de modo estático, sino dinámico, dejándose llevar por el Espíritu, que es amor y entrega.
El lugar de Jesús es, por tanto, el de la plenitud del amor que va a demostrar en la cruz, de donde brotará el fruto y desde donde tirará de todos hacia sí. La comunidad, que debe ser fecunda, lo será en ese seguimiento, viviendo en el don continuo y total. La muerte será el último acto del don hecho en cada momento.
El Hombre levantado en alto, el Mesías rechazado. 12.27-33
Vs 27. Jesús ha desafiado la institución judía (en medio de “este mundo”, traduzco “este orden”) y su actitud le va a costar la vida. Ahora su ser protesta, se agita, oponiéndose a esa muerte. Él es la vida, la antítesis de la muerte. “La carne” se rebela ante la muerte violenta y, a mayor plenitud de vida, más fuerte es su rebelión.
Vs 28a. Jesús reacciona contra su estado de ánimo reafirmando su decisión de llevar a cabo su obra; por eso pide al Padre que manifieste su gloria, su amor fiel. Su tentación ha sido recurrir al Padre para obtener una intervención que lo sacara de la situación crítica en que está. Pero rechaza esa tentación y reafirma su fidelidad a la misión recibida (10.17).
Vs 28b. La respuesta desde el cielo confirma la actitud de Jesús. La voz ahora se dirige al pueblo y promete una manifestación de la gloria-amor visible para todos. Será una nueva teofanía que sustituye a las del AT. Y Jesús promete el acceso de todos a esta nueva teofanía, pues cuando él esté levantado, en la altura, atraerá a todos hacia sí, para que allí, donde esté él, estén todos (12.26).
Vs 31. El orden este, el sistema de poder, es el enemigo de Jesús y de sus discípulos (12.25, cf 8.23). En 8.23 se distinguían dos pertenencias, a la esfera “de arriba”, la de Dios, y a la de abajo, que se identificaba con “el orden este”. Una tiene por Padre a Dios, por haber recibido el Espíritu (Jesús), y la otra tiene por padre al Enemigo (“el diablo”), asesino y embustero (los dirigentes, 8.44), el círculo de poder, los dirigentes, hijos y agentes de ese “padre” que designa al dios-dinero (el tesoro del templo (8.44a).
Vs 32-33. Ser levantado en alto no significa simplemente morir, sino convertirse en potencia vivificante, salvadora de la muerte. Jesús levantado será un signo visible, la señal de la vida en medio de un campo de muerte, la gran demostración del amor de Dios, que da a su Hijo único para salvar a la humanidad (3.16s).
Juan Mateos y Juan Barreto, biblistas católicos españoles, El Evangelio de Juan, Edic. Cristiandad, Madrid, 1979. Resumen y adaptación.
Profeta Jeremías 31.31-34 – Presentación de Samuel Almada
Es tiempo de cuaresma y se acerca la celebración de la Pascua. Los textos propuestos por el calendario litúrgico ecuménico nos ayudan a recrear la memoria de los creyentes y nuestra experiencia espiritual, tanto individual como comunitaria.
El texto de Juan 12.20-33 se ubica en el contexto de la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, poco antes de la Pascua y de su muerte. Allí se presenta la exaltación / glorificación de Jesús, pero a través de su muerte / sufrimiento (vv. 24-25); esto es una paradoja difícil de comprender. Jesús mismo estaba turbado por esta situación (v. 27).
Introducción a Jeremías
El libro de Jeremías recoge una amplia variedad de oráculos relacionados con un profeta de Judá de fines del siglo VII y principios del VI a.C. En esta época uno de los imperios más poderosos y crueles de la historia, Asiria, había llegado a su fin luego de varios siglos de dominio sobre extensos territorios de Mesopotamia, Asia Menor y Egipto; y emergía el imperio neobabilónico. El reino de Judá y el templo de Jerusalén se encontraban en medio del conflicto de poder entre Babilonia y Egipto por el control de los territorios heredados de los asirios.
El tenor del mensaje del profeta es muy crítico; denuncia la infidelidad de su pueblo al pacto con Dios y la ingenuidad de confiar en las potencias extranjeras para la salvación del país y la nación. Por tanto, el profeta anuncia que Judá va hacia el desastre y la destrucción del templo de Jerusalén es inminente. Esto sin duda provocaba la antipatía y la animosidad de muchos, y en reiteradas ocasiones el profeta se vio perseguido y maltratado.
Las conocidas confesiones del profeta reflejan sensibilidad, pasión y fidelidad a su ministerio profético (ver p. ej. 20.7-18); su sufrimiento lo convirtió en un prototipo de profeta perseguido y humillado, y como consecuencia, en prefiguración de Jesús.
Pero Jeremías no había sido enviado solamente para arrancar y destruir, sino también para edificar y plantar (1.10), y por tanto encontramos bellos pasajes que dan lugar a diversas promesas de esperanza y salvación (cap. 30-33), donde el texto de 31:31-34 representa un punto culminante.
Jeremías 31.31-34
El tema central del texto es la realización de un nuevo pacto en vistas a restablecer la relación del pueblo con su Dios, la cual se había roto a causa de las infidelidades del pueblo y había provocado nefastas consecuencias para la vida de la nación y la situación del país. La ruptura de la alianza es un tema clásico entre los oráculos proféticos de denuncia y juicio, pero junto a esto los profetas también anuncian de diversas maneras la esperanza y la posibilidad de un nuevo comienzo.
Un pacto es un compromiso mutuo entre las partes que intervienen e implica la fidelidad y el cumplimiento de lo establecido. La forma de los pactos en la Biblia refleja la estructura de los pactos entre los soberanos y sus vasallos del Antiguo Oriente, y generalmente van acompañados por un resumen de bendiciones y maldiciones que son condicionadas por la fidelidad o infidelidad al mismo.
En el caso de Jr 31.31-34, la referencia es el pacto anterior o primer pacto, el que fue concertado con los ancestros del pueblo de Israel cuando fueron liberados del país de la esclavitud (v. 32). Pero aquél fue invalidado por la conducta de los padres y sus descendientes, y en especial por los representantes de la monarquía y los sacerdotes del templo de Jerusalén; y es por esta razón que la vida institucional del país estaba condenada a un inminente desastre.
Aquel primer pacto de salvación y liberación no funcionó en las nuevas condiciones de opresión porque hacía mucho tiempo que la nación se había apartado de su Dios y de su proyecto (torá).
Ahora, la esperanza está puesta en un nuevo pacto, un compromiso verdadero, que permita al pueblo resurgir y encaminarse hacia un proyecto de vida sustentable. La característica principal de este nuevo pacto consistirá en la interiorización y apropiación de las instrucciones divinas (torá), que serán escritas en el corazón mismo del pueblo (v. 33); y si tenemos en cuenta que en el pensamiento semítico el corazón es la sede de la voluntad y no de los sentimientos, podemos inferir que la novedad del pacto no se refiere tanto al contenido sino a un cambio radical de actitud: obediencia y fidelidad a Yavé y sus enseñanzas.
Esta nueva actitud es la que asegurará la presencia y compañía del Señor junto a su pueblo, aún en las situaciones más difíciles; y hará que el pacto pueda ser definitivo e inquebrantable como se espera de acuerdo a 32.40, donde se habla de pacto perpetuo o eterno.
Una connotación relevante de esta interiorización de la torá por parte de todo el pueblo es que ya no va a ser necesario que alguien enseñe a su prójimo el conocimiento del Señor, porque todos lo conocerán directamente y sin intermediarios, desde el más pequeño hasta el más grande (v. 34).
El verbo hebreo conocer (yd‘), cuando se refiere a personas, no alude solamente a una actividad intelectual y receptiva: saber cosas sobre una persona o informarse sobre ella, sino que también implica involucramiento y compromiso: reconocimiento, respeto, cuidado, prestar atención.
Finalmente, la concertación del nuevo pacto ofrece como corolario el perdón de los pecados pasados, un primer paso propiciatorio para el nuevo comienzo (v. 34b).
Para la reflexión
- Para evitar lecturas individualistas o intimistas conviene recordar que cuando el texto habla de una interiorización de la torá se refiere a un acontecimiento comunitario que tiene en cuenta al conjunto del pueblo y no a individuos aislados; se trata de un tipo de pacto social.
- La distribución amplia del conocimiento del Señor a todo el pueblo nos ofrece claves orientadoras de participación, organización y control por parte del pueblo, en lo que concierne a la elaboración e implementación de sus proyectos, tanto en las comunidades particulares como en la sociedad abierta.
- El énfasis en la voluntad (= corazón) y la alusión a un nuevo pacto con Yavé están relacionados con un nuevo conocimiento de Yavé y su torá, que no es el cumplimiento mecánico y obligatorio de códigos de preceptos y reglas que sólo conocen, administran e imponen los especialistas y las autoridades. Esto era en definitiva en lo que se había convertido la práctica religiosa y política, y lo que la oportunidad de la crisis permite revisar.
- Las versiones más conocidas traducen el término torá por ley, algo que tratamos de evitar pues el concepto de ley es percibido como algo exterior e impuesto. En el contexto de Jeremías, el término torá se utiliza en su sentido básico que es propedéutico (instrucción / enseñanza) o de proyecto constructivo para la comunidad (Constitución / Carta Magna); y no se refiere a escritos sagrados.
- Finalmente, remarcamos que el perdón del pecado y la reconciliación con Dios debe corresponderse con el perdón y la reconciliación con el hermano y con el prójimo en general.
El texto de Hebreos 5.5-10 presenta a Jesús el Cristo como el Hijo de Dios (v. 5) y para esto alude al Sal 2.7. También lo llama sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec (v. 6), haciéndose eco del Sal 110.4 y del personaje de Gn 14.17-20. La analogía entre el sacerdocio de Jesús el Cristo y Melquisedec se desarrolla más ampliamente en Hebreos 7. El texto de Hebreos destaca que aunque Jesús era Hijo de Dios y gran Sumo Sacerdote, padeció sufrimientos en su vida y aprendió la obediencia.
Samuel Almada, biblista bautista argentino, en Estudios Exegético-Homiléticos 37, ISEDET, abril 2003.
Salmo 51 – Presentación de Samuel Almada
El Salmo 51 es una expresión de arrepentimiento y súplica, a través de la cual el salmista reconoce su pecado y confiesa sus sentimientos de culpa. Pero al mismo tiempo confía en la gracia y misericordia infinitas de Dios, de quien espera su salvación. El pecado le hizo perder el gozo y la alegría; y una transformación profunda de su corazón y su espíritu le devolverá la vida plena. En el v. 12 aparece el verbo “crear” (bara’) que sólo se utiliza en relación con la obra de Dios (como en Gn 1.1): “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio...”; por lo cual se entiende que la justificación del pecador es una obra divina y análoga a la obra creadora.
Hebreos 5.5 10 – Presentación de Pablo Ferrer
Introducción
La carta a los hebreos ha sido motivo de largas discusiones a lo largo de la historia de toda la iglesia. Esto se debe, en parte, a la dificultad para determinar su posible autor como así también los supuestos destinatarios. De hecho su inserción en el canon no fue tan fácil como en el caso de algunos otros libros del Nuevo Testamento. Así lo muestra por ejemplo el hecho que en la iglesia latina, particularmente en Roma, se la consideró canónica recién en la segunda mitad del siglo cuarto.
Su estilo literario y su lenguaje refinado hacen pensar en un autor educado tanto en las letras como en las artes de la interpretación bíblica puesto que usa el Antiguo Testamento con mucha libertad.
La carta en sí ha sido considerada por algunos como un sermón escrito, no como una carta dirigida a una congregación al estilo de las paulinas. Para otros este escrito es una palabra de exhortación-consuelo-ánimo como el mismo autor lo dice en Hb 13.22. Lo que se puede observar es una interesante mezcla de interpretaciones del Antiguo Testamento con exhortaciones concretas sobre situaciones difíciles por las que puede haber estado pasando una generalidad de iglesias.
Tampoco es muy cierta la fecha de composición. Posiblemente la cita en 1º Clemente 36.2-6 sea motivo para poner como tope los años 95-97. Por otro lado hay que pensar que ya se habla de una segunda o hasta tercera generación (2.3) con lo cual no se podría pensar en una fecha anterior al 60.
Comentario
Hebreos es sumamente original en su propuesta de elaborar y trabajar la figura de Cristo como sacerdote. Tal vez sea este su mayor logro. Sin dudas que al hacerlo también está realizando una composición mítico-teológica del evento divino-humano. La historia es puesta como una gran celebración cúltica y sus participantes son los seres humanos, Cristo y Dios. Es interesante también notar que esta creación simbólica del autor de Hebreos no es una mera figuración sin ningún tipo de arraigo en la contingencia de la comunidad a la que escribe. Por el contrario, pareciera ser que el motivo de toda la creación mito-teológica es dotar de base sustentable la resistencia a los sufrimientos por los que pasa una o una serie de comunidades.
En relación al texto tomado por el leccionario para este domingo podemos ver:
v 5 Por eso, tampoco Cristo se glorificó a sí mismo haciéndose sumo sacerdote, sino que fue Dios quien le dijo: "Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy".
En la configuración del sacerdocio de Cristo el autor destaca que la función sacerdotal no es algo que se tiene por uno mismo sino que se recibe. No es un logro, no es una conquista, es un don. Podemos ver esta situación en el v 4 donde se habla de cualquier sacerdote que tomado de entre medio de los hombres sólo puede ser su representante en virtud de ser llamado por Dios.
La cita en este caso es del Salmo 2.7 aplicada a Cristo.
v 6 Como también dice en otro lugar: "Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec".
Una nueva cita, esta vez del Salmo 110.4. Al igual que el caso anterior el autor usa los salmos que en la tradición interpretativa judeocristiana tenían una marcada tendencia mesiánica. En su origen habían sido compuesto para asunciones de reyes pero luego se reutilizan para expectativas mesiánicas.
Aparece aquí Melquisedec, de Génesis 14. Esta es una figura enigmática puesto que aparece sólo en Génesis y en el Salmo 110 sin muchas explicaciones. De hecho, el valor enigmático de la figura de Melquisedec ya se puede observar en el uso del salmo: “sacerdote para siempre” con lo cual se le otorga una fuerza no sólo a Melquisedec sino a la “dinastía” suya. Esta fuerza enigmática se puede ver en el capítulo 7 de Hebreos donde se destaca la superioridad del sacerdocio “a semejanza de Melquisedec” sobre el sacerdocio a “semejanza de Aarón”. Sin dudas que esta figura de Melquisedec tiene la función de contraponerse a la de Aarón y por medio de esta contraposición enfrentar dos tradiciones, dos autoridades.
v 7 El cual, en los días de su vida terrena, ofreció ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que lo podía librar de la muerte, y fue oído a causa de su temor reverente.
El pronombre relativo del comienzo, “el cual”, aquí se refiere al sujeto Cristo del v. 5.
En este pequeño párrafo el autor pone de manifiesto la realidad humana de Cristo. Es un ser que ruega, suplica, clama fuertemente y finalmente llora. Es interesante notar que algunos autores marcan el uso del verbo prosfero, entregar, ofrecer (usado generalmente en la LXX para la ofrenda y los dones sacrificiales). Se puede encontrar el mismo en el capítulo 10 para el uso de las ofrendas sacrificiales. En este capítulo 10 se entiende el cuerpo de Cristo como el último y único ofrecimiento válido para el perdón de los pecados, 10.5,10. En el capítulo 5 pareciera que el ofrecimiento que se está haciendo es del sufrimiento.
Otro tema es el del Dios que escucha al sufriente: “y fue escuchado”. No es en este caso el clamor fuerte y abundante la razón por la cual Dios escuchó (¿y en cierta forma recibió el ofrecimiento-ofrenda?) sino la actitud del sufriente: eulabeia. Término este que puede traducirse por “temor de Dios”, “reverencia”.
Tenemos que tener en cuenta que esta actitud de Cristo no está siendo marcada en este lugar como un ejemplo de humanidad sufriente sino como la tarea propia del sacerdocio. Es éste el tema que viene analizando desde, inclusive, el capítulo 4. Se están dando por lo tanto algunas características de un sacerdote: la cercanía con las situaciones de dolor de cada ser humano, el ruego fuerte por el fin de ellas, la fe en Dios en medio de las mismas.
v 8 Y, aunque era Hijo, aprendió desde lo que sufrió la obediencia;
Podemos tomar de este versículo tres partes: el objetivo, un obstáculo para impedirlo y una modalidad. En este sentido tendremos que el objetivo es la obediencia, un obstáculo que intentará evitar, el objetivo será el sufrimiento y finalmente hay una modalidad que hace que este esquema sea problemático, el que sea Hijo el que lo tiene que sortear.
En cuanto al objetivo podemos decir que la obediencia es una preocupación primordial en la carta: 11.8, la obediencia de Abraham, 12.9 respecto a nuestra obediencia a Dios, 13.17, obedecer a los dirigentes. Pero la carta entiende también que hablar de obediencia es hablar de desobediencia. Sólo se puede obedecer a alguien/algo si se desobedece a alguien-otro. En este sentido encontramos pasajes sobre la desobediencia: 2.2 la obediencia de los destinatarios a lo aprendido, 3.18 son castigados en el desierto los que desobedecieron, 4.6-11 la obediencia como condición para entrar en el reposo, 11.31 la desobediencia en los tiempos de Rahab.[1]
Hacemos notar que ponemos como “objetivo” el tema de la obediencia sacando el tema del sufrimiento de este lugar.
En cuanto al obstáculo que intentará evitar el cumplimiento del objetivo, el sufrimiento, podemos ver que al tratarlo como obstáculo estamos proponiendo evitar tratarlo como medio o como herramienta.[2] Dicho de otro modo: el sufrimiento es un hecho que hay que enfrentar para lograr el objetivo que es la obediencia, en consecuencia el sufrimiento no es un medio necesario para llegar a la obediencia. Esta lectura en este versículo es posible al elegir el autor la preposición apo que significa “desde” y en este caso indica un lugar figurado desde el cual se viene; en lugar de dia, que significa “a través de” y señalaría un lugar figurado por el cual hay que pasar (Hebreos 2:10). La primera preposición indica procedencia, la segunda un medio, una herramienta.
Sin embargo tenemos que notar que en el resto de la carta se produce una disociación: el sufrimiento de Cristo era necesario como medio de salvación pero el sufrimiento de los seres humanos es un obstáculo a vencer para lograr la obediencia y mantenerse en el camino de Jesús (10.32-39, 11.32 ss.) Como una excepción a esto último podemos encontrar el sufrimiento como disciplina en 12.3 ss.
En cuanto a la modalidad podemos decir que el escrito busca, no sólo en este lugar sino en otros también, mostrar la humildad de Jesús al ser uno como nosotros. De hecho es aquí, en Hebreos, donde Jesús es considerado “hermano” 2.11-12. De modo que el título de Hijo no lo lleva como salvaguarda de los sufrimientos.
v 9 y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que lo obedecen,
El perfeccionamiento al que se refiere en este versículo, como vimos en el anterior, es haber logrado el objetivo: la obediencia a una causa y en este caso a la causa de Dios Padre. Por esto es que se transforma en salvación para los que logran el mismo objetivo: obedecerlo.
v 10 y fue declarado por Dios sumo sacerdote según el orden de Melquisedec.
Aquí termina con el mismo tema que comenzó esta sección: la elección por parte de Dios. Y vuelve a resaltar el tema que luego expondrá más ampliamente en el capítulo 7 acerca de un orden sacerdotal alternativo al existente.
Reflexión sobre el texto
Predicar sobre Hebreos es una tarea de suma atención para quienes no entendemos la misión de Cristo como un hecho sacrificial. En esta forma de entender el hecho crístico Jesús es muerto como condición necesaria para el perdón de los pecados humanos. Su sangre es el elemento imprescindible para que Dios perdone a la humanidad. Dios debía matar (en sacrificio, pero matar al fin) para perdonar. Y a esto se le suma que para Dios no era suficiente un animal que cumpliera la función litúrgica, ni siquiera un ser humano (puesto que el pecado humano era grande) y por tal motivo mata-sacrifica su Hijo.
Esta teología sacrificial que pinta un Dios perverso creció y se desarrolló como teología “oficial” en la Edad Media. Pero tenemos que tener en cuenta que dentro de los escritos bíblicos hay otras teologías no sacrificiales.
Tal vez para la predicación, entonces, sería bueno centrar la atención en otro foco en este texto. Y el tema de la obediencia pareciera ser muy importante no sólo en este párrafo sino en la carta en general.
En estos tiempos que vivimos es la obediencia una actitud que está siendo inculcada nuevamente. Pero tal vez en este tiempo la obediencia se enseña como actitud sin objetivo. Dicho de otro modo la obediencia es el objetivo en sí. No importa a quién o por qué o qué es lo que se obedece. Como una propuesta la carta a los Hebreos muestra a un Jesús que obedece sí pero a un ideal, a una misión. Es tal vez ésta la diferencia que hay que marcar en una predicación: obedecer sí, pero…depende a qué o a quién. Jesús en la carta a los Hebreos obedece con la mira solidaria de salvar a sus “hermanos”. En esto consiste su actitud “sacerdotal” (y podríamos agregar humana) en que no tuerce su decisión de ayudar al tener que enfrentar el sufrimiento.
Esta carta sirve como un testimonio de hermanos que en otros tiempos estaban siendo maltratados por sus creencias, sus ideales (10.32 ss). Esos sufrimientos pueden haber puesto en crisis la continuidad en el seguimiento a Jesús (6.11-12, 10.19-25). La carta afirma que no seguimos a uno que no haya tenido sufrimientos, por el contrario.
Finalmente tendríamos que recordar en la predicación que toda obediencia supone una desobediencia. Y por lo tanto, también hay que enseñar a desobedecer. Desobedecer a los sistemas y personas que proponen el sacrificio del ser humano y de la creación de Dios como camino, desobedecer a toda ideología que discrimine a seres humanos por cualquier razón, desobedecer el imperialismo en cualquiera de sus formas y con cualquiera de sus agentes. Desobedecer al pecado y a sus estructuras es buscar su transformación, su conversión. Desobedecer no es una actitud pasiva de la misma manera que no lo es la obediencia.
[1] Es de notar que la Vulgata traduce “incredulidad” por “desobediencia” (por lo menos en la carta a los Hebreos) uniendo así el hecho de la obediencia a lo religioso. Vale decir: la desobediencia (en general) es un problema de incredulidad. Tal vez aquí sería interesante profundizar sobre las implicancias actuales de tal asimilación.
[2] La misma idea se encuentra en el himno de Filipenses 2 donde Jesús se mantiene obediente a pesar de los sufrimientos (2.8)
Pablo Ferrer, biblista metodista argentino en Estudios Exegético–Homiléticos 73, Abril de 2006, ISEDET, Buenos Aires, Argentina
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