Amigo, amiga de Dios

30 Jun 2023
en Episcopado
Amigo, amiga de Dios

“Pero cuando venga sobre ustedes el Espíritu Santo recibirán poder, y serán mis testigos en Jerusalén, en Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”.

Hechos 1:8

El libro de los Hechos es el segundo volumen que Lucas prepara para Teófilo y lo explicita en el prólogo de su libro. Teófilo significa en griego amigo de Dios o amado por Dios. De manera que al leer este Evangelio y su continuidad en el libro de los Hechos de los Apóstoles, nos ubicamos como comunidades de fe en esta relación profunda con Dios.

Al leer la historia narrada por Lucas, podríamos hacer el ejercicio de pensar que las narrativas están enmarcadas en la iglesia antes de ser iglesia.

Y en este contexto, la experiencia con el Espíritu Santo nos muestra el propósito de equipar y habilitar a los amigos y amigas de Dios para el servicio de la misión. En el relato de Lucas descubrimos  un modelo de Iglesia que vive fielmente en el espíritu de la “gran comisión” o el “gran encargo de Jesús”.

Primera afirmación que deseo hacer en esta carta: las fuerzas para la misión vienen del vivir en el poder del Espíritu. Sin esta presencia, la iglesia pierde su esencia más profunda, y deja de ser iglesia de Cristo animada por su mismo Espíritu.

Todos los dones y las fuerzas del Espíritu se ordenan hacia un mundo que debe ser redimido, liberado, rescatado. La iglesia antes de la iglesia es la comunidad  en la que gravitan diversidad de carismas, que son más, mucho más que el entusiasmo o tales o cuales manifestaciones extraordinarias. Y los dones y posibilidades del Espíritu son los que posibilitan la creación de espacios de verdaderos encuentros y comuniones, multiculturales y plurilingües.

Tan solo el Espíritu nos convierte  en comunidades de adoración, de verdad, de amor, de servicio. Y por sobre todas las cosas, nos constituye en comunidades de esperanza.

La experiencia con el Espíritu conlleva asumir riesgos, los propios de salir hacia lo distinto, de emprender un viaje a lo diferente y el de ser transformados y transformadas en este proceso de apertura y salida.

La iglesia fuerza del Espíritu es una comunidad abierta al mundo, hacia la gran parroquia. La iglesia fuerza del Espíritu tiene la suficiente visión de mirar más allá de los propios muros. La iglesia fuerza del Espíritu cuenta con suficiente sensibilidad para salir de toda referencia a ella misma, haciendo lugar al dolor, al sufrimiento y a las esperanzas de nuestros pueblos. Y evitamos así la seducción de construir guetos como supuestas propuestas eclesiológicas.

Amigo, amiga de Dios, te propongo que salgamos al viento del Espíritu, así como nos lo propone Don Pedro Casaldáliga en su poema:


«Al Viento del Espíritu
que reinó en Pentecostés
eliminando prejuicios e intereses
y el temor de los Apóstoles,
abriendo de par en par las puertas del cenáculo
para que la comunidad de los seguidores de Jesús
siempre pueda estar abierta al mundo,
libre en su palabra,
coherente en su testimonio,
insuperable en su esperanza.»


Que nuestra vida se abra de par en par al viento del Espíritu de modo que nos elevemos y nos enraicemos como expresión de una iglesia verdadera, la que encuentra su fuerza y vitalidad en la presencia del Espíritu.


Abrazo fraterno/sororal.

Pastor Américo Jara Reyes
Obispo


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