Una sociedad justa en la que fluya la verdad y el amor
«No oprimas a tu hermano (hermana).»
Lev. 25:14
Hacer memoria necesariamente debe de perturbarnos, sacarnos de nuestra comodidad al recordar y traer al presente, por la palabra o el pensamiento, sin temor alguno que este acto contamine o envenene el presente. Muy por el contrario esta memoria ha de impulsarnos, apasionarnos y comprometernos por un futuro de justicia, pan y pueblos libres.
Que en esta nueva conmemoración del 24 de marzo, resuene una vez más el clamor en favor de la memoria, la verdad y la justicia, por un pasado que ilumine este presente, en la construcción de un futuro esperanzador.
En la certeza de que tan solo la verdad nos hará libres y en la convicción de que la justicia es el reaseguro de la vida plena y abundante.
Nuestras iglesias han sido y han seguir siendo espacios que den vida, en los que la esperanza se respire y donde se protagonice la gracia ante tantas desgracias.
En el espíritu de Jesús el Resucitado, la iglesia tiene una esperanza viva, contra todas las ilusiones engañosas y contra las desesperanzas, hasta que en la noche oscura de la injusticia y la ignominia veamos las primeras señales del amanecer del Reino de Dios.
Abrazo fraterno/sororal.
Pastor Américo Jara Reyes
Obispo