Recursos para la predicación

22 Nov 2022
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Recursos para la predicación 25 DiciembreDic 2022

Blanco


Lucas 2.1-14 (15-20)

Análisis

Lucas 2.1-14 [15-20] forma parte un relato mayor del evangelista sobre el nacimiento, infancia y vida oculta de Juan el Bautista y de Jesús (Lc 1-2). Cabe recodar que, a diferencia de Mateo que surgió en un contexto judeocristiano, los interlocutores de Lucas pertenecen principalmente al mundo griego; esto puede ayudar a comprender algunas diferencias entre los Evangelios.

La perícopa de Lucas 2.1-20 gira en torno al nacimiento de Jesús, el anuncio del Ángel del Señor a los pastores y la visita de éstos últimos al niño. Siguiendo el esquema de promesa-cumplimiento este relato responde al de la Anunciación (Lc 1.26-38); a pesar de que ambos textos guardan diferencias significativas entre sí y parecen provenir de fuentes independientes.

El esquema del relato es el siguiente: una introducción narrativa sobre el empadronamiento (censo) y el traslado de José y María (vv. 1-5); el nacimiento del niño (vv. 6-7); el anuncio del Ángel a los pastores (vv. 8-12) y el canto de los seres celestiales (vv. 13-14); la visita de los pastores como testimonio y verificación de lo anunciado en 8-12 (vv. 15-20).

Resultan discutibles las circunstancias históricas del censo aludido aquí, la fecha exacta y la relación con los responsables mencionados. De cualquier manera, el censo es un motivo necesario para trasladar a la familia de Jesús de su lugar de residencia en Nazaret (Galilea) a su lugar de origen Belén de Judea; y afirmar de esta manera su filiación con la casa de David. Esto igualmente llama la atención porque los censos se hacen normalmente en el lugar de residencia; además el relato tampoco toma en cuenta las dificultades que tendría un viaje de este tipo para una mujer embarazada.

Algunos sugieren que uno de los motivos para incluir el tema del censo aquí es el interés de confrontar a César Augusto (emperador romano, 30 a.C. hasta 14 d.C.) (v. 1) con el Cristo Señor (v. 11). El censo nos lleva al terreno político y demuestra el interés del emperador en un mayor control de los súbditos, en particular lo que concierne a las exigencias militares y fiscales.

Al afirmar que la salvación tiene lugar en la historia, el nacimiento de Jesús (el Cristo Señor) toma un color político que polemiza con la teología política de Augusto que estaba reforzada con la veneración religiosa del monarca. Por otro lado, con el acatamiento de José y María al edicto sobre el censo ordenado por el emperador, Lucas estaría polemizando con los movimientos zelotes que se oponían al censo romano (según el historiador judío Josefo, el nacimiento del movimiento zelote estaba asociado a un censo romano). Podríamos decir entonces que estas tensiones entre posiciones políticas extremas constituían uno de los principales debates de la época que involucraba aspectos económicos, sociales, culturales y religiosos.

Los versículos 6 y 7 presentan de manera muy escueta y casi al pasar el nacimiento de Jesús. Este relato no aporta nada de sorprendente, sino el alumbramiento normal de María en la casa donde estaban alojados y que estaba colmada de gente (luego volveremos sobre el asunto del pesebre donde colocaron al recién nacido).

En el versículo 8 y siguientes el relato toma un rumbo inesperado. La escena se traslada a un lugar indeterminado cercano a Belén y describe el trabajo rutinario de unos pastores de ganado menor que por la noche vigilaban por turnos su rebaño. Desde ya es significativo que el Ángel del Señor se les haya presentado a ellos y su gloria o resplandor los haya envuelto (v. 9). Esto no es algo incidental pues el anuncio del Ángel se dirige explícitamente a ellos y los confirma como receptores de la revelación del Señor para todo el pueblo (v. 10).

Sin el anuncio del Ángel (v. 11) aquel simple nacimiento del v. 7 hubiera pasado desapercibido. Aquí vemos también la importancia que tenía para Lucas ubicar el nacimiento de Jesús en Belén, pues esto converge con las expectativas del pueblo y las tradiciones judías de que el Salvador y Mesías (Cristo) sería descendiente de David.

Así mismo, el Ángel les da una señal a los pastores (v. 12): el niño se encontrará acostado en un pesebre donde comían normalmente los animales. Esta señal es una de las claves del relato y le sirve también de estructura pues se repite en los vv. 7 y 16. Es evidente que Lucas quiere destacar el origen humilde y más que modesto de Jesús, ya que para el evangelista el tema de la reivindicación de los pobres y marginados es uno de los ejes de sentido fundamentales de todo su evangelio. Esto converge también con la elección de humildes pastores marginados en la noche del desierto, quienes son los primeros en recibir el anuncio del nacimiento de Salvador.

Luego del canto y la alabanza de los ángeles (vv. 13-14), y cuando los pastores quedaron nuevamente solos en la cotidianidad de su oficio, sin que nadie les hubiera dicho nada, tomaron la iniciativa y resolvieron ir a visitar al niño y dar a conocer todas las cosas que habían escuchado acerca de él (vv. 15-19). Al final (v. 20) los pastores se vuelven cantando y glorificando a Dios que es lo mismo que hacían los ángeles.

Sin duda los protagonistas del relato (vv. 8-20) son los pastores. Todos los demás que oyeron el testimonio de ellos, incluidos José y María, se maravillaban de lo que decían los pastores. El episodio de los pastores más que probar intenta testimoniar una revelación del cielo y su significado querigmático. El anuncio no trata tanto de la persona de Jesús como de su significado soteriológico. Por eso se respira un aire de alegría exultante.

Reflexión

Seguramente nunca dejaremos de sorprendernos por los caminos que Dios elige para revelarse en la historia de los seres humanos. El reformador Lutero tiene dos sermones conocidos sobre el texto de Lc 2.1-14 [15-20] para la ocasión de la Navidad. En estos subraya la oposición entre la miseria de Belén (vv. 1-7) y la alegría en el cielo (vv. 8-14). Para él no hay una división entre el mensaje de los ángeles y la adoración de los pastores, sino una división teológica entre la encarnación, que lleva consigo la miseria y la muerte, y la palabra de gozo que este nacimiento aporta a la fe. Lutero marca claramente las diferencias entre la tierra y el cielo, entre la historia y la palabra, y entre el acontecimiento y la interpretación.

Dios procuró que fueran los ángeles los primeros en pronunciar un sermón cristiano para que los pastores, o sea, nosotros, creamos, no con la convicción de la inteligencia, sino con la fe del corazón.

Samuel Almada, en el Encuentro Exegético-Homilético 21, ISEDET, Buenos Aires, diciembre de 2001.


Isaías 62.6-12

Como Isaías será el texto de la meditación, tomamos todo el capítulo. Algunos comentarios ignoran los últimos tres versículos (9-12) con el argumento de que no están unidos temáticamente a 1-9, no forman una unidad literaria y no es claro si cierran el cap. 62 o todo el bloque 60-62. Otros en cambio consideran los v. 8-9 como fuera de lugar y ven paralelos entre 1-5 y 6-7.10-12.

Este capítulo es parte del llamado Trito-Isaías, formado por poemas adosados al Proto y a Déutero-Isaías posiblemente durante el imperio persa (siglos V-IV antes de la era común). Como se trata de poemas y no hay datos en tercera persona ni auto-biográficos, no sabemos nada del profeta; de hecho, ni siquiera sabemos si se trata de un profeta o un poeta, un varón o una mujer. Por convención hablaremos de “el profeta”.

Repaso exegético

A primera vista hay una estructura en dos secciones; en ambas los primeros elementos son más claramente paralelos:

1a no me callaré ----- 6 no se callarán (los guardias)

1b hasta que ... ----- 7 hasta que ...

2b-4a nuevo nombre de Jerusalén ----- 11 viene la salvación

4b-5 Dios regresa a su pueblo ----- 12 nuevo nombre de Jerusalén

Westermann explica esta estructura a partir del bloque 60-62: “el c. 60 es el lamento a causa de los enemigos (contrarrestado por la fila de naciones que vienen a Sión); el c. 61, el lamento en primera persona plural (contrarrestado por la construcción de Sión y la restauración de su honor); y el c. 62, el cargo contra Dios. Está contrarrestado, en el medio del capítulo, por la proclamación de que Dios ha regresado de nuevo a su pueblo elegido...” (p. 373). El adverbio ‘ad, hasta, es el que aparece en numerosas lamentaciones cuando el pueblo le pregunta a YHWH hasta cuándo durará su desgracia.

v 1. la voz habla en 1ª sing. y no se puede determinar si se trata de YHWH o del profeta. Se habla de Jerusalén/Sión en 3ª sing. fem., por tanto no es ella quien habla. La idea de no callarse puede interpretarse, a la luz de otros textos bíblicos, tanto en boca de Dios como de una persona. Lo mejor en mi opinión es concentrarse en los temas que contiene o ver el poema como un canto antifonal.

La idea expresada por este versículo es que una vez que Jerusalén ha experimentado la justicia de Dios, debe ser a su vez antorcha o luz para otros pueblos, cumpliendo así su vocación.

v 2-5. son una ampliación del tema del 1, la necesidad de hablar de Jerusalén y su justicia. Se usan las imágenes de la devastación sufrida durante el exilio para decir “nunca más sucederá”, la diadema o corona real, el nuevo nombre que indica una nueva identidad y la del novio y la novia. Todas ellas indican algo cualitativamente nuevo, diferente del sufrimiento del exilio, del cual evidentemente quedaba memoria en el pueblo.

v 6-7. el verbo está en perfecto, indicando una acción ya terminada: he puesto. Sea que continúa hablando el profeta o que antes hablaba YHWH y ahora el profeta, llama la atención la exhortación a los guardias o a Jerusalén toda a no dejar que YHWH se olvide de sus promesas.

Whybray está en lo cierto cuando indica que acá la imagen es la del secretario (mazkir, causativo de zakar, el que hace acordarse) del rey, que le recuerda su agenda. En este caso, le recuerda que Jerusalén debe ser restaurada. En ese caso, conviene traducir el v. 6 “en cuanto a (reconstruir) tus murallas, Jerusalén, he puesto oficiales (responsables de recordármelo)”.

v 8-9. de nuevo en estos vs. se hace problemático determinar dónde cambian las voces de Dios y humanas.

YHWH ha jurado no volver a permitir que (como había sucedido en el exilio en el siglo VI) el producto de la tierra fuera consumido por los enemigos. Al contrario, ahora serán sus pobladores/as quienes disfrutarán de ellos y además darán gloria a Dios por ellos. Posiblemente la idea sea la de las ofrendas de acción de gracias que se acercaban al altar al comienzo de la cosecha.

Esta promesa sintetiza de modo muy bello el concepto de shalom, de “paz”: abundancia, plenitud en la propia tierra y en la presencia de Dios (aunque hay quienes notan que esta expectativa es mucho más modesta que la expresada en el II Isaías).

v 10-12. como se dijo antes, algunos comentarios consideran estos vs. una serie de imágenes y frases tomadas del Déutero-Isaías sin conexión entre sí ni con 62.1-9. Es cierto que los temas y los términos provienen de aquella parte del libro (c. 40-55), pero no es cierto que no tengan relación con el 62.

Comentario

El libro de Isaías es muy difícil si uno trata de entenderlo cronológicamente (no es el único, de todos modos). La sucesión de poemas agregados a un núcleo supuestamente histórico hacen dicha empresa imposible. La cuestión es leerlos como poesía, como oración, como reflexión de una comunidad que pasó por una de las experiencias más traumáticas, fue depurada y encontró una segunda oportunidad de volver a la tierra y allí reencontrarse con la tradición y con Dios. Pronto, sin embargo, muchos de los antiguos problemas resurgieron, como también nos pasa a nosotros/as, como pueblo e individualmente.

Este capítulo habla de un tiempo en el cual, aparentemente, las murallas de Jerusalén todavía no habían sido reconstruidas. En todo caso, lo que sí es seguro es que “Jerusalén” en tanto pueblo redimido, reconstruida o no, debe aprender a vivir su salvación como luz para otras naciones también y debe recordarle a Dios constantemente sus promesas. Aquí se podría hacer una evocación de las bodas de Caná, donde María también cree necesario indicarle a Jesús la falta de vino y si bien Jesús parece rechazar esta intromisión, termina haciendo el primer signo –y uno muy promisorio– que tiene que ver con esos frutos de la tierra que se comparten en alegría y acción de gracias. La imagen de la boda (novia y novio) es otra conexión utilizable entre ambas lecturas.

Es muy importante notar y hacer notar en la predicación que este texto ya habla del nuevo pueblo de Dios, de la salvación y la restauración que Dios hace posibles; la salvación no es patrimonio exclusivo del Nuevo Testamento, sino que Israel la viene experimentando desde antes de Jesús. El NT hace visible esa gracia en la encarnación y además hace posible la misma para gente como nosotros/as que provenimos del mundo no judío, del mudo gentil o pagano. ¡Justamente gracias a “Jerusalén” (no a la ciudad ni al sionismo, sino al pueblo salvado por Dios, que puede ser reconstruido) conocemos la luz de Dios!

También es muy posible que este poema condense la experiencia de quienes NO veían Jerusalén reconstruida, a pesar de todo lo prometido. Si leemos al profeta Hageo y los libros de Esdras y Nehemías, veremos que con el retorno de los exiliados a Judea surgieron grandes tensiones y luchas. En efecto, un grupo, con fuerte apoyo imperial, reconstruyó sus casas pero no el templo; otro grupo se convirtió –¡de nuevo!– en esclavo de sus hermanos por las deudas acumuladas. En este caso, estos cantos tienen que haber mantenido la esperanza de los más pobres y desprotegidos, de que, aunque más no fuera por sus propias oraciones y recordatorios, no dejarían que YHWH se olvidara.

Predicación

  • La vocación profética es la vocación del moscardón que clava el aguijón: nunca cesa de anunciar, de movilizar, de cuestionar, de recordar ... ¡aun a Dios!
  • Sea este un poema o un oráculo, está incluido conscientemente en un libro profético. Por tanto, está justificado leerlo desde la tradición profética. Hace falta, sin embargo, explicar la situación socio-histórica de la comunidad post-exílica.
  • Isaías 62 llama a mantener la esperanza a pesar de todas las dificultades, a mantener una visión/meta hacia la cual caminar
  • Aquí cada predicador/a deberá elegir según su comunidad y su preferencia. Se puede tomar y desarrollar alguna de las diversas imágenes usadas en este capítulo (rey, corona, novio y novia, ciudad reconstruida, ofrendas, etc.); o se puede reflexionar sobre la misión de los/as salvados/as (Jerusalén) en ser luz para las naciones; o se puede tomar una situación pasada (“devastada”, “rechazada”) y recordar o imaginarse (según esa situación se haya revertido o no) cómo Dios, igual que en Isaías 62, nos devuelve la salvación, la luz, la alegría, la tierra, el shalom.
Mercedes García Bachmann, en el Estudio Exegético-Homilético 46 del ISEDET, enero de 2004.


Introducción a Tito y las tres epístolas pastorales

Timoteo y Tito

Fue en el verano del 49, pocos meses después de la disputa habida entre Pablo y Pedro (Gál 2.11s) y Bernabé (Hch 15.36s), cuando el apóstol de los gentiles, que se había quedado aislado en Listra (Hch 16.1ss), le fue dado como un don del cielo el hombre que con más desinterés que nadie (Fil 2.20ss) iba a estar unido a él hasta su muerte, en comunidad de creencias y con toda lealtad. Aquel hombre fue Timoteo.

Timoteo, de unos 20 años de edad (véase 1 Tim 4.12), acompañó a Pablo y a Silas como auxiliar en sus tareas misionales; pero en seguida el apóstol le confió encargos independientes y de importancia (1 Tes 3.1s; 1 Cor 4.17; 16.10s; Hch 19.22; Fil 2.19s). Timoteo es citado como corredactor en seis epístolas (1 y 2 Tes, 2 Cor, Fil, Col, Flm). Acompañó a Pablo en el viaje a Jerusalén al cabo de su tercer recorrido misionero (Hch 20.4) y luego permaneció próximo al apóstol durante su primera cautividad en Roma (Col 1.1; Flm 1); etc.

Tito, al parecer de la misma edad que Timoteo (Tit 2.6s), nos es conocido gracias a cuatro cartas paulinas solamente (Gál, 2 Cor, Tit, 2 Tim); los Hechos de los apóstoles no lo citan de manera notoria. Era gentil de nacimiento (Gál 2.3), convertido por Pablo (Tit 1.4) se encuentra por primera vez en el 48 como miembro de la comunidad de Antioquía y acompañante del apóstol en su viaje al encuentro apostólico (Gál 2.1); así pues, fue colaborador de Pablo antes que Timoteo.

Cuando el tercer viaje misionero, fue Tito quien los llevó a los corintios la “epístola lacrimosa”, el ultimátum del apóstol, y trajo nuevamente a la lealtad gracias a su hábil proceder a aquella comunidad ya casi perdida (2 Cor 2.13s; 7.13s; 8.6; 12.17s). Como portador de la segunda epístola a los corintios preparó después definitivamente la venida del apóstol (2 Cor 8.6, 16-24). Solo años más tarde vuelve a encontrárselo en Creta, según la epístola a Tito, donde Pablo lo había dejado para que organizase la joven iglesia cretense (Tit 1.5). Poco antes de la muerte de Pablo marchó a Dalmacia, probablemente por encargo suyo (2 Tim, 4.10).

Según la tradición murió a los 94 años de edad, en Gortyna (Creta), siendo obispo de la isla.

La singularidad de las epístolas pastorales

va indicada acertadamente ya en ese mismo apelativo: “pastorales”. Constituyen instrucciones y escritos sobre “cura de almas” dirigidos a pastores y pastoras de la iglesia, un caso único en toda la Biblia. Estas epístolas tratan sobre las obligaciones de las personas que cumplen un ministerio, sobre la recta manera de predicar, sobre el buen orden en la vida al servicio de Dios dentro de las comunidades, sobre el uso de la dirección de la iglesia y la disciplina en la asamblea, sobre el cuidado de las personas de las congregaciones y cuando se trata de descaminados, sobre toda debida prestación en materia de asistencia y consejo. En suma, posee importancia para todos los ministros y ministras de la iglesia en cualquier época.

Pero el calificativo de “pastorales” no agota su contenido. Las cartas son más que escritos personales: hablan a la vez a las comunidades. 1 Tim y la epístola a Tito contienen los más antiguos ordenamientos de la vida eclesial sobre fondo evangélico. Regulan la distribución de los ministerios eclesiales y fijan lo que se debe exigir a los ministros. Dan instrucciones para el comportamiento de los miembros de la comunidad, tanto en el servicio de Dios como en la vida diaria. Regulan el deslinde respecto a los maestros de doctrinas erróneas.

Por último, diré que el singular valor de estas tres epístolas ser apoya sobre el hecho de que, aun en el caso de su autenticidad parcial, son los últimos escritos del gran apóstol. Esto vale particularmente para la segunda epístola a Timoteo, vigoroso testamento de Pablo, al encuentro ya del martirio.

El problema de su autenticidad

Las consideraciones contrarias a su autenticidad se fundamentan esencialmente en cuatro observaciones:

Primera: faltan en el Canon de Marción (hacia el año 150), lo que hemos de fundarla más bien en que Marción las rechazaba; y en el códice paulino P 46, el más antiguo de los que han llegado hasta nosotros, escrito hacia el año 200, pero es porque se han perdido las siete hojas primeras y últimas. Y ciertamente la más antigua de las colecciones de las cartas pauilinas pudo haberse limitado a recoger las que iban dirigidas a las comunidades.

Segunda: consideraciones que se refieren a la peculiaridad religiosa y teológica de las ep`sitolas pastorales. Estas epístolas acentúan más que las restantes la “sana doctrina” de la iglesia (1 Tim 1.10; 2 Tim 4.3; Tit 1.9: 2.1, etc); la palabra “fe” se acerca repetidas veces al significado de “doctrina de la fe” (1 Tim 4.1,6; Tit 1.13): la fe pasa a ser un creer rectamente. Por otro lado, la “obra buena” ocupa en estas epístolas un espacio mayor de lo que era habitual en Pablo (1 Tim 2.10; 5.10; 6.18; 2 Tim 2.21; 3-17; Tit 2.14). Ambas consideraciones parecen apuntar a una redacción en época post-paulina: la Iglesia se consolida, tras las agitaciones de los primeros momentos; su doctrina comienza a configurarse con magnitud robusta, su ética se hace “civil”…

Pero esta consideración no hace justicia plenamente al peculiar carácter de las cartas pastorales, cuyo principal fin era la ordenación de la vida eclesial por la edificación interior y por la lucha contra los sectarios. Por lo que toca a las “buenas obras” diré que no faltan alusiones a ellas en las epístolas anteriores (2 Tes 2.17; 2 Cor 9.8; Rm 2.7; 13.3; Col 1.10; Ef 2.10) y de ninguna manera pueden entenderse en el sentido de justificación por las obras.

La diferencia se manifiesta también en la cristología, que en las pastorales se contacta más bien con la predicación primigenia más que en las restantes cartas, lo cual se explica en oparte por a cita en las pastorales de dichos y fórmulas enérgicamente acuñadas y en gran  número (1 Tim 1.15; 2.5s; 3.16; 6.13; 2 Tim 2.8; Tit 1.1-4; 3.4-7).

Tercera: Más graves que las otras son las consideraciones basadas en su estilo y su léxico. Falta toda una serie de palabras y giros propios de Pablo; pero ante todo, aparecen 306 palabras nuevas que no se encuentran en los anteriores escritos de Pablo (por ejemplo, “piedad”, “piadoso” trece veces, “sana doctrina”, “prudencia”) y por el uso elevado del lenguaje diario del mundo helenista, con el de la doctrina judeo-helénica de la sabiduría, y con el estilo cortesano.

Pero no se debe sobrevalorar la importancia de la estadística en el léxico. Todas las cartas paulinas acusan peculiaridades lingüísticas; por ejemplo, en la epístola a los Romanos se encuentran 261 palabras nuevas. En el caso de las cartas pastorales, muchas de estas cosas se explican por su peculiar carácter: una ordenación de las comunidades se sirve necesariamente de otras palabras y de un estilo más objetivo; por ser un escrito sobre cura de almas, que de por sí parte más vigorosamente de formulaciones tradicionales. Además la lucha contra la gnosis obliga al empleo de su terminología (así en 1 Tim 1.4; 6.20; Tit 1.16) y a la formación de un vocabulario polémico.

Cuarta: la más grave de todas, que Pablo se hallaba en estrechas prisiones cuando se redactaba la 2da carta a Timoteo, encadenado y tratado como un malhechor (2 Tim 2.9). si nos imaginamos las condiciones en las cárceles de la antigüedad –hacinamiento de reclusos, falta de luz en las celdas, suciedad insoportable, con mortalidad entre la población penal que fue tema de enérgicas quejas– y pensamos que la redacción de una carta de la longitud de 2 Tim requería para la antigua técnica de la escritura, no horas sino días de penoso trabajo, tendremos que calificar como extraordinariamente improbable que Pablo haya escrito de su puño y letra en la prisión esta carta ni ninguna de las otras dos epístolas pastorales.

Pero se ha de admitir ya para las diez primeras epístolas una participación en su redacción por parte de los compañeros de fatigas de Pablo, que sobrepasa lo puramente técnico. Y la redacción de las cartas pastorales hay que imaginársela de manera análoga: fueron escritas por encargo de Pablo, basándose en indicaciones orales precisas y con  la continua colaboración del apóstol. Y desde luego, puede contarse además con la posibilidad de que Pablo concediese a su secretario en estas últimas epístolas, un margen de libertad mayor que en las precedentes.

Lo definitivo sigue siendo esto: la figura del gran apóstol de los gentiles se halla también detrás de estas cartas, como creador además de inspirador.


Tito 3.1-8 – Postura respecto a las autoridades y a las demás personas

Vs 1 - El modo cristiano de vivir respeta a las autoridades imperiales como a las ciudadanas –pese a ser jerarquías paganas–  (cf Rm 13.1s), y también incluye la obligación de promover enérgicamente el bien común civil.

Vs 2 – Cada cual debe acreditarse como discípulo de Jesús, también respecto a su entorno pagano –por más que éste ofendiese a los miembros de las comunidades con calumnias, odios, mofas e injusticias personales–, no respondiendo con injurias, siendo hijos e hijas de la paz y soportando las injusticias.

Vs 3 – por  cierto que semejante tolerancia solamente es posible con mucha humildad y profundo conocimiento de uno mismo y por agradecimiento de ser miembros de la familia de Dios a quienes él concedió la gracia (vs 4-7). Todavía hace muy poco tiempo sobre los cristianos cretenses, recientemente convertidos, reinaba igual alejamiento de Dios en sus mentes y voluntades, la misma pecaminosa concupiscencia y egoísmo en su conducta.

Vs 4-7 – (los siguientes vs 4-7 son, como permite suponerlo la fórmula introductoria del vs 8, una cita posiblemente de un himno de alabanza, que agradecía a Dios la gracia de la fe expresada en el bautismo; su estilo va construido sobre la primera persona del plural. La antítesis contenida en el vs 5 sería una interpolación de pensamientos fundamentales de la predicación paulina, pues en 2 Tim 1.9 encontramos también en una cita, una explanación que corresponde exactamente a ésta.

Vs 4 – Este milagro divino –así canta la comunidad– comenzó con el nacimiento de Cristo y su muerte en la cruz. Su venida representa el giro de la historia de la humanidad. Pues en él se manifestó, como luz resplandeciente en las tinieblas, “la bondad y la afabilidad de Dios, nuestro Salvador”. Palabras solemnes –tomadas del modo de expresarse cortesano, recordemos que es una cita, con material ya preexistente– del himno primitivo. Esta “bondad y afabilidad de Dios” representa además el giro para toda vida cristiana verdadera.

Vs 5 – La bondad de Dios nos ha arrancado de la perdición sin nuestra intervención, solo por su misericordia. Este pensamiento básico de la teología paulina es destacado con toda viveza. La salvación nos fue concedida en el “baño del renacimiento”. La evocación del bautismo que ocurre por primera vez en Tit 3.5, se explica porque ya el judaísmo enseñaba que el prosélito era en la conversión igual “a un niño recién nacido”, era como “creado nuevamente”. Y esta comparación la tomó el cristianismo: la obra del Espíritu Santo hace “nuevas criaturas” (Gál 6.15; 2 Cor 5.17); “niños recién nacidos” (1 Pe 2.2); “ser nuevamente engendrados” (Sant 1.18; 1 Pe 1.3, 23; Jn 1.12; 3.3-8; 1 Jn 3.9s; 5.18).

Vs 6 – Que Dios “derramó opulentamente sobre nosotros por Jesucristo nuestro Salvador”, excluyendo con eso una vez más toda obra humana; no existe ningún renacimiento que sea obrado por los seres humanos.

Vs 7 – Pero esta gracia de Dios es aún mayor: contiene la justicia y la reconciliación y la herencia de la vida eterna, gracias a la muerte representativa que Jesús alcanzó para nosotros.

Vs 8 – “Esta es palabra fiel”: justificados en esta fe por la gracia de Dios, ahora podemos ocuparnos en las buenas obras, que ciertamente revierten sobre todas las personas: salvación de todo el ser humano, salvación para toda la vida, personal, familiar, comunitaria y política, frente a gobernantes y autoridades, amables para con toda la gente (vs 1 y 2).

Jeremias Joachim, biblista luterano alemán,1900-1979. Epístolas a Timoteo y a Tito, Ediciones Fax, Madrid, 1970. Resumen y adaptación de GBH.


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