Recursos para la acción pastoral

La visión de Isaías. Una estrategia ecuménica para la evangelización congregacional.

Hay tres elementos en esta estrategia ecuménica.

1) La congregación local, en compañerismo con otras personas, busca realizar el programa de Isaías.

¿Cuál es el programa de Isaías? Es un programa con objetivos claros y concretos. Ese programa especifica que:

• los niños no morirán;
• los viejos vivirán dignamente;
• los que construyan casas vivirán en ellas;
• los que planten viñedos comerán sus frutos.

Isaías 65.20-23

Nuestra intención es involucrarnos con la gente, trabajar juntos para realizar el programa de Isaías y, en ese proceso, presentar un cristianismo con sentido a gente que no está interesada en Jesucristo.

El mensaje que queremos comunicar a nuestros prójimos es el siguiente: “El Dios en el que creemos es Aquel que protege a los niños, otorga poder a los ancianos y camina lado a lado con los hombres y mujeres trabajadoras. Como cristianos, queremos actuar de la misma manera. Creemos que ustedes comparten esta misma intención. Por tanto, unamos nuestras manos en este esfuerzo.”

2) Una invitación al culto

A los niños, ancianos, hombres y mujeres trabajadoras con quienes obramos como cristianos y a todos aquellos que comparten el programa de Isaías, les invitamos a rendir culto y adorar a Dios con nosotros.

Nuestra intención es la de poner en contacto con una experiencia de la comunidad cristiana a nuestros compañeros y compañeras en esta búsqueda de la realización del programa de Isaías. Para que puedan saborear desde adentro, por así decirlo, lo que esa experiencia significa.

Por eso decimos a nuestros prójimos: “Realizar el programa de Isaías es una tarea sumamente difícil: ¡hay tantas necesidades y tantos problemas! Alguna que otra vez tenemos que hacer una pausa: necesitamos reunirnos para compartir nuestras preocupaciones, para celebrar y orar, para buscar la fortaleza que nos permita seguir adelante. Para adorar a nuestro Dios. ¿Les gustaría unirse a nosotros? Sepan que son más que bienvenidos.”

3) Una invitación al discipulado

Los compañeros que están involucrados en el proceso de buscar la realización del programa de Isaías, alcanzarán una cada vez mayor comprensión los unos de los otros. Se desarrollarán entre ellos y ellas la confianza y la amistad. Y llegarán las oportunidades para que los cristianos inviten a los que no lo son, a considerar el llamamiento que Cristo les hace.

Nuestra intención es la de desafiar a nuestros compañeros para que sigan a Jesucristo y hagan parte de la comunidad de fe.

Buscaremos la oportunidad de decir a nuestros prójimos: “Ustedes están invitados a ser discípulos de Jesucristo. Sea usted alguien o nada, rico o pobre, poderoso o carente de poder, está invitado a ser amigo de Jesucristo y a entrar en la fraternidad de la iglesia. Usted está llamada o llamado a un cambio radical: tome su cruz y siga, junto con nosotros, a Jesús. Nosotros somos gente ordinaria llamada a hacer cosas extraordinarias con Dios.”

El compañerismo, el culto y el discipulado son los tres elementos que, conjuntamente, constituyen la estrategia de evangelización ecuménica para la congregación local.

Esa secuencia, por cierto, es relativa. Uno cualquiera d estos tres elementos puede ser el punto de entrada para el esfuerzo evangelizador. Aunque ellos representan aspectos diferentes de la misión, en la vida de una congregación local los tres elementos confluyen en una sola expresión de testimonio, al margen de cuán imperfecto o vacilante ese testimonio pueda ser. No hay una única forma de evangelizar. Dios ama y se acerca a cada individuo en su propia y única manera divina, ya la vez en formas diferentes. Es verdad que el Hijo es el único camino al Padre, pero hay muchas maneras de llegar a Jesucristo.

Una comunidad ortodoxa en Norteamérica comenzó su expansión evangelizadora con el culto, invitando a sus vecinos a las oraciones litúrgicas. A esta invitación le siguió un elemento de compañerismo con la fundación de una clínica de salud comunitaria. Los nuevos adoradores participaron en el programa, tanto en calidad de ayudantes como de beneficiarios. Este compañerismo llevó a que se comprometieran con la iglesia y con la misión, es decir, a un compromiso con el discipulado. De este proceso de evangelización dan testimonio iglesias de muy diferentes denominaciones. Primero, las personas viven un encuentro con la fe de una comunidad cristiana y después experimentan y se apropian, de manera personal, de la fe.

Por otra parte, un proceso igualmente auténtico de evangelización comienza a menudo con la conversión del individuo fuera de una comunidad cristiana y avanza hasta la incorporación de esa persona en una congregación local. En este caso, el discipulado antecede al culto y al compañerismo.

Aunque a partir de esta comprensión de la libertad y soberanía del Espíritu Santo reconocemos que la secuencia que seguimos en esta estrategia es solo relativa, ello no significa que se arbitraria, porque está basada en cierta lógica. La estrategia constituye una respuesta a una muy sutil realidad contemporánea en la que muchos hombres y mujeres, jóvenes y viejos, pobre y ricos parecen ser capaces de manejar razonablemente bien sus vidas sin Jesucristo: es entre esa gente que la congregación local vive y realiza su ministerio.

Ayudar a nuestros hermanos y hermanas a prepararse para la muerte es una tarea pastoral irrenunciable. Enfrentar el misterio del más allá en serena confianza en nuestro salvador resucitado, sin fuegos artificiales pero sin amargura, sin oropeles fantasiosos pero sin miedo. Y lo hacemos preparando siempre la vida del más acá, en la solidaridad y en la comunión con quienes más nos necesitan.

“Nosotros somos como una casa terrenal, como una tienda de campaña no permanente, pero sabemos que si esta tienda se destruye, Dios nos tiene preparada en el cielo una casa eterna, que no ha sido hecha por manos humanas… Por eso tenemos siempre confianza…” 2a carta a los Corintios 5.1-2, 6.

Raymond Fung, La visión de Isaías. Una estrategia ecuménica para la evangelización congregacional. Consejo Mundial de Iglesias. Editado por CLAI, 2003.