Vasijas de barro – 27 de mayo

27 May 2021
en Espiritualidad y devoción
Vasijas de barro – 27 de mayo

Paz y bien amada hermandad, que el Santo Espíritu sea con ustedes sosteniéndoles e impulsándoles con su tierna presencia en toda buena obra.


Nos dice el Evangelio de Marcos en su capítulo 4, versos 21 y 23. (DHH)

También les dijo: «¿Acaso se trae una lámpara para ponerla bajo un cajón o debajo de la cama? No, una lámpara se pone en alto, para que alumbre. De la misma manera, no hay nada escondido que no llegue a descubrirse, ni nada secreto que no llegue a ponerse en claro. Los que tienen oídos, oigan.»


Iluminados por la Palabra:

En la persona de Jesús hemos sido invadidos por la gracia, tenemos el privilegio de haber escuchado la Palabra del Señor y también somos testigos de más de dos mil años de vida cristiana. Tenemos la vocación de gritar desde los techos que el Señor vive, de hacer participar a todos y todas en el misterio del Reino de Dios. También nuestra tarea consiste en hacer brillar la lámpara en medio de tantísimas situaciones de desesperanza, desánimo y quebrantamiento de la vida.

Somos convocadas y convocados a colaborar esparciendo a manos llenas la semilla de Esperanza y vida plena y abundante en todo tiempo y lugar.


La Palabra se hace oración:

¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé!
Y ves que tú estabas dentro de mí y yo fuera,
y por fuera te buscaba;
y deforme como era, me lanzaba sobre estas cosas hermosas que tú creaste.
Tú estabas conmigo, mas yo no estaba contigo.
Reteníanme lejos de ti aquellas cosas que, si no estuviesen en ti, no serían.
Llamaste y clamaste, y rompiste mi sordera;
brillaste y resplandeciste, y fugaste mi ceguera;
exhalaste tu perfume y respiré, y suspiro por ti; gusté de ti, y siento hambre y sed;
me tocaste, y abraséme en tu paz […]
¡Oh eterna verdad, verdadera caridad y cara eternidad!
Tú eres mi Dios, por ti suspiro día y noche.
Y cuando te conocí por vez primera, fuiste tú quien me elevó hacia ti
para hacerme ver que había algo que ver
y que yo no era aún capaz de verlo

Agustín de Hipona, Las confesiones

Abrazo cálido y sereno en Cristo Jesús.

Pastor Américo Jara Reyes
Obispo

Compartir