Paz y bien amada hermandad.
Mi oración y anhelo de que el Señor agracie y respalde el tiempo de cuaresma, que se abre en nuestra caminata de fe y esperanza.
“Sin el aliento de Dios, somos polvo. Al borde de la Cuaresma, el Miércoles de Ceniza nos ayuda a recordar lo que está en juego en nuestras propias historias de vida y muerte”. Carolyn Arends
La imposición de las cenizas en el inicio de la liturgia de la penitencia, viene a recordarnos nuestra condición humilde y el carácter transitorio de nuestra vida comparada con la eternidad de Dios.
Cuando el orgullo, la prepotencia y el egoísmo nos dominan, debemos recordar nuestra mortalidad, que fuimos creados del humus y que a ese humus volveremos.
La conversión es la condición para entrar, recibir y acoger el reino de Dios. Y se requiere por lo tanto un cambio de camino, de mentalidad, de forma de vivir, de pensar, de creer, de amar.
Todas las dimensiones de la vida están impelidas a ser transformadas por el amor y la gracia de Dios que se dan cita en Jesús.
El seguimiento de Jesús inicia con la conversión de cada día para entrar, recibir y acoger el reino de Dios.
Amada hermana y amado hermano que la ruaj de vida plena sea sobre nuestras vidas y ministerios.
“Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad.” 1 Cor. 5: 8
Abrazo cálido y sereno.
Pastor Américo Jara Reyes
Obispo