Reenfocando nuestra visión

01 Jul 2025
en Episcopado
Reenfocando nuestra visión

Pero Jesús los llamó, y les dijo:

–Como ustedes saben, entre los paganos los jefes gobiernan con tiranía a sus súbditos, y los grandes hacen sentir su autoridad sobre ellos. Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que entre ustedes quiera ser grande, deberá servir a los demás…”

Mateo 20: 25-26

Desde bien pequeña una de nuestras hijas venía confrontando serios problemas con sus ojos, específicamente con su visión. Le costaba más ver de lejos y tenía que cerrar los ojos y ponerse tipo “chinito”, para ver la pizarra en la escuela o ver algo que estuviera a la distancia. Y no nos habíamos dado cuenta.

Pero pasado un tiempo nos dimos cuenta de la situación. El oftalmólogo diagnosticó una miopía muy avanzada y astigmatismo, que la obligó a usar lentes desde entonces.

Quiénes sufren miopía sabrán que, sin los anteojos, todo estaría borroso y no distinguirían quién es quién, porque con la miopía no es que no veas, sino que lo ves como desenfocado, y tienes que ponerte los lentes para poder enfocar de nuevo las cosas y verlas bien hasta en todos sus detalles.

Nuestra visión de las cosas suele llevarnos a poner delante lo que debe estar detrás. Entonces le damos prioridad en nuestras vidas a lo que no debería serlo, y sustituimos lo primordial por lo secundario… y cuando eso nos sucede, sin darnos cuenta, habremos perdido el rumbo, la dirección, el propósito.

Y Dios viene entonces a reenfocarnos: a corregir, arreglar nuestra visión de las cosas, para que volvamos a entrar en sus caminos y darle prioridad a lo que realmente es importante.

¡Esto fue lo que le pasó a Jesús con sus discípulos!, especialmente en este pasaje.

Discípulos “Desenfocados”

Y no sólo desenfocados, sino también equivocados y perdidos con relación a Jesús, a su Maestro y Señor, a lo que verdaderamente Él había querido traer a esta tierra, a este mundo, a esta gente. Lo que Jesucristo venía a ofrecernos no era ni es dinero, ni cosas materiales ni reinos de este mundo.

…Entre ustedes no debe ser así”. ¡Esta frase ya lo dice todo! Aunque ustedes vean que en el mundo se hacen así las cosas, y mucha gente lucha y hasta mata por tener y gozar ciertos privilegios y posiciones que les den y les garanticen tener dinero y recursos en abundancia a su disposición, “entre ustedes no será así”. ¡Corrección de la visión desenfocada!         

Guía como servidor, aquel que reconforta…

El liderazgo en la iglesia –y ojalá en todo el mundo– debería dar paso a un modelo basado en el consenso y la colaboración.

Hay que apuntar a una lideranza que podemos denominar de co-inspiración.

Somos invitados a desprendernos de conceptos y actitudes que nos atrapan en nuestro modo de relacionarnos. Y por ello más que hablar de líderes habría que redimensionar y revalorar los roles de guías o facilitadores, o parteras y parteros según la propuesta del maestro Sócrates.

Fortalezcamos un modelo de participación donde el consenso y la colaboración sean los elementos principales. La co-inspiración –especialmente en la misión cristiana, misión de Dios– es un proceso capaz de generar ciertas ideas y acciones, con el fin de obtener un resultado que se va “haciendo camino al andar”. En definitiva, ser portadores de la integralidad del Evangelio que nos regala Jesús.

Se pueden dominar muchos y excelentes recursos de dirección, pero si no están conectados con el amor, el amor que nos alberga de nada sirve. Cuando lo que irradia una persona no se caracteriza por el amor, no puede ganarse a sus colaboradores y acompañantes, ni para sí mismo, ni para sus metas.  El amor es la condición previa para que la dirección tenga éxito.

Mi deseo para todos y todas es que con nuestra tarea las comunidades se orienten, abran sus ojos a la belleza interior y a la verdadera riqueza del ser humano. Finalmente, espero que seamos capaces de despertar en nosotros y en quienes nos rodean la vida que Dios nos ha regalado a todos por pura Gracia.

En este camino estamos, para afirmar nuestra identidad y misión, porque estamos tejiendo juntos sueños y esperanzas en favor de la vida nueva y abundante por muchos años más.


“Mi vida entera vibra de alegría,
mi copa rebosa gratitud
hacia el que puso en mi existencia,
sentido y compañía
desde mi juventud.”

F. Pagura.

Te invito a que oremos juntos y juntas: Conviértenos, Señor, y nos volveremos a ti. Haznos escuchar tu Palabra, y te conoceremos. Envía tu Espíritu, y tendremos vida. Condúcenos, y marcharemos por tus caminos. Reúnenos, y envíanos en misión. Amén.


¡Abrazo fraterno/sororal!

Pastor Américo Jara Reyes
Obispo


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