Recursos para la predicación

04 Jul 2024
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Recursos para la predicación
Recursos para la predicación 14 JulioJul 2024

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Marcos 6.14-29 – Presentación de Ricardo Pïetrantonio

“El rey Herodes”

Se refiere a Herodes Antipas. A la muerte de su padre Herodes el Grande en el 4 a.C. fue Tetrarca de Galilea y Perea, donde Jesús desarrolló mayormente su ministerio, en Marcos. Tenía dieciséis años y gobernó hasta el 39 e.c. cuando fue desterrado a Galia.

Según Josefo, su destierro sucedió por causa de la ambición de Herodías que deseaba que él buscase el título oficial de “rey” nominado por el César romano Caligula. “Rey” Herodes, por consiguiente, representa una designación popular en lugar de un título oficial.

La celebración del cumpleaños de Herodes con un banquete ofrecido “a sus magnates, a los tribunos y a los principales de Galilea” (21) brindó a Herodías la oportunidad que buscaba. Su hija, fruto de su matrimonio con Filipo, fue el instrumento.

La petición entristeció a Herodes pero, a causa del juramento y sintiendo vergüenza ante sus invitados “no quiso desairarla” (26). El deseo se cumplió en seguida (27- 28). Herodías triunfó. El lugar en que los discípulos enterraron el cuerpo de Juan es desconocido. En el siglo IV la tumba del precursor era venerada cerca de Samaria.

Lo que Herodes “oyó” eran las diferentes opiniones expresadas públicamente sobre Jesús (6.14b-15). Pero esta explicación interrumpe la escena de la misión de los Doce (6.7-13, 30) y puede indicar el movimiento popular causado por el ministerio de Jesús pero particularmente por la misión de los Doce como representantes en su nombre (cf. 6.30-33). Jesús predica (1.14-15) el arrepentimiento urgente en vista del reino de Dios, y sus curaciones y exorcismos traían totalidad y liberación al enfermo y oprimido. “Uno de los profetas” probablemente se refiere a uno de los profetas del AT que indica la estatura otorgada al ministerio de Jesús.

Estos ejemplos de opinión pública aparecen de nuevo en 8.28 y apuntan de forma consistente al carácter profético de su ministerio. Cada movimiento lo percibe como un hombre de Dios más allá de la respuesta dada a la pregunta por su “ciudad natal” (6.2-3).

Marcos introduce la historia de la muerte del Bautista con un porque explicativo que subordina la conclusión de Herodes, “Juan a quien yo decapité, se levantó de los muertos”. Este relato desarrolla la intriga personal en la corte.

El Bautista acusó a Herodes de matrimonio ilegal basado en la ley de matrimonios prohibidos que específicamente excluía casarse con la esposa del hermano (Lev 18.16; 20.21) salvo la ocasión de un matrimonio de levirato para engendrar hijos a un hermano muerto sin ellos.

Por cumplir con la ley social ante las autoridades el Bautista es un mártir (vea 2 Mac 6.18-31; 4 Mac 5.1–6.3). Sin embargo, la muerte del mártir es causada en última instancia por la intriga de una mujer intrigante. (Herodías desea matar al Bautista como Jezabel a Elías (1 Rey 19.2) Herodías tiene éxito donde Jezabel falla en sus respectivos deseos, pero la conexión de la Iglesia primitiva entre el Bautista y Elías (1.2-3; 9.11-13) hace este paralelo inevitable.

Irónicamente, el antagonista del Bautista se había vuelto su protector (Le guardaba a salvo 20). Marcos lo explica con su tercer porque: “Herodes temía a Juan, sabiendo que era un justo y santo varón”. Hay una conexión entre maniobras políticas y sexo prostituido (ver v.22–23). Quien no crea que existen estos dilemas puede volver su mirada a los sucesos de Catamarca de hace más de diez años (El crimen de María Soledad). Estas cosas suceden en el momento oportuno (21).

El drama se lleva a cabo y la cabeza dada a la muchacha en una fuente. A su vez es entregada a su madre. El círculo se completó. Herodías, que al principio de la historia era la causa del encarcelamiento de Juan, consigue lo que pretendía. El mal parece haber ganado. “Le hicieron lo que quisieron” y harán lo mismo con el Hijo de hombre (9.12-13).

El cadáver decapitado es puesto en una tumba por los discípulos de Juan. De manera similar, José de Arimatea recibirá el cadáver de Jesús de parte de Pilatos y lo pondrá en una tumba (15.46). El papel del “precursor” ha acabado.

El precursor modelo del Mesías en su misión

Uno no se puede extrañar del papel del Bautista como “el precursor” de Jesús en esta historia. En 6:16 Herodes explícitamente identifica a Jesús con Juan.

El lector, sin embargo, sabe que Jesús no es Juan pero uno mayor que Juan cuyo camino el Bautista había preparado con su predicación y su muerte (cf. 1.4-8, 14a; 9.13). La descripción de su muerte anticipa en el lenguaje y en los motivos la propia próxima muerte de Jesús.

Por consiguiente, 6.14-29 no entra como un sonido sordo en medio de la narrativa de Marcos. Juega un papel íntegro en la línea de la historia apuntando de nuevo al rechazo de Jesús dentro de una historia que habla positivamente de su ministerio como llevado a cabo por los discípulos.

Poderes del reino de Dios

6.14-29 La muerte de Juan el Bautista (ver Mt 14.1-12; Lc 9.7-9, 19, 20). El encarcelamiento de Juan fue la señal del comienzo del ministerio de Jesús, de manera que la muerte de Juan fue la señal de cómo terminaría su ministerio. Nos maravilla ver las diferentes maneras que surgieron tratando de comprender el ministerio de Jesús.

Los detalles de un relato tan sórdido no deben detenernos: un profeta valeroso, un rey vicioso, una mujer vengativa, una niña sin vergüenza  y una muerte solitaria. ¿Dónde estaban los poderes del reino de Dios en esta situación? Juan tuvo la tentación de hacer esta pregunta desde la prisión (Mt 11.3).

Sólo podemos contestar a la luz del Calvario, cuando Jesús mismo caminó por la misma senda de un sufrimiento inmerecido por nosotros; ya que la cruz, a pesar de su debilidad aparente, es el poder de Dios que conduce a la salvación (Rom 1.16). Si Jesús anduvo por esta senda, luego todos sus seguidores deben estar preparados para transitar por ella.

Ricardo Pïetrantonio, pastor luterano argentino, en Estudios Exegético-Homiléticos 40, ISEDET, julio 2003. Resumen de GB.


2 Samuel 6 - Presentación de Lucía Hernández y Humberto Jiménez

Traslado del arca a Jerusalén

En los pueblos vecinos de Israel hay narraciones que siguen el mismo esquema que se encuentra en este episodio. Cuando los reyes se llevaban sus dioses a una nueva ciudad real, había una procesión hacia la nueva morada del dios, con cantos, sacrificios y un banquete en el que participaba todo el pueblo. Esto fue lo que hizo David. Después de la derrota de los filisteos y la destrucción de sus ídolos, David debía temer que sus enemigos intentasen apoderarse del Arca, tanto más cuanto que ella estaba cerca de su territorio. Una toma del Arca por parte de los filisteos hubiera sido muy grave por las importancia religiosa que ella tenía para el antiguo Israel.

El Arca era el objeto más asociado con el Dios de Israel en ese tiempo, ya que sobre ella se invocaba el nombre de Yavé Sebaot. En ella estaban las tablas de la ley, la vara florecida de Aarón y maná del desierto; era el lugar donde Yavé se manifestaba. Para trasladar el Arca, David reúne lo mejor de su ejército.

Desde los tiempos de Samuel, el Arca estaba en una residencia privada, en una pequeña ciudad llamada Baalá de Judá. El hecho de colocar el Arca sobre un carro nuevo indica el respeto que se tenía por ella. El carro no debía estar contaminado por un uso profano anterior.

Pero esto no impidió que se violasen algunas reglas relativas al transporte del Arca (cf Nm 4.15; 7.9), cuya transgresión motivó la muerte de Uzá, a quien, por no ser sacerdote aronita, le estaba prohibido tocar el Arca. David se llena de miedo y suspende el traslado depositándolo en la casa de  Obed Edom de Gat. Una tradición posterior, para justificar la permanencia del Arca en casa de un extranjero, atribuyó a Obed Edom una genealogía levítica. David esperaba que no se presentaran ulteriores catástrofes. El plan fue efectivo: Yavé bendijo a Obed Edom y a su casa.

Después de una interrupción de tres meses, al saber que la casa de Oben Edom había sido bendecida por el Señor, David reanudó la procesión. El efod con que David iba vestido era una tela de lino, apropiada para un niño, no para un rey, pues Davis iba escasamente vestido.” En los episodios que narran la entronización del Arca en la capital se percibe la preocupación por presentar al nuevo rey, no solo con los rasgos de un hábil conquistador o de un político prudente, sino, sobre todo, como un hombre profundamente religioso.

Mical, hija de Saúl, no participa en la ceremonia del traslado del Arca. Quizá tenía una actitud de reserva frente al Señor; ella estuvo ligada con el uso de los terafim (1 Sm 15.23, ver BJ) o quizá su afecto por David había disminuido debido a la larga separación y a su matrimonio con Paltiel, de quien tuvo que separarse para volver con David. Durante la procesión con el Arca, David se deja llevar del entusiasmo danzando y saltando delante de ella. Esa actitud fue despreciada por Mical. En su modo de obrar, ella aparece más como la hija de Saúl que como la esposa de David.

Después que el grupo deposita el Arca en el lugar apropiado, David, siguiendo el precedente de Melquisedec, oficia como sacerdote, no solo ofreciendo un sacrificio sino pronunciando una bendición y repartiendo alimentos entre el pueblo (cf Gn 14.18-19). Con el traslado del Arca se unen en Israel dos poderes, el civil o político, y el religioso. No siempre se mantuvo el equilibrio entre estas dos instancias, porque lo político intentó muchas veces llevarse la mejor parte. La intervención de los profetas evitó los posibles excesos.

Habiendo cumplido con sus deberes públicos, David va a bendecir su casa; pero antes de pronunciar una palabra de bendición. Mical, la hija de Saúl, comienza a reprenderlo, porque se había despojado de sus vestiduras delante de las mujeres esclavas servidoras. Lo compara despectivamente con “un cualquiera”. David rechaza las acusaciones injustas de Mical, porque él estaba delante del Señor celebrando una fiesta. El acto festivo de David expresa su alegría por haber sido elegido para gobernar al pueblo. Más aún, por Yavé, David estaba dispuesto a rebajarse todavía más; el pueblo, en cambio, le daría honor.

Este episodio quiere explicar el rechazo de Micas y por qué ella no tuvo hijos. Más que un abandono por parte de David, es la consecuencia de la falta de fe de Mical; es como una maldición que la hizo estéril, separando así a la casa de Saúl de la línea mesiánica del Reino. Por otra parte, vemos cómo se manipula a la mujer por motivos políticos.

El traslado del Arca tuvo consecuencias no solo religiosas sino también políticas para David y su reino. Desde ese momento Jerusalén quedó constituida en capital política y religiosa del reino de David. Con la conquista de la ciudad y la instalación del Arca en medio del pueblo y en el centro político y administrativo del reino, termina una primera etapa en la historia del reinado de David. Para marcar bien la culminación de esta etapa, el redactor pone la “profecía de Natán” y la oración de David (2 Sm 7).

Lucía Hernández Cardona y Humberto Jiménez Gómez, Los libros de Samuel en Comentario Bíblico Latinoamericano, Verbo Divino, Estella, Navarra, 2005.


Salmo 24 – Presentación de Enzo Cortese y Silvestre Pongutá

Se suele clasificar este salmo como una liturgia, que se ubicaría en la entrada del templo o de la ciudad. Se imagina la intervención de diversas personas o grupos. Los vs 1-2 dan la entonación básica del señorío de Dios; los vs 3-6 se suelen comparar con el salmo 15 por la pregunta y la respuesta; los vs 7-10 celebran la entrada de Yavé al templo. Es difícil establecer con precisión el tipo de celebración que resulta de estos tres elementos y su ubicación en circunstancias concretas. Desde luego, el uso del salmo puede concordar con algunas de las grandes fiestas del pueblo antiguo.

Vs 1-2 – El señorío de Yavé

En la entrada de este salmo se proclama una verdad fundamental: Yavé es el creador de toda la tierra y cuanto hay en ella. Por ser el Creador universal, es también el Señor universal con quien todo se halla profundamente relacionado: esta es la fuente primera de toda religiosidad y las otras partes del salmo la tendrán en cuenta.

Vs 3-6 - ¿Quién merece llegar a su santuario?

Se supone la teología de la elección de Dios para cada misión especial, abierta a todo “el mundo y sus habitantes” (v 1). El Señor de toda la tierra se dignó expresarse históricamente en el monte de Yavé, aunque Jesús expresará en la apertura del evangelio que viene la hora cuando ni el monte Siquem ni en Jerusalén se adorará al Padre sino en espíritu y en verdad (Jn 4.20-24).

Con la concepción tan elevada de la santidad de Dios, tiene mucho sentido la pregunta. En el vs 4 se da sintéticamente la respuesta: manos limpias y puro corazón son indicativos de una diafanidad y pureza integral de la persona; si no acude a los ídolos es porque pone su confianza solo en Yavé; si no jura en falso se debe a que todo lo hace delante de Dios y en armonía con sus relaciones.

Aunque no forma parte de la respuesta, se expone en seguida una especie de retribución para quien reúne estas condiciones: podrá contar con la bendición y la justicia de Dios. los términos bendición y justicia se hallan en paralelo sinónimo. El primero insinúa el cúmulo de bienes y favores que provienen de Dios, y el segundo indica la relación de profunda unión y solidaridad de Dios con esta persona. El vs 6 presenta la identidad comunitaria de quienes han hecho la primera pregunta; se trata de un conjunto o comunidad que busca a Yavé y quiere estar en su presencia.

Vs 7-10 – Va a entrar el rey de la gloria

Por las repeticiones, esta parte del salmo adquiere una cierta solemnidad, hay narradores, preguntas y respuestas. En el centro de todo está el anuncio de que va entrar el rey de la gloria, es decir, Yavé. Se pudiera pensar en varios momentos en los que adquiriría mucho sentido: la entrada del arca de la tienda que David preparó; la inauguración del templo de Salomón o del segundo templo. Puede tener sentido también como contenido de alguna de las grandes fiestas en las que se debía hacer peregrinación a Jerusalén o en ocasión de la centralización del culto en tiempos de Josías…

La presentación que se hace de Yavé es muy llamativa: el rey de la gloria, el héroe valeroso, Yavé Sebaot. Todo esto remite a las tradiciones del Éxodo y del Sinaí, y a los contextos de la liberación de la esclavitud de Egipto.

Lectura cristiana

Al creyente cristiano le resulta fácil el reconocimiento y la proclamación del señorío universal de Dios. Ante la revelación y obra de Cristo, el cristiano y la cristiana saben también que ahora deben ser perfectos como el Padre celestial. Si se ve el acontecimiento Cristo como el cumplimiento de las palabras y figuras del AT, el rey de gloria puede entenderse de Cristo resucitado. Al recitar este salmo se pueden decir dos grandes realidades: proclamar la resurrección y entronización del Mesías (aspecto definitivo y trascendente), y anunciar el advenimiento del reino de Dios (aspecto histórico). Por último, al adorar a Dios “en espíritu y en verdad” ya no tenemos templo hecho por manos humanas, sino el templo del cuerpo de Cristo (Heb 9.11-12; Ap 21.1-3) en la nueva Jerusalén.

Enzo Cortese y Silvestre Pongutá, biblistas católicos italiano uno y colombiano el otro, en Salmos, Comentario Bíblico Latinoamericano, Verbo Divino, España, 2007.


Efesios 1.3-14 – Presentación de Iván Efraín Adame

Introducción

La comunidad destinataria de la epístola se muestra como un grupo de origen mayormente gentil (2.11, 3.1), tal vez enfrentando querellas con creyentes de origen judío. Esto daría cuenta del énfasis que se pone en la elección divina (1.4), en la integración de un solo pueblo en Jesucristo (2.14 y ss), y en la unidad (4.1-7) haciendo referencia a imágenes tanto de la religiosidad judía (la circuncisión y el pacto con Israel, 2:11-12; el templo, 2.21; etc.) como de la filosofía y religiosidad helenista (el pleroma, 1.23; el ‘misterio’ de Cristo y del evangelio, 1.9, 3.4; etc.). Tal vez había cuestionamientos en cuanto al ministerio apostólico, por lo que se hace necesario reiterarlo como fundamento de la iglesia (2.20, 3.5), y otras problemáticas referentes a los carismas, apostasía y relaciones familiares (caps. 4-6). Aunque se acepta tradicionalmente una comunidad en Éfeso, debe señalarse que en el texto no es del todo clara la ubicación geográfica de los destinatarios. La indicación “en Éfeso” (1:1) no aparece en importantes manuscritos. Marción la reconocía y titulaba como “a los laodicenses”. Por último, los estudios recientes cuestionan el origen paulino de esta epístola, especialmente por su estilo, contenido y su cercanía redaccional con la epístola a los Colosenses. Esto sin embargo, dicho sea de paso, no menoscaba el carácter canónico y apostólico de la epístola.

Comentario del texto

Esta carta abre con esta amplia y compleja bendición a Dios que ha sido objeto de diversos análisis. En el presente estudio solamente nos enfocaremos a la exposición del trasfondo de dos fórmulas mencionadas en el texto que pueden ser temas homiléticos: la bendición y la elección.

Bendito, bendición: El inicio de la epístola (1.3) tiene similitudes con las aperturas de las epístolas de 1 Pedro (1.3) y 2 Corintios (1.3). Sin embargo el inicio de Efesios se destaca por el triple uso de palabras del campo semántico ‘bendición’: Dios es bendito y él nos bendice con toda bendición espiritual.

(1) Bendito como atributo de Dios: Este uso doxológico es común en el lenguaje paulino (Ro 1.25, 9.5; 2 Co 11.31) y tiene su antecedente en el lenguaje cultual veterotestamentario y judío. En el AT (LXX) se nomina así a Dios haciendo referencia a sus hechos prodigiosos a favor de Israel (Ex 18.10, Sal 67.36) o a favor de alguien en particular (Rut 4.14; 1 Sa 25.32). Este último aspecto es frecuente en los salmos Es notable la frecuencia de esta forma litúrgica en la literatura intertestamentaria. Como ejemplo se cita una porción del “Cántico de los tres jóvenes” (Dan 3.52-54, BJ):

Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres, loado, exaltado eternamente.
Bendito el santo nombre de tu gloria, loado, exaltado eternamente.
Bendito seas en el templo de tu santa gloria, cantado, enaltecido eternamente.
Bendito seas en el trono de tu reino, cantado, exaltado eternamente.

(2) Dios bendice: este actuar corresponde al carácter bendito de Dios. Cuando se dice que Dios bendice, se asocia a la procreación (Gen 1.28, 9:1, 12.2, 17.16, 20, y otros), a la riqueza y prosperidad (Gen 26.12-13, Deut 7.13, 15.4. Este aspecto es particularmente frecuente en Deuteronomio, Job 1.10) y a la protección en general (Deut 2.7, Sal 5.12, Sal 28.9, aspecto más frecuente en los salmos). En el NT se traslada el acto divino de bendecir a la realización de la salvación en Jesucristo (Gal 3.8-9), así Dios ahora bendice a través de él (Hch 3.26).

(3) La naturaleza de las bendiciones: aunque en el AT la bendición divina se corresponde con lo ya dicho sobre la acción de bendecir de Dios (procreación, prosperidad, protección), el NT destaca en especial la relación entre la bendición o bendiciones con la obra salvífica del Evangelio, lo cual puede entenderse como una amplificación del tercer aspecto (la protección). Hay un antecedente literario en el Salmo 21, donde la bendición al rey se asocia con la vida y salvación (vs. 4-6), con la presencia de Dios (vs. 6) que tiene como base la confianza en Dios y su misericordia (vs. 7). En este salmo no parece incluirse la idea de la bendición ni como procreación ni como riqueza. En el texto de Efesios, según lo que viene adelante, las bendiciones espirituales son los efectos de la salvación realizada en los creyentes, y tampoco se relacionan ni con la procreación ni con la prosperidad material. Podemos entender entonces que Pablo al “bendecir al Dios que bendice con bendiciones espirituales” se refiere con énfasis a que Él salva, él protege, él perdona, él da vida.

Elegir y predestinar (1.4, 5 y 11): La bendición de Dios se traduce en su elección. Se recoge en esta expresión la doctrina hebrea del pueblo escogido por Dios. Esta doctrina muestra un desarrollo progresivo, siendo particularmente frecuente en la tradición deuteronomista. Entre otras aplicaciones, se refiere en especial a la elección divina de su pueblo (Deut 4.37, 7.7, 10.15; etc.):

Pero tú, Israel, siervo mío eres; tú, Jacob, a quien yo escogí, descendencia de Abraham, mi amigo. Porque te tomé de los confines de la tierra, de tierras lejanas te llamé y te dije: "Mi siervo eres tú; te escogí y no te deseché. (Isa 41.8–9)

La doctrina está unida al reconocimiento de la santidad de Dios, su amor y la obediencia debida a él. Más adelante la idea derivó en un sentimiento de exclusividad privilegiada, sólo alcanzable por medio de la prueba y/o del conocimiento (de la Torá en este caso). Esta derivación de la doctrina aparece por ejemplo en la comunidad de Qumrán donde la conciencia de la elección conlleva un sentimiento de superioridad frente a los otros pueblos y frente a los “impíos” de su propio pueblo.

La fe cristiana retomó la idea de la elección divina y la aplicó a la iglesia en Cristo, precisando sin embargo la inclusión tanto de judíos como de extranjeros. Esta inclusividad era impensable en la doctrina judía. Pablo acentúa esta polémica al destacar expresamente la distinción entre los verdaderos escogidos de Dios (hablando especialmente de la iglesia gentil) e Israel (Rom 11.5-10). Sin embargo no deja de precisarse que Israel no ha sido excluido definitivamente (11.11-29).

Se mantuvo el reconocimiento del acto de la elección como una muestra del amor de Dios con un compromiso de una vida santa (Ef 1.4 lo expresa: “para que fuéramos santos y sin mancha delante de él en amor”; también Col 3.12, 1 Pe 2.9).

En paralelo con la acción de elegir se presenta la acción de predestinar. El verbo aparece sólo 6 veces en el NT. El término recoge la idea judía del pre-conocimiento que hay en Dios de todo lo que ha de ocurrir:

¿Pero nunca oíste que desde tiempos antiguos yo lo hice, y que desde los días de la antigüedad lo tengo ideado? (2Re 19.25)

Pablo une ambos verbos en su exposición de Ro 8.29-30, “A los que antes conoció [‘pre-conoció’], también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo”. En las dos menciones del verbo en Efesios (1.5,11) se resaltan tres elementos: (1) una figura de la salvación en Cristo: la adopción y la heredad; (2) la indicación que el acto tiene su origen en el favor y decisión de la voluntad divina; (3) la finalidad última de la acción: “ser alabanza de su gloria”.

La bendición y la elección son importantes acciones divinas para bien de quienes están en Cristo y participan de su salvación por gracia. Éstas sin embargo no son acciones que se reciban pasivamente; se traducen en el cumplimiento de la voluntad divina para la gloria de él. La finalidad (“ser alabanza de su gloria”) que se repite tres veces en el pasaje (1.6, 12 y 14), parece una recapitulación de lo dicho por Pablo en Ro 9.22-23, en cuyo contexto también se habla de la libre elección de Dios a favor de quienes él tiene misericordia (Ro 9.18).

Sugerencias homiléticas

  • En la línea de las bendiciones de Dios, puede aprovecharse para precisar el origen y naturaleza de las mismas. Parece ser que la tendencia actual es asociar inmediatamente las “bendiciones” con los beneficios económicos. Se puede señalar que el texto evidentemente no permite esto. Las bendiciones que nos son otorgadas en Cristo tienen que ver con la plenitud de vida que da la salvación, con la protección y auxilio de Dios, con su perdón. La bendición de la salvación puede entenderse como una nueva vida en Cristo, en la cual más que esperar recibir tenemos la posibilidad de dar a otros y otras nuestra atención, cuidado y perdón (no solamente beneficios económicos) que dignifiquen y sean bendición.
  • La línea de la elección se asocia con la anterior al ser presentada como un aspecto de la bendición de Dios. Se puede tomar como base para referirnos a la unidad de la iglesia, destacando que quienes somos parte de ella somos, en conjunto y no sólo individualmente, escogidos y escogidas de Dios. Sin embargo esta designación no debe servir para justificar exclusiones, como ocurrió en el pasado no sólo en Israel sino también entre las iglesias herederas de la reforma, divididas por asuntos doctrinales. Así como la elección de Dios para salvación es inclusiva, nuestro actuar como pueblo escogido de Dios debe ser inclusivo, especialmente de aquellas personas a quienes la sociedad excluye. Esto es el ejercicio del amor de Cristo en nosotros y es parte también de nuestra vida “santa y sin mancha”. Al vivir esto como iglesia estaremos encaminándonos a lograr la finalidad de nuestra elección: “ser alabanza de la gloria de Dios”. Para esto hemos sido predestinados/as.
Iván Efraín Adame, pastor y biblista presbiteriano mexicano, Rector del Seminario de esa Iglesia, en Estudio Exegético-Homilético 76, ISEDET, Buenos Aires, julio 2006.


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