Recursos para la predicación
[bsa_pro_ad_space id=2]
Lucas 2.25-40
Esta historia, repleta de alusiones al AT, refleja la influencia de la presentación de Samuel en el templo (1 Samuel 1-2). Contiene el tercero de los tres cánticos de la etapa preparatoria de la misión pública de Jesús y Juan el Bautista. Luego de los himnos, primero, de la madre de Jesús y luego el de Zacarías, padre de Juan, encontramos el canto llamado de Simeón, uno de los personajes de este relato, junto a la anciana viuda Ana.
Zacarías ha reconocido el rol del niño Juan en la historia de la salvación, y Simeón y Ana dan testimonio del rol del niño Jesús en esa historia, proyectada a toda la humanidad. Ambos personajes representan una transición de la mejor fe del AT a la fe en Jesús el Mesías.
Repaso exegético
La ley veterotestamentaria prescribía un rito de purificación para las madres después de haber dado a luz (Levítico 12.1-8). El texto nos presenta a María dando cumplimiento a esta prescripción. Nótese que la ley tenía una disposición especial para personas de condición pobre, y ésta es la que se aplica en este caso.
La ley también disponía que un primogénito fuera “redimido”. Al considerar a los primogénitos como consagrados a Dios, los padres debían hacer un pago especial para “rescatar” a sus hijos. (En el caso de los primerizos de los animales, éstos eran sacrificados ante Dios).
El centro del relato es la reacción de Simeón y Ana al ver al niño. Simeón, caracterizado como hombre justo y piadoso, esperaba el consuelo de su pueblo, y vivía bajo el Espíritu Santo. El texto remite a Isaías 40.1 y 61.2, donde se anuncia esta consolación. Bajo este término se entiende la liberación, no un consuelo interior en un momento de tristeza o desánimo. Guiado por el Espíritu Santo, llega al templo y ve al niño.
El relato se adelanta en calificar a la criatura como Cristo el Señor. Luego del anuncio de los ángeles a los pastores de Belén, ésta es la segunda vez que Jesús es proclamado como el Mesías anunciado y tan largamente esperado.
Ante el cumplimiento de sus expectativas, Simeón sólo puede expresar su profundo agradecimiento a Dios, manifestar que da por concluida su vida y dar su testimonio sobre la misión del Salvador. Lo decisivo de su testimonio no es sólo el anuncio del cumplimiento de la expectativa y con ello, de la irrupción de la salvación mesiánica, sino la amplitud de esta salvación: ella excede totalmente las fronteras de su propio pueblo. Abarca a toda la humanidad. Judíos y gentiles son colocados “en paralelo”: la salvación se abre a ambos.
Aquí se afirma por primera vez la dimensión universalista de la salvación, un aporte teológico típicamente lucano elaborado a partir de algunas promesas del AT: Salmo 98; Isaías 42.6; 49.6; 52.10. Asimismo, las siguientes palabras de Simeón expresan otra característica esencial de la teología de Lucas: salvación para todos los pueblos no significa gracia barata; sino que la llegada del niño será tanto para juicio (caída; remitiendo a Isaías 8.14-15) como para salvación (levantamiento).
El tema del tropiezo es retomado también por otros textos neotestamentarios. La actuación del Mesías arrancará las máscaras de la gente, y frente a él se verá con claridad cómo es cada cual. Esto lógicamente no sólo producirá adhesión, sino también resistencia, y María misma sufrirá la oposición que se levantará contra su hijo.
El texto permite dos interpretaciones en lo que respecta a los sujetos de la caída y el levantamiento: puede tratarse de la caída de unos y el levantamiento de otros, o también al arrepentimiento y la salvación de las mismas personas.
El testimonio de Simeón es confirmado por Ana, viuda muy anciana. Ana es profetisa; y se ubica en la línea de mujeres profetisas del pueblo de Israel: la profetisa y líder Miriam, la profetisa y jueza Débora, la profetisa Hulda y la profetisa, esposa de Isaías. Ana también proclama públicamente a Jesús. Jerusalén es aquí sinónimo de Israel. En la teología lucana, Jerusalén es el lugar inicial de la extensión de la salvación hasta los confines de la tierra. La referencia a la liberación de Jerusalén forma una inclusión con el v. 25, uniéndose de esta manera ambas expectativas como también ambos testimonios.
El v. 33 tiene una función redaccional: el asombro de José y María, algo extraño si se toma en cuenta que ya conocían el destino de la criatura, es figura del asombro que deben producir las palabras de Simeón en el lector y la lectora del evangelio. Además, la maravilla es elemento bíblico constante ante la revelación divina.
Hay una progresión en la preparación de Jesús: los pastores reconocen al niño por la señal recibida de los ángeles: el pesebre; Simeón lo busca y lo reconoce por la guía del Espíritu Santo.
A diferencia de quienes sostenían una expectativa mesiánica davídica de corte nacionalista, político y hasta violento, centrada en Israel y en su supremacía sobre todos los demás pueblos, Simeón y Ana son representantes típicos de una esperanza mesiánica sustentada por los que se conocen como los silenciosos de la tierra. Éstos no tenían sueños de poder, dominio y hegemonía, de grandes proclamas y ejércitos victoriosos. Preferían la vida de oración y adoración. Esperaban con humildad la venida de Dios.
Reflexión sobre un posible esquema para el sermón
Además de informar sobre el cumplimiento de las disposiciones relacionadas con la purificación y las ofrendas, este relato presenta un cuadro espléndido con personajes fuertes que se colocan frente al Niño, y cuyos tres movimientos son espera, encuentro y testimonio. Dado que para la predicación se impone trabajar sobre una temática y no varias (y menos aún sobre todas las que contiene un texto en cuestión), proponemos tomar estos tres movimientos y proyectarlos como focos homiléticos sobre nosotros.
- Espera paciente: ¿Qué esperamos nosotros? Simeón y Ana esperaban la venida del Mesías. Su expectativa se traducía en una actitud de oración silenciosa, adoración de Dios, espera ferviente. ¿En qué y en quiénes están cifradas nuestras esperanzas? ¿Cómo esperamos lo que esperamos?
- Encuentro feliz: Pocos días después de las fiestas navideñas, seguramente sigue brillando algo de la luz encendida el 24 ó 25 de diciembre. Ella sigue siendo una invitación a encontrarnos con Jesucristo, Dios hecho hombre. El sermón puede ofrecer algunas pistas concretas para fomentar o facilitar ese encuentro.
- Testimonio: El esperado encuentro con el Señor nos transforma en testigos. ¿Qué testimoniamos? ¿Cómo actuamos como testigos? ¿Qué ocasiones tenemos para ello? ¿Qué testimonio espera nuestra sociedad de cada cristiano, cada cristiana? ¿Qué testimonio se está esperando de cada iglesia?
René Krüger (Iglesia Evangélica del Río de la Plata, argentino), Comentario Exegético-Homilético 33, ISEDET, diciembre 2002. Resumen.
[bsa_pro_ad_space id=3]
- Calendario
- Guests
- Attendance
- Forecast
- Comentarios
Weather data is currently not available for this location
Weather Report
Hoy stec_replace_today_date
stec_replace_current_summary_text
stec_replace_current_temp °stec_replace_current_temp_units
Wind stec_replace_current_wind stec_replace_current_wind_units stec_replace_current_wind_direction
Humidity stec_replace_current_humidity %
Feels like stec_replace_current_feels_like °stec_replace_current_temp_units
Forecast
Date
Weather
Temp
Next 24 Hours
Powered by openweathermap.org