Recursos para la predicación

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Marcos 1.4–11 – Presentación de Ricardo Pietrantonio
Marcos era un evangelista y al igual que la mayoría de los evangelistas era franco y “al grano”. Por ejemplo, él no inicia su libro con un prefacio elaborado, sino que su tema son las “buenas nuevas” acerca de Jesús el Cristo (o Mesías), el agente escogido de Dios quien además es el Hijo de Dios. Ambos puntos sobresalen gradualmente en el libro, y sólo a medida que Dios abre nuestros ojos podemos ver la verdad en lo que Jesús enseñaba y hacía.
Las “buenas nuevas” ya habían sido proyectadas mucho antes por Dios. Marcos cita las profecías de Mal e Isa como prueba, aunque él sólo menciona a Isaías por nombre. Marcos muestra que aquel “mensajero” profetizado fue Juan el Bautista, mientras que el Señor del v. 3 es Jesús. De manera que Marcos de inmediato equipara a Jesús con Dios, ya que “Señor” en el AT usualmente significa “Dios”. Estas fueron las mismas causas que los sacerdotes y ancianos usarían para crucificar a Jesús. Es imposible quedar neutral cuando enfrentamos a Cristo: ¿sería él el Mesías y el Hijo de Dios, o no? ¿De qué lado estamos?
1.1-8, Juan el Bautista (cf. Mt 3.1-12; Lc 3.1-18; Jn 1.19-28). El v. 1 puede ser título de todo el evangelio o sólo de 2–3. Mejor es considerar esto como un paréntesis y enlazar 1 con 4. Mc. dice que la misión de Juan el Bautista fue preludio del Evangelio y cumplimiento de las profecías. “El evangelio de Jesucristo” significa la buena nueva de su llegada, la alegre noticia de la salvación traída por Jesús, el Mesías.
El texto profético de 2 está tomado de Mal 3.1 bajo el nombre de Isaías, quizás porque las palabras de 3 son las de Is. 40.3, donde se anuncia el retorno de los desterrados de Babilonia y presenta a Yavé dispuesto a conducirlos a través del desierto: la voz de un heraldo proclama la venida de Yavé para que el camino pueda ser preparado, imagen tomada de la costumbre de enviar un heraldo para anunciar la próxima visita de un rey a fin de que sus súbditos pudieran reparar los caminos que se encontrasen en mal estado.
Las palabras de Isaías son aplicadas aquí al Bautista. Él es el heraldo que anuncia la venida del Mesías y urge al pueblo a que se prepare para recibirle. El bautismo de Juan simbolizaba la renovación que él predicaba como la preparación más adecuada para recibir al Mesías. Esta predicación despertó las esperanzas de la región de Judea y suscitó una respuesta entusiasta, realzadas por su vestido, que recordaba el del profeta Elías, 2 Rey 1.8. Todavía hoy día los beduinos del desierto comen langostas (ver 2.1.2.). La miel silvestre puede haber sido la miel reunida por abejas silvestres, o bien la savia de ciertos arbustos. Juan insiste en que él no es el Mesías, sino un adelantado, indigno de desatar su calzado. El bautismo del Mesías comunicaría el Espíritu Santo, la copiosa efusión de los dones del Espíritu Santo, de la que los profetas habían hablado como característica de la edad mesiánica, Is 44.3; Jl 2.28; Zac 12.10.
Juan el Bautista predicaba la necesidad del arrepentimiento que llevaría al perdón de pecados por Dios. Era el tema familiar dado por los profetas de Israel; aun la vestimenta de Juan se parecía a la de los profetas. El cambio total del corazón representado por el arrepentimiento debía ser demostrado por medio del bautismo. Esto no tenía nada de nuevo. Los judíos siempre habían tenido lavamientos rituales, especialmente para aquellos que querían entrar al judaísmo provenientes de afuera.
Lo nuevo era que Juan decía que esto era tan necesario para judíos como para gentiles. También era nuevo que él anunciara que alguien mucho más grande que él llegaría después. Juan sólo bautizaba con agua (un lavamiento simbólico y externo), pero el que vendría después de él limpiaría y renovaría los corazones por medio del Espíritu. En esto radicaba la diferencia total entre la obra de Jesús y la de Juan.
La tradición evangélica tiende a difuminar la actividad del bautista poniéndolo sólo como precursor, paro hay que tener en cuenta que Jesús fue bautizado por Juan y que ello implicaba que era de su grupo. Varios textos dejan entrever esta cuestión. Muchos tomaron a Juan como el Mesías a venir, lo que no es extraño, puesto que Flavio Josefo informa que en ese tiempo muchos fueron vistos como mesías y profetas. También algunos textos neotestamentarios dejan entrever esto (cf. Jn 1.19ss; Mt 3.7ss; Lc 20.4; Jn 4.1ss).
Así que, aunque Marcos no cita del AT tanto como otros evangelistas, él creía con la misma firmeza que las raíces del evangelio se encontraban en las Escrituras judías. Además, aunque él no habla tanto del Espíritu como otros Evangelios, creía con la misma firmeza que Jesús era el dador del Espíritu a todo creyente, y que el Espíritu es un patrimonio para todos, no restringido para algunos pocos, como lo había sido en el AT. Al igual que todo judío penitente que llegaba a Juan recibía su bautismo, todo creyente en Jesús sería bautizado por Jesús con el Espíritu. Esta es la realidad interior de la cual el bautismo en agua como el de Juan era el cuadro exterior.
La práctica del bautismo era un rito común a numerosas religiones como agua purificadora y fuente de vida. Adoptado por los esenios y los aliancistas de Qumrán bajo la forma de un baño diario que simbolizaba el esfuerzo por una vida pura y la aspiración a la gracia purificadora. Se han encontrado numerosos misvaiot (estanques de agua para abluciones ) en distintos lugares. Con el tiempo, entre bautistas y seguidores de Jesús fue el rito central.
El bautismo de Jesús (1.9-11)
(Cf. Mt 3.13-17; Lc.3.21s; Jn 1.30-34) Jesús estaba en Nazaret de Galilea y va al Jordán para ser bautizado, e inaugurar su ministerio público. La venida del Espíritu sobre Jesús recuerda otros casos similares del AT, Jue 3.10; 6.34; Is 11.2; 42.1, donde las personas llamadas a ejecutar tareas son investidas de una asistencia especial del Espíritu. En este caso la venida del Espíritu es señal del origen de su misión porque es el “amado”, gr agapetos. Algunos afirman que fue en el bautismo donde Jesús tuvo conciencia de su dignidad y misión mesiánica. Descendió al Jordán siendo un simple hombre, sale del agua convencido de que era el Mesías.
Para la homilía
Se puede tomar el camino de explicar el origen y la función del bautismo en sus orígenes y en relación con los textos del AT y Salmos señalar el aspecto creativo divino desde las aguas.
Ricardo Pietrantonio,biblista luterano argentino (IELU), Estudios Exegético-Homiléticos 70, ISEDET, enero de 2006. Texto resumido.
Génesis 1.1-5 – Presentación de Mercedes García Bachmann
Repaso exegético
V. 1. El sustantivo reshit, principio o principio de, se refiere casi siempre al comienzo de algo (por ejemplo, del reinado de alguien o de la sabiduría) o a tiempos anteriores al momento en que se lo usa. En Génesis 1.1 podría estar indicando el comienzo del tiempo mismo.
El verbo “creó”, bara’, es un verbo que únicamente tiene a Dios (el Dios de Israel, no otros Dioses) por sujeto y se refiere al producto final creado; este producto puede ser tanto el mundo como el pueblo de Israel.
“Los cielos y la tierra” son un merismo, una figura literaria que usa extremos para identificar el todo. Por ejemplo, “día y noche” también incluyen madrugada y atardecer, cuando realmente no es todavía ni día ni noche. De igual modo, “cielo y tierra” incluyen todo lo que hay desde el lugar de habitación de Dios hasta el mundo subterráneo, lugar de la muerte.
V. 2. Y la tierra era un vacío informe. La oración en hebreo es disyuntiva y puede estar relacionada con el v. 1 o con el v. 3. “vacío informe” es una traducción aproximada de tohu va-vohu, dos sustantivos en hendiadys, otra figura literaria que significa “dos por uno” y se usa para suplantar adjetivos, que no abundan en el idioma hebreo. Entonces dice literalmente “caos y vacío” de ahí “un vacío informe o caótico”. Esta es la situación inicial de la tierra. Pero la descripción continúa: “Y había tiniebla sobre la superficie de la profundidad.”
Finalmente, la descripción de este caos primigenio continúa así: “y ruaj ‘elohim se movía sobre las aguas.” La expresión ruaj ‘elohim se puede traducir de diversas maneras. El sentido primario de ruja es viento, aunque también significa, como todo/a teólogo/a sabe, aliento y a partir de ahí, espíritu. Rujava junto con ‘elohim; esto quiere decir que se puede traducir como “el viento de Dios”.
V. 3-5. De aquella oscuridad o tiniebla que se cernía sobre el abismo o la profundidad ahora va a diferenciarse la luz. Para cualquier acto creador la luz es fundamental, por varias razones; una biológica: sabemos que necesitamos la luz para vivir y crecer (es cierto que hay organismos vivos que no necesitan la luz, pero son la excepción); en cuanto fenómeno físico es cierto que la luz no crea, pero permite diferenciar las formas de los objetos creados, lo cual era imposible en la tiniebla. Más tarde, el Evangelio de Juan va a hablar de la salvación de Jesús como la luz y su rechazo como la tiniebla.
El proceso de creación se realiza mediante dos elementos. El primero es el de la palabra divina: “que haya... y hubo...” en este caso la luz. El reconocimiento de la luz como tob, buena, implica también la satisfacción de Dios frente a lo creado. El segundo modo de creación de parte de Dios es mediante separación o diferenciación: “separó Dios la luz de la tiniebla” (v. 4).
En el v. 5 se completa el primer día de creación mediante el acto de dar nombres a ambas. La imposición de nombre implica autoridad. Es decir, que Dios tiene autoridad sobre lo que acaba de crear, la luz, pero también sobre esa tiniebla que ya estaba sobre el abismo, y de cuya creación no se nos dice nada concreto. Esta igualdad entre luz y tinieblas está enmarcada por la figura literaria de la inclusión: llamó-luz-día // noche-tiniebla-llamó.
Para un mundo precario como era el del antiguo Israel (para los sacerdotes, recién en el exilio; para muchos/as campesinos/as pobres, desde siempre) y como lo ha sido para tanta gente hasta la actualidad, la acción creadora de Dios en la separación constante entre luz y tiniebla, entre orden y caos ¡es mucho más importante que la creación de la nada cuando todavía ni siquiera había tiempo ni espacio! Este poder de Dios de controlar el caos aparece patente en todo el resto de este capítulo, hasta su corona, el sábado, así como en otros textos bíblicos, especialmente ciertos Salmos, Jeremías y Job.
Reflexión
A riesgo de repetir datos conocidos, destacamos el hecho de que este texto, producto de la sabiduría sacerdotal y del contacto exílico con las mitologías babilonias, especialmente con el poema sobre la creación Enuma Elish (se lo conoce con estas, sus primeras palabras, que significan precisamente “Cuando al comienzo”), no pretende dar una clase de ciencia. Es muy posible que, efectivamente, utilizara lo que entonces era conocimiento científico; pero no tiene sentido enfrentar este texto a nuestro conocimiento científico, ni para refutar el texto bíblico ni, aún menos, para afirmarlo por sobre lo que sabemos del origen del universo. Lo que este texto pretende es afirmar la acción del Dios de Israel como Creador de todo el universo, por sobre toda otra divinidad.
Hoy la “lucha de dioses” (una expresión de Elsa Tamez) no está centrada en la creación, de modo que nuestro mensaje apuntará a otros elementos.
Para muchos de nuestros países, esta época de Epifanía cae en medio del verano y, al menos para América del Sur, en medio de las vacaciones. No parece ser la mejor época para pensar en la luz, ya que ésta nos sobra. Pero quizás por eso mismo podamos pensar en lo que significan las tinieblas, la oscuridad, tanto físicas como alegóricas.
Pensar en lo que significa el caos y lo que podría significar el caos para el mundo, si el gran viento de Dios, la palabra de Dios o aun la mano de Dios (usando una expresión que no aparece en este texto) no estuvieran constantemente presentes. Si no hubiera separación de la luz y las tinieblas; si no hubiera epifanías en nuestras vidas, en nuestras sociedades, en nuestras iglesias, en nuestro planeta. Aquí vemos varias posibilidades, tales como la tremendista, la ecologista, la mística, la doxológica... La elección de la mejor posibilidad se la dejamos a cada predicador y predicadora, viendo su comunidad y su contexto.
Mercedes García Bachmann, biblista luterana argentina (IELU), en Estudios Exegético-Homiléticos 34, ISEDET, Buenos Aires.
Salmo 29 – Presentación de Mercedes García Bachmann
El Salmo 29 es un salmo muy antiguo y bastante corto. Tiene algunos problemas textuales, debidos en casi todos los casos a la influencia de otras lenguas, especialmente el fenicio y el ugarítico. Hace mucho fue identificado como un canto a un Dios de la fertilidad (cananeo o babilonio, siempre hubo mucho intercambio en este sentido) adaptado en el salterio cambiándole el nombre de la Divinidad a quien se dirige. Por otra parte, varios comentaristas han rechazado esta supuesta toma prestada de un himno ajeno; lo hacen sobre la base de que su métrica y estructura son demasiado parejas para haber tomado prestado y solo haber modificado el nombre; más bien se inclinan por un himno creado en hebreo como “propaganda anti-Baal” (Pardee, 156).
Estructura
Después del encabezamiento adscribiendo el salmo a David, hay un llamado o invitación a rendir a Yavé gloria y honor en los v. 1-2. El Salmo continúa con la descripción de una teofanía (manifestación divina) en la que abundan imágenes visuales y auditivas; finalmente, en los v.10-11 hay una conclusión en forma de aclamación, dándole a Yavé la gloria e invocando ese poder sobre el pueblo de Dios. Este Salmo contiene una gran cantidad de términos que se han vuelto más comprensibles a la luz de los descubrimientos en Ras Shamra (Ugarit). Está basado sobre paralelismo en escala (o escalera) de tres esticos, muy visible en el v. 5, por ejemplo:
La voz de Yavé (estico A) quebrando los cedros (estico B)
y quiebra Yavé los cedros del Líbano (estico C)
El tercer estico agrega algo a lo expresado en el segundo, sin cambiar el sujeto del primero: Yavé.
Schaefer se pregunta cuáles son los motivos organizadores del Salmo y dice que es la gloria de Yavé. El presenta así el esqueleto del Salmo 29:
V. 1. Este llamado a rendir gloria a Yavé ocurre en la corte celestial. No está claro si quien lo emite es el Salmista o una mensajera divina en dicha corte; de todos modos, como en Isaías 6, Job 1, el Apocalipsis y en otros textos, lo que ocurra en la corte celestial está abierto a la visión humana porque su función es, precisamente, comunicarnos algo a nosotros/as criaturas. El v.1 usa dos aclamaciones en paralelo:
¡Rendid a Yavé, hijos de ’El!
¡Rendid a Yavé gloria y poder!
’El era el Dios máximo del panteón cananeo y, de allí, genérico para “Dios”. Las traducciones de este término varían mucho de comentario a comentario y de Biblia a Biblia: “Dios”, “Dioses”, “seres divinos”, “poderosos”.
Los v. 3-9 describen la manifestación de Yavé en la tormenta; una tormenta de proporciones tales que es difícil saber si la debe tomar literalmente o es una descripción cósmica.
Los vs. 3b, 4a, 4b, 5a, 7, 8a y 9a (¡7 veces!) contienen la expresión qol, “voz” y “trueno” seguida por el nombre de Yavé. La mayoría de las traducciones entienden estas dos palabras en constructo, vale decir, “la voz de Yavé” o “el trueno de Yavé”. González, sin embargo, las separa y une YHWH con lo siguiente, haciéndolo sujeto del verbo o la oración pronominal que siguen. Tomando como ejemplo los v. 4-5a, veamos la diferencia entre ambas interpretaciones (ambas posibles en el hebreo):
“4 Una voz:
el Señor en poderío; una voz: el Señor en majestad; 5 una voz: el Señor quiebra los cedros, quiebra Yahveh los cedros en el Líbano” (González, 152) |
“4 La VOZ del Señor es potente,
la VOZ del Señor es magnífica,
la VOZ del Señor troncha los cedros,
troncha el Señor los cedros del Líbano” (Alonso Schökel y Carniti, 454) |
El trueno y el viento aparecen a menudo como las armas de batalla de Ba‘al (y otras Divinidades del Antiguo Oriente Cercano), quien, tras salir victorioso en la lucha, se asienta e instala su palacio en un monte alto, desde donde gobierna sobre otros/as Dioses/as y sobre la creación; aquí (como en el Salmo 104, Génesis 1 y otros textos), la creación es más que nada orden en un mundo regido por diversas fuerzas, algunas buenas y otras no. ¿Y quiénes son los enemigos? En los poemas épicos cananeos, el Mar), el Río y Lotan o Leviatán (el Dragón) entre otros.
En los vs. 5-8 hay un desplazamiento geográfico de la tormenta, comenzando en el mar (¿el Mediterráneo o las aguas de sobre el firmamento?), continuando por los cedros del Líbano (emblemáticos de los montes de aquella región), luego por el Sirión (nombre fenicio del Monte Hermón, en la actual Siria) y hasta el desierto de Cades (mencionado en la literatura ugarítica). Como bien señalan Alonso Schökel-Carniti, en esta teofanía lo “más importante es el proceso imaginativo” que permite, a la cuenta de siete truenos ensordecedores, presenciar el paso de la tormenta o la Divinidad (según elijamos interpretar el Salmo) por una tierra que queda sacudida y en gran medida destruida.
El v. 9a (TM) dice literalmente, “hace parir las ciervas”, yejolel ’ayyalot. Muchos comentarios y traducciones revocalizan a ’elot y traducen “sacude la estepa”, “estremece las encinas” y frases similares. Pero, como muestra Dahood, en Job 39.1 aparece exactamente la misma expresión (Job 39 tiene muchos elementos tomados de la poesía cananea); además, habían aparecido ya los novillos y los búfalos en el v. 6, de modo que no hay por qué eliminar esta expresión, especialmente por ser difícil de explicar. (Ese es uno de los principios de la exégesis, llamado lectio difficilior: es más difícil que alguien haya “corregido” un texto complicándolo con una lectura más difícil de entender y de explicar que al contrario, por lo cual en general la lectura más difícil es la original).
El v.9b presenta dificultades serias de traducción. Se trata del y‘rwt, posible plural de y‘r. La Biblia de Jerusalén traduce “y las selvas descuaja”.
Los v. 10-11 cierran la alabanza constatando que, habiendo vencido / siendo vencedor, Yavé reina sobre todo y todo le rinde culto: está sentado, en su trono celestial, como rey eterno: melek le‘olam. El v. 11 introduce un tema ausente hasta el momento: el pueblo de Dios; muchos comentarios lo suponen una adición tardía (de la que hay que rendir cuentas en la hermenéutica, aun si es posterior).
En el v. 10 aparece el término lammabbul; este término aparece solamente en Génesis 6-11, en referencia al diluvio que Yavé produce por causa de la maldad humana (¡otro fenómeno cósmico!). Cross traduce “Yavé se sienta entronizado sobre el Dragón de la inundación”. Aquí en realidad no se alude al diluvio de los tiempos de Noé, sino al mito de la lucha de Baal sobre el dragón del caos y las aguas primordiales, Yamm, a quien Baal tiene que vencer para poder ser proclamado rey del panteón ugarítico. Por eso, Yavé reina entronizado sobre el (Dragón del) Diluvio o la Inundación. Por esto, varios comentarios consideran éste un salmo de entronización, caracterizado por una liturgia celestial que se nos abre a los humanos y humanas, pero que sucede en la corte celestial. Una corte en la que, obviamente, además de Yavé/Dios hay otros seres (¡de lo contrario no sería una corte!); seres que le reconocen a Yavé la supremacía y el honor.
Sugerencias para la prédica
Probablemente se requiera combinar varias de las lecturas para este domingo y no quedarse sólo con el Salmo. Una posibilidad es comenzar con una especie de encuesta o diálogo (que se puede hacer previamente también) acerca del significado de este símbolo de la acción de Dios: ¿Es necesaria? ¿Por qué? ¿Qué significa que Dios elige manifestarse de distintas maneras? ¿Qué significa esta diversidad en nuestra misión? ¿Cómo hablamos hoy de Dios?
El Salmo 29 nos transporta a la corte celestial, donde Dios / Yavé reina con una multitud de seres celestiales acompañándolo y rindiéndole gloria y honor. Nuestro culto tiene esa misma finalidad de adoración; así como de reflexión sobre su palabra y la comida en común (Santa Cena, Eucaristía). Si bien las teofanías podrían muy bien causar miedo al comparar nuestra humilde situación humana con la grandeza de Dios, la intención de este texto no es causar miedo, sino gratitud y alabanza, como lo hace el o la Salmista y lo ha hecho Israel desde tan antiguo.
NOTA: Para la elaboración de este EEH se usó la siguiente bibliografía:
Luis Alonso Schökel y Cecilia Carniti, Salmos I (1-72) (Estella, 1992).
González, El libro de los Salmos (Herder, Barcelona, 1966) 152-155.
H.-J. Kraus, Los Salmos I: Salmos 1-59 (Sígueme, Salamanca, 1993).
Mercedes García Bachmann, biblista luterana argentina en Estudio Exegético–Homilético 74 – Junio de 2006, ISEDET, Bs As, Argentina.
Hechos de los Apóstoles 19.1-7 – Presentación de Pablo Richard
Ubicamos esta perícopa en el contexto de la misión de Pablo en Éfeso (19.1-19), que se puede dividir en 4 partes:
- Pablo llega a Éfeso, encuentro con doce discípulos de Jesús, vs.1-7.
- Pablo predica en la sinagoga por tres meses, vs. 8.
- Pablo rompe con la sinagoga y enseña en la escuela de Tirano, por dos años: todos los habitantes de Asia oyen la palabra del Señor, vs 9-10.
- Pablo hace milagros y derrota a los magos, vs 11-19.
Éfeso era una de las ciudades más importantes del Imperio romano, capital de la provincia de Asia. Como ciudad libre, tenía su propio senado y asamblea y era gobernada por un procónsul. Era un centro comercial importante, situado en la ruta principal entre Roma y el Oriente. En ella vivían gran cantidad de judíos. Éfeso era también conocido como centro religioso.
Pablo encuentra en Éfeso algunos “discípulos”. Se trata de discípulos de Jesús, pues cuando Lucas se refiere a los discípulos de Juan lo dice explícitamente (cf Lc 5.33; 7.18; 11.1). Pablo se refiere además al día en que ellos “abrazaron la fe”(literalmente: “cuando empezaron a ser creyentes”. La ignorancia de estos discípulos sobre el Espíritu Santo, se refiere a la acción especial del Espíritu en el movimiento de Jesús.
Como en la tradición de Lucas (y de Pablo) el Espíritu se asocia al bautismo en elnombre de Jesús, la pregunta de Pablo es obvia: entonces, ¿qué bautismo han recibido? Los discípulos responden que ellos han recibido solo el bautismo de Juan. La respuesta de Pablo es sorprendente: “Sí, Juan bautizaba a los que se volvían a Dios, pero les decía que creyeran en el que vendría después de él, es decir, en Jesús”. Lo que sorprende es que Pablo está hablando con estos doce que ya son discípulos de Jesús. La solución a este problema está en el nivel redaccional. Quien habla aquí realmente es Lucas. En su evangelio, Lucas presenta a Juan diciendo: “yo los bautizo con agua, pero viene el que es más fuerte que yo… él los bautizará en Espíritu Santo y fuego” (Luc 3.7).
La fe de estos doce discípulos en Jesús y su conversión no se debe al anuncio de Pablo. Lo que Pablo les anuncia es únicamente la necesidad del bautismo cristiano para recibir el Espíritu Santo. Pablo es presentado aquí en claro paralelismo con los apóstoles Pedro y Juan, que impusieron las manos a los samaritanos para que recibieran el Espíritu Santo, después de haber sido evangelizados y bautizados por Felipe (8.14-17). El Espíritu Santo es acompañado de glosolalia y profecía, lo que nos remite a 10.44-46 (Pentecostés en casa de Cornelio). Lo doce discípulos son bautizados por segunda vez. Es el único caso en todo el NT.
Hch 19.1-7, que está en cierto paralelismo con el caso de Apolo en 18.24-26, es otro testimonio histórico de un cristianismo diferente de Lucas y Pablo. Podeos suponer que se trata de un grupo de discípulos de Jesús que solo conocen el bautismo de Juan. Aquí este grupo de los Doce no aparece para nada formando un grupo sectario opuesto a la tradición que sigue Lucas. No es un cristianismo sectario o inferior, sino simplemente diferente. Lucas está preocupado de poner estas tradiciones en línea con la de Pablo, que sería la tradición de Jerusalén y Antioquía.
Pablo comienza su ministerio en la sinagoga (v 8). Ahí habla con valentía, discutiendo y persuadiendo acerca del Reino de Dios. Lucas presenta a Pablo en la sinagoga tal como lo hace Pablo con Apolo en la misma sinagoga (18.26). El contenido de su predicación es el reino de Dios. Lo mismo predica Felipe en Samaria (8.12). En el discurso a los ancianos de Éfeso, Pablo resume su actividad en aquella ciudad como predicación del Reino (20.25); igualmente al fin de su vida en Roma (28.23,31) Lucas presenta así a Pablo como un predicador del evangelio del Jesús histórico de Nazaret, en continuidad con la tradición sinóptica.
Reflexión pastoral sobre 19.1-20
- El movimiento cristiano era en sus orígenes bastante plural y diversificado. ¿Cuáles son las diferencias entre el cristianismo de Apolo, los doce discípulos y Pablo? ¿Cómo Aquila y Priscila y luego Pablo superan esas diferencias?
- Pablo en 19.8-10 tiene dos lugares de trabajo: la sinagoga y la escuela de Tirano. ¿Qué éxito tuvo Pablo cuando rompió con la sinagoga? ¿No existen también hoy espacios eclesiales que son muy semejantes a las “sinagogas”? ¿Cómo salir hoy de la “sinagoga” hacia nuevos espacios donde anunciar la Palabra de Dios? ¿Cómo vivir hoy las opciones misioneras de Pablo?
- Pablo, como los demás apóstoles, predica el reino de Dios con señales y prodigios (19.11-12). Pero esta práctica carismática se diferencia claramente de las prácticas “carismáticas” de algunos judíos y paganos (19.13-19). ¿Cómo distinguir hoy en la Iglesia entre verdaderos y falsos carismatismos?
- El resultado de toda la actividad misionera de Pablo es siempre la Palabra de Dios. Después de dos años de actividad en Éfeso, todos los habitantes de Asia escuchan la Palabra (19.10). Al final de todos sus viajes el resultado es parecido: la palabra de Dios crecía y se robustecía poderosamente (19.20). ¿Orientamos también hoy toda nuestra actividad eclesial y misionera al crecimiento y robustecimiento de la Palabra de Dios? ¿Dónde y cómo vemos hoy ese crecimiento de la Palabra de Dios? ¿Cuál es el lugar que tiene hoy la Palabra en la Iglesia?
Pablo Richard, biblista católico chileno-costarricense, en Comentario Bíblico Latinoamericano, Verbo Divino, España, 2003, NT, pp 733-736, extracto resumen de GB.
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