Recursos para la predicación

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Lucas 1.26 38 – Presentación de René Krüger
Problemas exegéticos y actitud teológica
Lucas ensambló de manera paralela las historias introductorias de Juan el Bautista y Jesús. Este procedimiento literario consiste en una comparación silenciosa, llamada synkrisis en la literatura griega de aquella época. Ambas historias tienen una serie de similitudes: presentación de los personajes, condiciones especiales (edad avanzada, virginidad), el Ángel Gabriel, primeras respuestas con cierta duda, etc.
Pero el nacimiento de Jesús remite a la iniciativa de Dios, el nacimiento virginal no tiene antecedentes en el AT, María recibe un saludo especial, la grandeza y la santidad de Jesús no tienen paralelos, Juan será antecesor y Jesús será Hijo y Rey por siempre, María acepta totalmente el anuncio. La anunciación tiene la forma literaria de un llamado, al cual María responde como sierva obediente de Dios.
Un tema muy complejo es todo lo que se relaciona con la concepción virginal de Jesús. En síntesis, la figura de la concepción virginal no ha sido tomada ni del paganismo ni del judaísmo precristiano. Por su parte, el texto hebreo de Is 7.14, citado según la versión griega por Mt 1.23, habla de una mujer joven. La tradición judía nunca leyó el texto isaiano en la perspectiva de una concepción virginal del Mesías. Tampoco hay antecedentes de una comprensión judía del Mesías como Hijo de Dios en un sentido que trascienda las meras categorías adopcionales.
Asimismo, por la función que tiene la concepción virginal en Lucas 1.26-38, no cabe tomarla como una deducción teológica de la afirmación cristiana que Jesús es el Hijo de Dios. La acción del Espíritu de Dios en la creación (al contrario de lo que sostiene cierta imaginería popular, el Espíritu Santo no es un principio engendrador paterno –ruaj es femenino en hebreo, pneuma es neutro en griego).
Ante todo este complejo seguramente insoluble de problemas históricos, teológicos, de tradiciones y conceptos, y ante la constatación de que el relato reproducido en Lc 1.26-38 con seguridad es mucho más antiguo que lo que se ha sugerido con frecuencia, consideramos que la adecuada postura teológica consiste en primer lugar en una actitud de adoración ante el misterio del Dios encarnado (el texto mismo se acerca de manera muy respetuosa a ese misterio), pues un nuevo evento creacional y único crea al Mesías humano como Hijo de Dios.
Segundo, hemos de realizar un esfuerzo sincero por tratar de comprender e interpretar para nosotros y nosotras hoy las enseñanzas teológicas vinculadas a los elementos del texto lucano. Para ello, proponemos hacer un repaso de los nombres y títulos otorgados al Niño anunciado.
Los títulos cristológicos
Los vs 32-33 comunican el significado del hijo de María: él será el Rey mesiánico. Veamos de qué nombres y títulos se trata.
Jesús, un nombre por demás común en la época, significa Yavé salva. Los nombres suministrados por Dios generalmente tienen un significado etimológico, tal como lo explica el texto ciertamente paralelo de la anunciación a José en Mateo 1,21: Y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.
Será grande: a diferencia de Juan el Bautista, que será grande delante de Dios (Lc 1.15), la grandeza de Jesús será de carácter mesiánico, cristológico.
Será llamado Hijo del Altísimo: este giro puede interpretarse como será reconocido como... El término Hijo designa aquí claramente al Mesías. Pertenece a la tradición conformada por 2 Sam 7.12-16; 1 Cró 22.9-10; Sal 2.7; 89.26-29. Estos textos contienen el concepto del llamado a la filiación, propio del ritual real veterotestamentario, por el cual David y los reyes que le siguieron fueron comprendidos como hijos de Dios. Este concepto no fue renovado después del exilio. En cambio, los textos indicados jugaron un rol decisivo en el desarrollo de la esperanza mesiánica.
La filiación es un estado elevado y una relación estrecha con Dios, experimentada por el Mesías. Sobre la base de la misma, el Mesías puede cumplir sus funciones mesiánicas.
El trono de David su padre: esta fórmula podría contener un eco de 1 Re 1.48. Véase también 1 Re 2.24.
Rey sobre la casa de Jacob para siempre: se trata de una de las ideas mesiánicas del AT, aunque no según la formulación de ciertos textos “clásicos”: Gén 49.19; Sal 110.4; Eze37.25. La formulación más cercana se encuentra en 2 Sam 2.4, donde David es ungido como rey sobre la casa de Judá. Al hablar de la casa de Jacob, el texto subraya el gobierno sobre las Doce Tribus. En el Niño anunciado se cumple la promesa de un reinado eterno en el sentido propuesto por Is 9.6.
Su reino no tendrá fin: se trata de una formulación frecuente en el AT. Aplicada al Mesías, significa que su reinado reemplazará los dominios, poderes y reinos temporales y perecederos.
Si Juan el Bautista debe su concepción al milagro de la fertilidad de un matrimonio viejo y estéril, Jesús recibe su vida por la acción creadora de Dios que reemplaza una concepción humana. Espíritu Santo (sin el artículo en el texto griego) y su acción (vendrá sobre ti) están puestos en paralelismo con poder del Altísimo (también sin artículo) y su acción (te cubrirá con su sombra). El término no describe la modalidad del acto de la concepción, sino que habla de la presencia de Dios en el Espíritu creador.
Si bien en la anunciación no se use el título de Mesías, el conjunto de todas las formulaciones indica claramente que el Niño será precisamente el Mesías. A su vez, el texto coloca todo su énfasis en la iniciativa total de Dios. La elección o designación del Hijo mesiánico, realizada por Dios, no descansa sobre algún individuo destacado entre las “masas” humanas ya existentes; sino que Dios “desarrolla” al Mesías mediante un acto creacional único que hace que nazca una criatura que de otra manera jamás habría existido.
Ante la impresionante condensación de significados de los muchos nombres y títulos mesiánicos del Niño y pasando ahora a una visión estructural del texto bíblico, cabe una pregunta importante. Para el análisis estructural, cada programa, acción, objeto, sujeto levanta ante sí un respectivo antiprograma, una antiacción, un antiobjeto, un antisujeto. Estos “antis” no necesariamente aparecen en el texto bajo estudio; pero una visión más global del libro entero, del cual un texto determinado es apenas una pequeña porción, permite reconstruir un panorama donde los “antis” aparecen de manera explícita.
En concreto: al colocar en serie todos los títulos del Mesías, se forma un potencial considerable de capacidad, poder y autoridad. Esto se opone explícita o implícitamente a otros potenciales. ¿Quiénes son los poseedores de poder y autoridad? ¿De quién emana “no salvación”? ¿Quién usurpa el trono? ¿Cuáles son los reinos temporales opuestos al reinado eterno? ¿Quién no es santo? ¿Qué otros tipos de hijos hay? ¿Hijos de algún César, Augusto, Herodes, Caifás, Pilato...?
El canto de alabanza de la Virgen María, el llamado Magnificat, podrá suministrar una primera clave para estas preguntas. Allí aparecen varios “antis” con nombre y apellido.
Hacia la predicación
El sermón podría partir de los “antis”, constatando que en este mundo el poder, las capacidades y la autoridad se concentran en las manos de determinadas personas e instituciones manejadas, a su vez, por personas. ¿Cómo es ese poder? ¿Qué logra, qué produce, qué ocasiona? Constatamos que muchos poderes sólo engendran miseria, dolor, pobreza, exclusión y muerte. ¿Qué hace Dios frente a todo ello? Esta pregunta también fue planteada por muchos creyentes del pueblo de Israel.
Ante el dominio terrible y aplastante de muchos poderes de su época, desarrollaron una expectativa especial: Dios mismo intervendrá en la historia y enviará al Mesías para levantar su reino eterno. El texto lucano de la anunciación comunica que ha llegado el momento de la entrada en acción del Mesías.
Esta llegada, que celebramos, agradecemos y actualizamos todos los años en Navidad, en primer lugar nos transporta a una actitud de adoración de ese misterio. En segundo lugar, cada uno de los nombres y títulos del Mesías es un llamado a colocarnos bajo su autoridad y a vivir y celebrar en nuestras vidas y en comunidad sus significados de salvación, grandeza, relación con Dios, reinado y santidad.
René Krüger, biblista luterano-reformado argentino (IERP), Estudio Exegético-Homilético33, ISEDET, diciembre 2005
2º Libro de Samuel 7.1-11, 16 (cf. 1 Cro 17) – Presentación de Alvaro Michelín Salomón
Los exegetas han reconocido en 1 Sa la confluencia y combinación histórico-teológica de dos corrientes contrapuestas: la monárquica y la anti-monárquica. La corriente monárquica queda representada en 1 Sa 9;10:1-16;11. La corriente antimonárquica, por su parte, se refleja en 1 Sa 8;10:17-24;12. Con respecto al templo, hay asimismo dos versiones histórico-teológicas un tanto diversas entre 2 Sa y 1 Cro.
v.1 – Bait: casa, templo, y por extensión, dinastía (de David). El rey David tenía su casa pero el Señor aún no. El cofre o arca del pacto había sido recuperado del poder de los filisteos (cap.6; cf. 1 Cro 15-16). David había sido proclamado anteriormente rey sobre Judá (sur) (cap.2) y sobre Israel (norte) (cap.5). David había tomado la ciudad de los jebuseos, Jerusalén, y en ella reinará (5.6-10). Construyó en ella murallas y el palacio real (5.9-12). Es entonces que David vence a los filisteos y recupera el arca del pacto, “…el arca de Dios, sobre la cual era invocado el nombre de Jehová de los ejércitos, que tiene su trono entre los querubines” (6.2).
v.2 - Después de estos acontecimientos el rey David entiende que es necesario que Yavé tenga su propio templo. El arca del pacto merece estar en un recinto decoroso, así como el rey habita en una mansión de cedro.El arca contenía el Decálogo (Ex24.12;25.10-22;Dt10.1-5), el cual era y es el fundamento de la religión y ética de Israel (Ex20.1-17;Dt5.1-21).
David consulta al profeta Natán como consejero frente a tan importante asunto. No da lo mismo tener un templo que no tenerlo, porque, de alguna manera, el templo muestra de manera visible la religión de un pueblo. Y si la construcción es importante y majestuosa, el edificio se convierte en símbolo de poder y reinado. En la historia y teología proporcionadas por el autor de los libros de Crónicas es el propio David el encargado de organizar todos los preparativos para la construcción del templo, la cual finalmente llevará adelante su hijo Salomón (1 Cro 22-29;2 Cro 2-7).
v.3 – La respuesta del profeta Natán es tranquilizadora para David: éste debe seguir el deseo de su corazón y tener la certeza de la compañía de Dios.
vs.4-7 – El juego con los diversos significados de la palabra bayt (casa, templo, dinastía, descendencia) hace posible una fina ironía en este episodio de 2ºSm.7 referido, por un lado, a la futura construcción del templo en Jerusalén, y por otro a la descendencia davídica.En los vs.12-15 hay una referencia al futuro rey Salomón, sin nombrarlo, quien será el encargado de ejecutar el anhelo de su padre David. Después, vs.16ss, continúa la argumentación sobre la descendencia de David, tanto de parte del profeta Natán, portavoz de Yavé (v.16), como del rey David en su alabanza y reconocimiento a Dios (vs.18-29).
En 2 Sa 7.4-7 se ve una línea anti-templo, según la cual no sería necesario que Yavé tuviera su local propio de culto, ya que desde el tiempo de la liberación y salida de Egipto hasta los días de David, el Dios de Israel no contó con una casa estable (dos siglos y medio de historia).Ello se complementa con la ironía y cambio de sentido del término bayt en el v.13, según el cual será el propio Dios quien le edificará una “casa” (dinastía, descendencia) a David. Al deseo constructor de David, Yavé, mediante su profeta Natán, le contrapone la “construcción” de la dinastía monárquica. Hay quien interpreta que esta línea anti-templo quería manifestar la libertad de Yavé y lo inadecuado de querer “fijarlo” en un solo lugar, por más representativo que éste fuera.
vs.8-11 – Aquí Natán le recuerda a David su llamamiento por parte de Dios (1 Sa 16), así como la compañía divina en sus emprendimientos (p.ej.1 Sa 18). Le promete asimismo la continuidad de la tierra para Israel y la perpetuidad de la memoria histórica de David como rey pionero en la sucesión monárquica.
v.16 -Esta promesa de permanencia de la dinastía davídica atraviesa los siglos, pasando por el exilio en Babilonia, llegando a Judá con el regreso para la reconstrucción de Jerusalén, de su templo y otras localidades de Judá; se proyecta a través de los tiempos de los imperios persa y griego, y toma fuerza en el tiempo del NT. La promesa de la restauración mesiánica se manifiesta en los salmos (p.ej. Sal89;2;110) y en los profetas (como Is9.6-7;11.1-10).Esta esperanza se transforma en el Adviento o espera del Mesías. Y el NT se expresará de innumerables maneras para contar, describir y explicar con narraciones y títulos el significado de la persona de Jesús de Nazaret para hebreos y gentiles, como Mesías y Salvador, como Hijo de Dios y Señor, como descendiente de David y dador del Espíritu Santo.
Hacia la predicación
- Se pueden combinar, p.ej., los textos de Lc1.26-38 y 2 Sa 7.1-11, 16, estableciendo una continuidad histórico-teológica entre el AT y el NT, continuidad que viene centralizada en la persona de Jesús.
- También podemos encontrar una veta de predicación en la temática de la oración, a saber, nuestro diálogo con Dios, el cual incluye nuestros deseos y la voluntad de Dios, los cuales no siempre coinciden. David quería construir un templo pero la edificación no la podrá dirigir él personalmente; será un hijo suyo el responsable por llevarla a cabo. Podemos tener planes y buena disposición para ejecutarlos, pero tal vez Dios nos esté indicando (consejeros mediante, como Natán) que debemos reformularlos o no quedarnos a-críticamente con una postura cerrada e inamovible. Ello se puede vincular con nuestras vocaciones personales, o el desarrollo de una tarea concreta, o con una perspectiva de futuro, o con la programación de actividades en la iglesia, o inclusive en el desarrollo de políticas de Estado (una cosa es la formulación de la programación y otra la ejecución misma del plan).
- Aunque parezca obvio, lo remarco: la historia bíblica muestra la compañía de Dios a su pueblo a través de los siglos y en los más diversos escenarios geográficos y políticos. El NT bebe de esa fuente y ha asumido que Jesucristo manifiesta la compañía y el poder de Dios también fuera de Israel.
- Otra línea interpretativa es la que encontramos en la persona del profeta Natán, como responsable de orientar a su autoridad política desde varias perspectivas, al menos éstas: la histórico-teológica de Israel como Pueblo de Dios; la de la vocación de servicio a la cual fue llamado David para ejercer el reinado; y la perspectiva de futuro, de acuerdo a la memoria permanente de Israel como pueblo gracias al acompañamiento de Dios. Natán viene a ser un símbolo de la actividad profética de la iglesia. Política y teología se unen en un proyecto común pero no de manera acrítica, ni para que se confunda la actividad del rey con la voluntad de Dios, lo cual sería absolutismo monárquico. El proyecto común es, en todo caso, para poner al pueblo y su gobierno en la perspectiva profética y mesiánica de un futuro bendecido por Dios, ¡y bajo el juicio y la justicia de Dios también! (vv.14-15).
Alvaro Michelín Salomón, biblista valdense uruguayo, en Estudios Exegético-Homiléticos 105, ISEDET, Buenos Aires.
Salmo 89 – presentación de Enzo Cortese y Silvestre Pongutá
Estamos frente a un gran salmo mesiánico que concluye el apéndice del salterio Elohista y también el tercer libro de los Salmos. Recordemos que el v 52 es la doxología que encontramos al final de los cuatro primeros libros del salterio. El mesianismo en el Sal 89 está expresado de manera pesimista y esta plegaria presentada en forma individual y no colectiva, al final llega a ser una lamentación después de haber sido un himno.
Después de recordar al comienzo la promesa de Natán a David (1-4), se alaba la grandeza y la potencia de Dios sobre los dioses y en el universo (5-14), alabanza que concluye hablando el pueblo que tiene el orgullo de reconocer a este Dios como su Rey (15-18).
La segunda etapa de la plegaria, la más larga y central, es la presentación de la promesa de Natán (20-38) indicada como tema central desde el comienzo.
La tercera etapa, la conclusiva, es la lamentación por el desastre de la monarquía.
Gran síntesis mesiánica
No obstante la situación lamentada, el autor ha sabido reunir y transmitir partes elocuentes de la teología mesiánica.
6-18: La primera, la más antigua, nos permite una mirada sobre la antigua ideología real, que se remonta a los primeros tiempos de la monarquía y más allá. Himnos parecidos eran comunes en los templos de los reyes cananeos. Las dos etapas de la plegaria (5-18 y 19-37) están unidas y podrían inclinarnos a dividir el salmo simplemente en alabanza y lamentación. Pero el argumento del pueblo (15-18) es ya característico de Israel y posterior a la parte precedente, que recuerda la plegaria de David en 2 Sm 7.
19-37: Igualmente típica de Israel es la descripción de la profecía de Natán, aquí presentada como incondicionada. Podemos recordar, en cambio, la formulación condicionada del Sal 132. Pero veremos a su tiempo que el condicionamiento de la promesa a causa de los pecados, de los reyes o de Israel, puede ser entendido en un sentido no opuesto al de nuestro salmo. Aquí, de todos modos, el pacto divino (berit, ver 4, 29,35), entendido como promesa a David, es considerado indefectible. Y esto es lo que permite a la siguiente lamentación no ser desesperada.
La promesa o pacto puede ser descrita también por la persona a quien debemos atribuir sustancialmente nuestro salmo, pero las ideas son ciertamente de la época monárquica. También la Hesed (gracia/amor), punto fundamental del salmo (3s,14,24,28,33,49), aquí claramente davídica, de marca monárquica antigua.
38-52: ¿Cuándo debemos fechar el lamento primitivo y por lo tanto la composición del salmo? Si quitamos la parte final del lamento (49-51), parece que se puede hacer iniciar ya después de la muerte de Josías (609 aC). 2 Cr 35.25 nos dice que se hicieron lamentaciones por su muerte y que esto se hizo una costumbre en Israel. Tal vez el lamento fue modificado a medida que se repetía y que la situación empeoraba.
La parte final, constituida por reflexiones pesimistas sobre la naturaleza humana (47s) y la petición para que Dios cancele el oprobio sufrido ahora por la comunidad, se pone en sintonía con los salmos de Asaf.
Lectura cristiana
Una esperanza mesiánica que no muera ni siquiera ante la ruina de la monarquía llega a ser clara para nosotros los cristianos: es la del Mesías muerto y resucitado. Nuestros hermanos hebreos, que no aceptan un Mesías sufriente, se sienten en dificultad frente al Sal 89. ¿Cuándo llegará el momento en que llorarán por el traspasado? La profecía de Zac 12.10s se está tal vez realizando y no quiere decir que su realización se tenga que dar según nuestros antiguos esquemas, que pretendían una conversión de los hebreos al cristianismo y por tanto su desaparición. El llanto de Auschwitz debería tener una gran y consoladora conclusión. Pero también nosotros deberíamos llorar más para acompañar mejor ese llanto sobre todos los muertos y los males del mundo, que el Mesías traspasado ha querido tomar sobre sí.
Enzo Cortese (1935) y Silvestre Pongutá (1935-2022), biblistas católicos italiano y colombiano respectivamente, en Comentario Bíblico Latinoamericano, Verbo Divino, España, 2007.
Carta a los Romanos 16.25-27 – Presentación de Anders Nygren
El cap 16 comienza con algunos renglones en los que Pablo recomienda a la hermana Febe, en viaje a Roma, a la congregación. Estas líneas nos muestran cómo podía expresarse unacarta de recomendación, comunes en las congregaciones primitivas. Pero además completan nuestro conocimiento respecto de los cargos en la iglesia primitiva. Así como existían los cargos de obispo y de diácono (Fil 1.1), nos enteramos ahora de que también existía un diaconato femenino. Febe era diaconisa de la congregación de Cencrea, uno de los puertos de Corinto.
Cuando llegamos a los saludos, vemos con asombro la larga lista de nombres con que nos encontramos. En sus cartas a las congregaciones fundadas por él, Pablo no enviaba saludos particulares, al parecer por principio. Allí donde conocía a casi todos los miembros de la comunidad, los saludos dirigidos a algunos con omisión de otros, fácilmente podrían haber sido motivos de disgustos. Pero con la comunidad romana no tenía por qué tener tales temores, puesto que en ella conocía tan solo a un grupo reducido, al que manda saludos.
Después de prevenir en los vs 17-20 contra los falsos hermanos que podían introducirse en la congregación y apartarla del Cristo de la gracia con falsos halagos, y luego de haber presentado también sus saludos los compañeros de Pablo, siguen las palabras finales en los vs 25-27, formando una doxología.
Con magníficas sentencias, Pablo hace desfilar ante nuestros ojos el conjunto de la epístola a los Romanos. Desde la eternidad, antes de todos los eones, Dios en su propósito eterno ha visualizado la redención de Jesucristo. Este misterio que estuvo oculto en las edades pasadas, ha sido revelado ahora por Jesucristo, después de haber sido anunciado por la ley y los profetas, Dios, que reina por encima de todos los eones, ha dado a conocer ahora este evangelio a todos los gentiles con el fin de establecer entre ellos, la obediencia de la fe (cf Rm 1.5). “¡A Dios, el único y sabio, sea la gloria para siempre por medio de Jesucristo! Amén.”
Anders Nygren, luterano sueco, en La Epístola a los Romanos, La Aurora, Buenos Aires, 1969, pp 376-377.
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