Recursos para la predicación
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Mateo 25.1-13 – Presentación de Mercedes García Bachmann
Introducción al cap. 25
Los tres textos que continúan, todos muy conocidos, cubren el cap. 25 de Mateo. En general se los identifica con el final de los tiempos, el éscaton. Sin embargo, tomadas de por sí, sin considerar el lugar canónico en Mt, las parábolas también permiten otras interpretaciones. Nos parece clave tener presente 24.45-46 (parte de otra parábola), pues resume lo que Mt entiende es el tema de todo el cap. 25, a saber, estar preparados/as. Velar es cumplir fielmente una misión encomendada, ser responsables, que quiere decir, poder responder.
Notemos que únicamente la última parábola habla de responder al Hijo del Hombre, a Jesús resucitado y glorioso, el resto de los ejemplos toman situaciones de la vida diaria en las que hay que responder a un superior, pero este superior es un amo dueño de esclavos/as, no Dios. Esto es muy importante en la interpretación de la parábola de los talentos.
Los dos primeros textos, 1-13 y 14-30 son presentados como comparaciones o parábolas, mientras que el último, 25.31-46, comienza con “cuando...”. Los comentarios se dividen aquí entre los que consideran que tal “cuando...” significa “érase una vez” y por ende es de nuevo una parábola y los comentarios que creen que aquí se trata de discurso profético/escatológico no parabólico. De cualquier modo, el discurso escatológico también usa imágenes y por tanto no intenta ser tomado literalmente. Lo que importa es el mensaje que Mt deja para sus oyentes o lectores/as.
Varios comentarios han notado el tono polémico de Mt, quien pone énfasis en la infidelidad y no en la fidelidad o cumplimiento de la misión encomendada:
- en Mt 24.45,51 es infidelidad violenta, mala conducta, falta de solidaridad;
- en Mt 25.1-13 es infidelidad como imprevisión;
- en Mt 25.14-30 es infidelidad como rechazo al sistema; y
- en Mt 25.31-46 es infidelidad como descuido de los/as más pequeños/as.
Por detrás de estas parábolas debe haber conductas similares en la comunidad mateana, enfrentando el retraso de la parusía con descuido demostrado, a juzgar por estas parábolas, en diferentes actitudes en la práctica eclesial.
Repaso exegético
El primer versículo establece claramente la comparación entre la situación que va a plantear (las diez vírgenes esperando la boda) y el reino de los cielos. Los comentarios nos dicen que era costumbre en todo oriente medio antiguo que hubiera un grupo de mujeres solteras (vírgenes) esperando en las bodas, atendiendo a la novia (ausente en esta parábola, excepto en variantes textuales), a quien el novio venía a buscar para llevar a su propio domicilio. La inclusión o no de la novia modifica mucho la interpretación, especialmente si se entiende que Jesús es el novio y la Iglesia la novia, que vendrían a juzgar al mundo.
Las diez jóvenes dormían y a nadie se reprende por esto. Lo que causa la división entre unas y otras es haber llegado a la fiesta previendo lo que podía suceder y llevando consigo lo necesario, en este caso, aceite para las lámparas. La respuesta de las cinco jóvenes preparadas parece falta de solidaridad, pero tampoco tiene sentido una solidaridad que impediría que las diez cumplieran con su función, repartiendo el escaso aceite sobrante. Cuando llega el novio no hay más tiempo, ni siquiera de prestarse aceite entre ellas. Solo hay responsabilidad personal. La respuesta del novio a las cinco que vuelven tarde por haber ido a comprar aceite es todavía más dura: “¡No las conozco!”
El uso de los términos “sabias/prudentes” y “necias” trae a la memoria la parábola de los dos hombres, uno sabio y otro necio, que construyeron sus casas con y sin buenos fundamentos respectivamente (7.24-27). También traen a la memoria toda la tradición sapiencial que establece que ser prudente es vivir según la Palabra de Dios y que el/la prudente recibe recompensa divina.
El v. 12 cierra la parábola, mientras en el 13 viene la exhortación (¿de Jesús, de Mateo o de ambos?) a velar, pues el día y la hora no los sabemos (nótese que ni siquiera se dice que sean pronto). ¡El Reino de los cielos es semejante a no ir de compras cuando se armó la fiesta, antes bien, traer a la fiesta lo necesario!
Nos gustaría llamar la atención al hecho de que la parábola no hace explícito el significado en la práctica diaria del velar o estar listos/as. Habla del aceite, es cierto, pero no creemos que esto signifique que la manera de velar sea solamente participando en actos litúrgicos o practicando una espiritualidad mística. A Mt le preocupa algo más, que se explica recién cuando se lee el resto de este cap. y sobre todo cuando se lo conecta con las bienaventuranzas y los ayes, y que tiene que ver con vivencias éticas diarias.
Posible esquema para la predicación
- Comenzar comparando dos estilos de vida y dos ideologías: ser sabio y ser necio según el mundo y según Jesús, incluyendo quizás la parábola del mayordomo infiel en 24.45-51.
- ¡Qué fácil es volcarse a la sabiduría del mundo y olvidarse de la de Jesús! (ejemplos).
- Las diez vírgenes: en qué consistía su sabiduría o su necedad.
- Adelantar, sobre la base de los textos de los próximos domingos, que la sabiduría en Mt consiste en actitudes de vida y durante toda la vida; que no se olviden de los pequeños y los bienaventurados, varones y mujeres.
Mercedes García Bachmann, biblista luterana (IELU) argentina, Estudio Exegético-Homilético 32, ISEDET, Buenos Aires, 2002.
Amós 5.18-24 – Presentación de Pablo Ferrer
Introducción
Amós, junto con Miqueas, profetiza en la época monárquica antes del exilio. Amós profetiza en el reino norte entre los años 760-750. En esta época domina el imperio asirio imponiendo sus políticas sobre las regiones. Tanto Israel como Judá tienen en este tiempo un importante apogeo económico aunque, nos dirán los profetas bíblicos, construido en base a la explotación de gran parte de la población.
Esta explotación socio-económica tenía una acción religiosa que la justificaba. Era una “piedad” religiosa, ciertamente muy fuerte y llevada a cabo principalmente por los ricos y poderosos. En este sentido tenemos que recordar que la religión era un fuerte espacio de control social y de construcción de la realidad como podemos ver en el conflicto que tiene Amós con el sacerdote “oficial” Amasías (Amós 7.10-17)
En cuanto a la persona de Amós, él mismo se define como alguien que no es profesional religioso sino un trabajador campesino (1.1, 7.14), convocado por Dios hacia la denuncia social.
“El Día de Yavé…”
Amós 5.18-20 es el primer texto profético que nos habla sobre el Día de Yavé. Si bien este concepto luego se irá complejizando en la apocalíptica, acá es embrionario. Uno puede observar que la idea enraizada en la religiosidad oficial acerca del Día de Yavé se refiere a una idea positiva. Esta concepción “oficial” ¿se esperaba acaso como confirmación de las actitudes “piadosas” de los religiosos? ¿Por quiénes era esperado ese Día de Yavé? (v. 18).
Esta posibilidad de entender el Día de Yavé como una esperanza del oprimido se desvanece cuando se ve que a lo largo del libro de Amós la producción y consumo de bienes y hábitos religiosos se da en las clases poderosas. Por esta razón pensamos que “el Día de Yavé” como bendición era una expectativa construida y promocionada desde los grupos poderosos.
El “Día de Yavé” llega a ser un elemento ideológico construido desde el poderoso que busca confirmar la elección del pueblo de Israel y el apoyo de Dios a toda acción política y económica llevada adelante por la monarquía.
Por el contrario, para el profeta, ese día será el fin de la “luz” anunciada por los poderosos: “…y el más esforzado entre los bravos huirá desnudo el día aquel, oráculo de Yavé” (2.16, ver también 3.14, 5.16-17). A lo largo del libro de Amós podemos ver que el profeta ataca constantemente los siguientes puntos:
1. La construcción social de “pueblo elegido”. ¿Acaso no liberó Dios a los Filisteos y arameos (9.7) igual que a Israel de Egipto?
Acá la idea de pueblo elegido no se construye como relación de pacto de justicia entre Dios y su pueblo. Más bien es un elemento usado para justificar que la riqueza de la monarquía obedece a la elección de Dios de su pueblo. Este concepto político-religioso deja de lado uno de los elementos centrales del pacto de Dios y su pueblo: la elección de Dios debe visualizarse en la riqueza compartida, en el cuidado del más débil. Por el contrario, para el profeta la elección ahora será motivo de juicio: “solo a ustedes los her elegido de entre todas las familias de la tierra. Por lo tanto, yo los castigaré por todas sus maldades” (3.2). O bien, el oráculo contra Judá y contra Israel que marcan los atropellos cometidos contra el justo, el pobre y los débiles (2.4-16)
2. La construcción social de la “piedad” religiosa como seguridad, como supuesta evidencia de un bien-estar (5.21-23)
El recorrido de pasajes que muestran la piedad religiosa como acciones que ocultan los pecados sociales se da a lo largo de todo el libro de Amós. En cuanto al pasaje que tenemos específicamente para este domingo podemos ver una fuerte crítica sensorial donde los sentidos se meten en el texto para ubicarnos dentro mismo de los tiempos y espacios cúlticos. Así, entonces, nos hace escuchar el “ruido” que surge de la adoración cúltica, 5.23: “No quiero escuchar las melodías de sus liras”; “yo aborrezco sus fiestas solemnes”, 5.21. A esta descripción totalmente sensorial opone una imagen que puede ser también captada desde lo sensorial: un río de justicia, agua sin olores ni sabores complejos como son los cultos que esconden la injusticia, 5.24.
3. La eliminación de la relación que existe entre pobreza/opresión y riqueza (3.10)
Una de las grandes riquezas del texto de Amós es mostrar que la riqueza de la nación está profundamente relacionada con la gran pobreza, con la falta de justicia, con la falta de distribución de bienes. Para los poderosos que se encuentran gobernando, mostrar la riqueza de algunos es suficiente para demostrar el apoyo de Dios, el éxito del gobierno. Sin duda que debe haber sido necesario trocar el juicio para que el justo, el pobre sea calificado socialmente de culpable, no de víctima (y en esto hay que ver la cantidad de referencias a la corrupción de la justicia).
El pobre no podía aparecer como un producto del sistema político económico sino como una excepción (2.6-8; 5.7.12, por ejemplo). Además, Amós no sólo muestra que la justicia es corrompida para ocultar los sistemas político-económicos injustos, sino que también denuncia que el poder monárquico censura y maneja la información y la construcción de la realidad. Podemos ver pasajes como 2.11-12: “A algunos de sus hijos los hice profetas, y a otros los aparté para ser nazareos. ¿Acaso esto no es así, hijos de Israel? –Palabra del Señor. Pero ustedes dieron vino a. os nazareos y a los profetas les mandaron no profetizar”.
Para compartir en comunidad…
La relación entre riqueza y pobreza es desdibujada, o es directamente corrompida, en los diferentes multimedios que “informan” a nuestros pueblos, ¿o deberíamos decir “construyen la realidad social”? Una obra poética de un poeta chileno, Pablo Neruda, me parece que vuelve a relacionar pobreza y riqueza como productos necesarios uno del otro. Lo vemos en La ley del embudo (Promulgación de la Ley del Embudo, V. La arena traicionada, Canto General, extracto):
Ellos se declararon patriotas.
En los clubes se condecoraron
y fueron escribiendo la historia.
Los parlamentos se llenaron
de pompa, se repartieron
después la tierra, la ley,
las mejores calles, el aire,
la Universidad, los zapatos.
Su extraordinaria iniciativa
fue el Estado erigido en esa
forma, la rígida impostura.
Lo debatieron como siempre,
con solemnidad y banquetes,
primero en círculos agrícolas,
con militares y abogados.
Y al fin llevaron al Congreso
la Ley suprema, la famosa,
la respetada, la intocable
Ley del Embudo.
Fue aprobada.
Para el rico la buena mesa.
La basura para los pobres.
El dinero para los ricos.
Para los pobres el trabajo.
Para los ricos la casa grande.
El tugurio para los pobres.
El fuero para el gran ladrón.
La cárcel al que roba un pan.
París, París, para los señoritos.
El pobre a la mina, al desierto.
Pablo Manuel Ferrer, biblista metodista argentino en Estudio Exegético–Homilético 104 – Noviembre 2008, ISEDET, Buenos Aires, Argentina
Salmo 70 – Presentación de Enzo Cortese, Silvestre Pongutá y de GBH
El texto de esta súplica coincide casi en todo con el de la segunda parte del salmo 40 (vs 14-18). En el salmo 40 se veía extraña la ubicación de la súplica en la segunda parte. El duplicado y su ubicación hacia el final del segundo libro del salterio se suelen explicar por las preocupaciones y los intereses de quienes organizaron las colecciones en la forma actual.
La invocación inicial de la entonación de todo el salmo: desde una situación angustiosa, el orante acude a Dios para pedirle auxilio. La situación de angustia procede de ataques de enemigos o personas que atentan contra la vida del salmista; no se dice el motivo o la causa; a su actuación se da el nombre de infamia vergonzosa; a la actitud hostil se agrega la burla. Al acudir a Dios, el salmista pide que sus enemigos queden avergonzados y se batan en retirada; pone, de todos modos, su esperanza en la intervención de Dios formulada en su súplica.
Paralelamente, desea el bien a los que acuden a Dios, lo buscan y anhelan su salvación: a ellos sugiere que gocen en Dios y proclamen su grandeza. Hacia el final, se vuelve a concentrar el suplicante en su aflicción, pobreza y abatimiento, y desde esa situación hace una vez más profesión de confianza en Dios y le ruega que no le demore su auxilio.
Para usar en nuestro culto…
Empezamos reconociendo que hay situaciones opresivas y angustiosas, por eso el salmista le pide al Señor: “¡Ven pronto a socorrerme!”. Y reconocemos que hay situaciones de peligro, hasta de perder la vida, podemos reconocer que haya quienes quieren hacerme daño, e incluso que haya quienes “se burlan de mí”, como dice el salmo, que se burlan de nuestra fe y de nuestra esperanza…
Pero después de ese reconocimiento el creyente que ora estas palabras puede mostrar una actitud libre de enojos o de broncas, sin rencores. Efectivamente, el salmista ora por “los que buscan al Señor”. Y nos unimos en esta oración por quienes están buscando, por quienes todavía no tienen fe, por la gente que de alguna manera busca, incluso sin saber que buscan a Dios, gente que siente una gran sed, una falta de caminos, una falta de propósitos.
Se trata de personas que pueden estar buscando la fuente de la vida, no la muerte; que estén buscando la verdad, no la mentira; el amor, no la indiferencia; que buscan la unidad de la gente, no la división. Son los Nicodemos que buscan a Jesús de noche, son como el centurión romano que pedía a Jesús por su esclavo enfermo, son como Zaqueo que se sube al árbol para ver pasar a Jesús.
Para ellos y para ellas decimos con el salmo: “que se alegren en ti todos los que te buscan”. Este es nuestro mensaje: no de condenación, no de prometer bendiciones fáciles. Lo que deseamos es que quienes buscan a Dios, aún sin saberlo, aún sin nombrar a Dios, lleguen a encontrarse con él y lleguen a reconocer que Dios es grande. Porque eso les hará bien, porque al encontrarse con este Dios liberador se van a llenar de alegría, van a vivir la libertad, la paz, es decir, la salvación de Dios.
Y nosotros y nosotras, testigos de este Dios de la libertad y la vida plena, aún en medio de nuestras dificultades, nos habremos librado de rencores y resentimientos, para seguir buscando y encontrando a nuestro Dios y a nuestros hermanos, llenos de alegría.
Enzo Cortese y Silvestre Pongutá, biblistas católicos italiano uno y colombiano el otro, en Salmos, Comentario Bíblico Latinoamericano, Verbo Divino, España, 2007. Y GBH en la segunda parte.
1ª Carta a los Tesalonicenses 4.13-14 (15-18) – Presentación de Pablo Ferrer
Introducción
La carta a los Tesalonicenses está escrita a una comunidad de cristianos que estaban siendo perseguidos por sus convicciones religiosas, por su fe en el nuevo Señor de sus vidas: Jesús. Esto queda de manifiesto en la preocupación de los apóstoles en los capítulos 2 y 3 así como el capítulo 5. Dicha preocupación tenía que ver con la posibilidad de que los recientes creyentes dejaran su fe y volvieran a los dioses que antes los habían convocado (1.9-10)
La carta tiene en general un tono y un énfasis de exhortación, consuelo y ánimo. Podemos ver esto en el texto de este domingo: Este párrafo está limitado en el principio y el final por palabras de preocupación por la esperanza de los tesalonicenses y por palabras de exhortación, de aliento.
El lenguaje de este párrafo está enmarcado dentro del apocalíptico. Y este lenguaje en sí tiene un fuerte interés por el consuelo de los destinatarios, por el refuerzo de las ideas de grupos minoritarios como eran los apocalípticos cristianos, por una confirmación de la fe y esperanza de grupos sin poder, seguidores de Jesús y con una expectativa de una parusía como posibilidad de comienzo nuevo. También un lenguaje que remarcaba el valor del testimonio como elemento de construcción de la vida personal y comunitaria.
Motivo del discurso, vs. 13
Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.
El párrafo anterior se había dedicado a las relaciones económicas y personales y a reforzar la construcción de una red de iglesias en Macedonia. Pero sin duda quedaba flotando una pregunta que necesitaba ser contestada y tenía que ver con el dominio sobre la vida humana ¿Quién, en definitiva, es el que posee nuestra vida aquí y en el más allá?Y no es esta una inquietud despreocupada, ya que puede provocar la pérdida misma de fe en los creyentes. La tristeza en este caso se debe a no saber qué pasó con aquellos que duermen (gr.koimaomai, dormir, un eufemismo de morir). Es una angustia por la necesidad de tener claridad respecto al destino de los muertos y en esta claridad responder por el camino, acciones y decisiones de los que viven.
Si nos preguntamos por quiénes son los que no tienen esperanza podríamos ir adelantando que son aquellos que ignoran sobre el destino de sus muertos y esa ignorancia les provoca en vida una fuerte desesperanza. Uno puede decir que son paganos pero también pueden estar dentro de la comunidad de Tesalónica.
Afirmación de fe, vs. 14
Si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron por él.
Esta afirmación posiblemente circulara dentro de los nacientes movimientos cristianos: Jesús murió y resucitó. Afirmación corta y que compendia la vida testimonial de Jesús: murió; y por otro lado una afirmación que confirma la presencia de Dios en la vida de Jesús: resucitó. Esta afirmación de fe es la base para poder comprender la situación de nuestros muertos: ellos son la continuación de la acción de Dios en Jesús. Si bien antes se había mencionado a los que habían muerto, ahora se especifica un poco: los que murieron por Jesús (dia es una preposición que puede ser traducida por, con, a causa de). Lo que implica una identificación entre la obra de Jesús y su correspondiente muerte y la obra de los que actuaron y murieron de la misma manera que Jesús (cf 2.14-15).
Palabra del Señor en relación al orden de resurrección, v. 15
Este discurso apocalíptico comienza diciendo que es “en palabra del Señor” lo cual lo ubica en la tradición apocalíptica de la revelación (recordamos que apocalipsis significa desde lo oculto=revelación) en contraposición a la enseñanza y transmisión humana (podemos comparar con Gálatas 1.11 ss.) Esto es clave en la tradición apocalíptica y muestra una novedad en la visión del mundo, a la vez que es una visión que no está promocionada y sustentada por ninguna fuerza o poder humano. Es una radical separación de toda autoridad humana que sustenta una cosmovisión y un alineamiento en un proyecto social, político y humano nuevo y sin deudas de favores con el viejo poder imperial.
Primero los que murieron…
Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.
Los vivos y los muertos son puestos en relación. Y es que siempre están en relación. Los muertos son interpretados y juzgados en su muerte, los vivos en su vida. Aquí se pone en primer lugar a los muertos y en cierta forma se dignifica su muerte. No son los que aún viven (en la parusía, aparición de Jesús) los que tienen más derecho. La muerte sufrida por Cristo se dignifica de tal manera que de ninguna manera (ou mé, una doble negación en griego) la vida se transforma en parámetro de juicio sobre la muerte. Dicho de otra forma, ya no se podrá decir: si murieron o si sufrieron es porque algo malo habrán hecho. La recompensa, antes que a los vivos, es en primer lugar a los que murieron en Cristo. En Pablo está muy presente esta idea de testimonio y muerte.
Palabra del Señor en relación a quién convocará en la resurrección, vs. 16 a-b
El Señor mismo, con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, descenderá del cielo.
Este versículo representa una parusía en el sentido original de la palabra, la aparición de personajes poderosos del imperio romano. Aquí es el Señor (se remarca: el mismo Señor) el que regresa triunfal con una visión que deja “escuchar” sonidos poderosos en la llegada. La entrada triunfal final no pertenece a los que en este mundo usan del poder para matar, sino a Jesús. Ese es el mensaje que los apocalípticos expresan a través de diferentes “pinturas”, imágenes que se han dado en llamar mitopoéticas, puesto que reúnen tanto los temas mitológicos propios de la cultura como así también la fuerza de la poesía que lleva a crear esperanza y compromiso…
Palabra del Señor en relación en relación al orden de resurrección, vs. 16c-17a
Entonces, los muertos en/por Cristo resucitarán primero. Luego nosotros, los que vivimos, los que hayamos quedado…
Se repite el tema del orden de encuentro con Jesús que ya se había planteado en el vs.15. Aquí se toma la idea del rescate (redención) de los vencidos. Un poderoso llega y los reclama como propios. La muerte no los posee y tampoco quien los haya matado. Muchas veces se presenta la idea de que el que mata se apropia del muerto: se apropia de su vida, destruyéndola; o a nivel simbólico: se apropia de su destino aquí como en el más allá (cf Mt 10.28). El poderoso intenta decidir sobre la vida y muerte de un sujeto. Pero aquí se remarca que los muertos en/por Cristo son reclamados y rescatados por su verdadero amo y Señor: Jesús.
Y el orden tiene que ver con una revisión histórica, lo primero es poner en claro la historia para luego seguir adelante, lo primero es que los muertos por sostener el testimonio de Jesús puedan ser dignificados. Luego los que aún viven serán buscados y también rescatados.
Palabra del Señor en relación al encuentro final, v. 17 b-c
Seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.
Tal vez éste sea el sueño de quienes resisten todavía al imperio en la comunidad de Tesalónica: reencontrar a sus amigos y amigas, vecinos, familiares muertos por causa del testimonio cristiano. Si en un tiempo el pueblo de Dios soñó con el reencuentro en la tierra prometida, con el regreso ahora también se esperaba un reencuentro. Antes el pueblo de Dios resistió y se construyó a sí mismo en el exilio, ahora lo hace también en medio del Imperio. Pero en ambos casos se pronuncia la idea de que es transitorio el dolor, es transitoria la separación, es transitoria la derrota y el mal. Y es, sobre todas las cosas, transitorio el poder imperial que destruye la vida. Esto es, también, puesto en imágenes por el lenguaje apocalíptico. Ante esta temporalidad se desafía a un encuentro “para siempre” con los que ya murieron y los que todavía quedan junto al Señor.
Motivo del discurso, v. 18
Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.
La esencia del discurso apocalíptico es la reconstrucción de la esperanza, frente a la preocupación expresada en el vs. 13: para no quedar sin esperanza alentaos los unos a los otros. La razón de la esperanza no está en una visible victoria ahora sino en la fe en que la muerte y resurrección de Jesús son anticipo de su venida y victoria final. El camino para reconstruir la esperanza y el ánimo no está dado unilateralmente, sino que es una tarea de la comunidad toda. Hay una reciprocidad en el consuelo y exhortación: alentaos unos a otros. Esta idea de una responsabilidad común en la exhortación, en el trabajo y en el consuelo se puede verificar a lo largo de la carta toda.
Sugerencias homiléticas
El tema de los muertos por la causa de la justicia, por la búsqueda de verdad es primordial en estos tiempos al igual que lo fue en los tiempos de Pablo. Poder restituir la dignidad de esas muertes, poder repensar la voluntad de Dios y la voluntad del Imperio, aquella tendiente a la vida y ésta buscando la muerte y el terror.
De la misma forma poder restituir la unidad entre los que ya murieron y los que aún vivimos. La continuidad que en definitiva nos tendría que llevar a esa muerte de un justo en manos injustas: Jesús. Continuidad que podría ser estudiada en relación a quién posee las vidas humanas en estos tiempos o, dicho de otra forma, a quién dejamos que posea nuestra vida, nuestra alma, nuestras fuerzas…
Todo esto tiene que ser repensado como una tarea comunitaria, un “alentarse los unos a los otros”. Buscar cuáles son los caminos y estrategias de nuestras comunidades para reestablecer la alegría, el fervor por el Evangelio y su búsqueda de justicia para el ser humano y la creación toda.
Pablo Ferrer, biblista metodista argentino, en Estudios Exegético-Homiléticos 68, ISEDET, 2005. Resumen de GBH.
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