Recursos para la predicación

12 Jun 2023
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Recursos para la predicación
Recursos para la predicación 18 JunioJun 2023

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Mateo 9.35–10.8 – La mies es mucha – Presentación de Ricardo Pietrantonio

Resumen

Mateo ha concluido su presentación del primer discurso (el Sermón del Monte) y la colección de historias acerca de Jesús, sus poderosas obras (vv. 8-9) — la autoridad soberana de Jesús en palabra y obra — y retorna a la caracterización general del ministerio de Jesús con que él empezó (4:23). Llama la atención una vez más a la enseñanza, la proclamación, y el sanamiento de Jesús por medio de una declaración sumaria. El centro de la actividad de Jesús es “buena la noticia del reino”. Sus palabras y hechos, de hecho su misma persona, apuntan a y presuponen esa realidad.

9.35–38 Obreros para la mies (cf. Mc 6:34; Lc 10:2). Este breve pasaje sirve de puente entre el relato del ministerio de Jesús en los caps. 5–9 (resumido en el v. 35) y la extensión de ese ministerio a sus discípulos en el cap. 10. La necesidad era demasiado grande para cumplirla Jesús solo, así que pidió ayuda a algunos de sus seguidores más íntimos.

La base de esta misión era la compasión, una palabra fuerte para una respuesta emotiva que siempre da como resultado una acción de cuidado. Las imágenes de la palabra mies (como la de pescar en 4:19) sugieren también el llamamiento a ganar nuevos discípulos. Este es el interés de Dios, como Señor de la mies, y así que se puede apelar a él lógicamente para recibir a los obreros necesarios.

10.1–4. (cf. Mc 6:7; 3:13–19; Lc 9:1; 6:13–16; Hch 1:13).Apóstoles significa “enviados” y así es apropiado aquí. Esta es la única vez que Mt emplea esta palabra; normalmente él llama a los seguidores de Jesús “discípulos” o “los doce”.

10.5-8. Instrucciones para la misión (cf. Mc 6:8–11; Lc 9:2–5; 10:3–12). Aquí es donde comienza el “discurso”. Es un encargo específico para realizar una misión limitada, y debemos tener cautela de aplicarla sencillamente a la misión cristiana en todas las circunstancias.

El objeto fundamental de la misión es la proclamación del amanecer del reino de los cielos. Los cuatro imperativos del v 8 están subordinados a la proclamación del reino. Sanar enfermos, resucitar muertos, limpiar leprosos y expulsar demonios son una parte de la buena noticia del Reino; en realidad lo ejemplifican y simbolizan.

Para la reflexión

Yavé es misericordioso con los habitantes de toda la tierra porque son su pueblo. Que reciba toda alabanza. (Del Salmo)

Todavía tenemos esperanza porque tenemos paz con Dios que nos amó hasta morir por nosotros. (De la Epístola)

La compasión nos lleva a ponernos del lado de los necesitados como lo hizo Jesús. La Misión: predicar el reino, curar toda dolencia.La recibimos de regalo, hay que hacerlo de regalo. (Del Evangelio)

Ricardo Pietrantonio, biblista luterano (IELU) argentino en Encuentros Exegéticos Homiléticos del ISEDET, Encuentro 27, junio de 2002, fragmentos.


Libro del Éxodo 19.1-8 – Presentación de Pablo Andiñach

De la esclavitud y el caos a la libertad y a las leyes

La alianza en el Sinaí entre Dios e Israel es un acontecimiento fundante de la identidad del pueblo. Con la liberación de Egipto y como parte esencial de ella, es la marca de pertenencia a la comunidad de esclavos liberados que se constituyen en una nación libre bajo la autoridad de Dios. Así, la entrega de la Ley es necesaria para darle al Israel naciente un marco legal y organizativo que le permita pasar de ser un grupo de esclavos sometidos  en su condición de siervos, a constituirse como un  pueblo que debe resolver por sí mismo los distintos aspectos de la vida.

Como esclavos tenían todo resuelto menos su libertad, lo cual invalida todo lo anterior. Si había injusticias y opresión eran responsabilidad del faraón y los egipcios. Ahora Dios los conduce a su propia tierra, pero serán responsables de construir una sociedad justa, de relaciones humanas sanas, donde el derecho y la equidad primen sobre la opresión y la injusticia. Nada más realista y práctico que el pensamiento bíblico para encarar esta cuestión: se necesitan leyes que organicen la vida.

La alianza. 19.1–20.21

La alianza en el Sinaí se extiende hasta Nm 11.10 –en el sentido de la estadía de Israel en ese lugar–, pero dentro de esos caps hay textos de diverso carácter. A los textos legales se suman, entre otros, narraciones y teofanías, la construcción de la Morada o Tabernáculo y celebraciones litúrgicas. Reservamos el término “alianza” para esta primera sección.

La exégesis distingue la teofanía (19.1-25; 20.18-21) del decálogo (20.1-17). Esta distinción está basada en claros signos de que el texto es una composición literaria que amalgamó narrativas previas y posiblemente independientes. De este modo, al darle un marco teofánico a un texto legal antiguo se lo actualizó y jerarquizó a fin de elevarlo para representar la máxima expresión de la voluntad de Dios.

Análisis detallado

El modelo del itinerario que nos ha acompañado hasta aquí en la lectura del Éxodo abre ahora y un largo capítulo hasta Nm 11.10, momento en que se abandona aquel lugar. Estos primeros vs son un brevísimo resumen de lo que ha ocurrido hasta ahora. Se menciona a Egipto y la salida de esa tierra, luego la travesía en el desierto hasta arribar al Sinaí. Así, los eventos a narrar se ubican al comienzo de los cuarenta años que transitarán por el desierto, lo cual significa que la mayoría de ese tiempo Israel lo hizo en conocimiento de la ley y en obediencia –o desobediencia– al pacto que allí se establecerá.

La primera parte del cap 19 está destinada a asegurar el marco en el cual se desarrollará la teofanía que lo sigue, desde el v 16 en adelante. Por eso la meticulosa sucesión de palabras entre Yavé y el pueblo a través de Moisés, las cuales son obvias a partir de frases muy claras, tales como “todo lo que Yavé ha dicho haremos” o “para que el pueblo oiga mientras yo hablo contigo”. La intención es que nada queda en la ambigüedad: Dios se ha dispuesto a hablar y el pueblo va a escuchar su palabra.

Es sorprendente la imagen de las águilas para describir el traslado de Egipto al Sinaí, pero lso acontecimientos en poco se parecen a un vuelo sin contratiempos por las alturas. Podemos encontrar otro texto del Pentateuco donde se alude a las águilas, Dt 32.10-14, donde se dice que Dios encontró a Israel “en un lugar deshabitado, en un yermo horrible y solitario” y “así como el águila revolotea sobre el nido y anima a sus polluelos a volar… y los sostiene sobre sus alas”… El énfasis está puesto en la protección de Dios a su pueblo. Entonces nuestro texto no quiere decir que la travesía haya sido sencilla y sin tropiezos, sino que alude a que Dios estuvo con ellos en cada momento.

Así, podemos comprender la propuesta de Dios en toda su magnitud. En primer lugar, el concepto de “tesoro entre todos los pueblos”. El énfasis está puesto en que un tesoro tiene un solo dueño, no es una relación de dos partes sino solo de unja. Esa es la parte que le corresponde a Dios.

La otra expresión es “reino de sacerdotes”, con una alta opinión del sacerdocio, por lo cual no había mejor elogio para los sacerdotes que decir que Dios exigía que todo el pueblo fuera como ellos. Pero este significado primero derivó en una más profundo y teológico: Dios reclamaba que su pueblo preservara los valores fundacionales. Reino de sacerdotes significa que debían respetar y aplicar las leyes que en esos días iban a recibir. Es una invitación a la justicia y a respetar al prójimo, aplicar la ley con equidad y amor. No es un intento de fortalecer el ritualismo ni las jerarquías religiosas, sino todo lo contrario: es destacar el valor de la vida ajena junto con la adoración a Dios, y que cada israelita será –al menos simbólicamente– un sacerdote de Yavé y tendrá la responsabilidad de cumplir su voluntad.

En tercer lugar, los llama a ser una nación santa. El vs 5 se inicia con un condicional: “Si escuchas mi voz y guardas mi pacto…” Nación santa es la que escucha la voz y guarda el pacto. Aquí se pide que sean obedientes a las leyes que están por recibir, que obren la justicia y el derecho como mandato divino porque serán los fundamentos de toda la ley israelita.

Pablo Andiñach, biblista metodista argentino en El Libro del Éxodo, Sígueme, Salamanca, 2006. Resumen y adaptación de GBH.


Cómo entender la Carta a los Romanos – Presentación de Elsa Tamez (2)

Claves para la lectura de la carta: la exclusión

6) Contextos de exclusión

El punto anterior –ubicación de la carta, el autor y sus lectores del primer siglo– que leímos en la entrega del domingo pasado en los Recursos, siguiendo a Elsa Tamez, servirá de trasfondo para iluminar el discurso teológico, pudiendo mirar un intenso proceso lleno de conflictos y dinamismo. Pablo trata de responder a los desafíos de su historia personal, de las comunidades cristianas y de todo el mundo hasta donde él conoce. Confrontado el discurso paulino con su realidad, el contenido de la carta deja de ser abstracto.

Nunca leamos a Pablo sin escuchar la voz de un prisionero inocente, sin sentir el dolor y la rabia de tantos esclavos crucificados injustamente, o sin ver los moles de afectado por el “progreso” de la civilización romana, o sin escuchar los gritos de una etnia –la judía– arrasada por las invasiones romanas. Por eso proponemos ciertas “claves” para comprender los conceptos de la carta. Y la clave fundamental es la exclusión.

Hoy en día experimentamos ese problema, producido básicamente por el sistema capitalista de mercado con sus políticas neoliberales, que no reconoce el derecho de todos a vivir dignamente; también se experimenta la exclusión en nuestra sociedad tan racista y tan machista; y finalmente por la pretensión ideológica del capitalismo de ser la única alternativa viable para nuestros pueblos. Los valores de nuestra sociedad están invertidos, o más bien, subvertidos, ya que las leyes del mercado, las leyes judiciales y las normas ético-culturales están totalmente sometidas a los intereses de quienes tienen el poder.

Ya vimos que una situación parecida la encontramos en el primer siglo, tanto desde las fuerzas económicas y culturales de parte del imperio, como desde las fuerzas étnicas-religiosas de parte de algunos sectores de Jerusalén. Las leyes romanas y judías también eran mal interpretadas y manipuladas, al grado de someter a todos los seres humanos a su servicio.

7) Respuesta teológica de Pablo

7.1) Injusticia y pecado

En su teología sobre el pecado y la justicia de Dios (Rm 1-3) no se menciona explícitamente el imperio; se habla de las impiedades e injusticias de los seres humanos que encerraron la verdad en la injusticia (1.18) y de que no había nadie capaz de hacer justicia. Pero un estudio de la situación romana desde la perspectiva de los pobres hace inmediatamente ligazón entre el poder del pecado y la situación socio-económica, entre la justicia de Dios y la justicia del imperio, entre la gracia de Dios que otorga su justicia como don (frente a la imposibilidad práctica del ser humano de realizarla) y el mérito de status, riqueza y poder que rige la rey imperial.

Creemos que Pablo ve en el sistema del imperio romano un poder estructural económico, político y militar que es imposible enfrentar. Por eso cobra las dimensiones de una estructura de pecado (gr hamartía) que lleva a la muerte. Lo ve como un poder que, bajo las apariencias, se presenta como el protector y pacificador de las provincias, pero que esconde en su seno la práctica de la injusticia. Para Pablo, esto es ausencia o desconocimiento de Dios, idolatría pura.

Nótese que Pablo utiliza el término pecado (hamartía) en el capítulo tres , no antes. En 1-2 solo habla de injusticia (gr adikia). La práctica de injusticia de todos pervirtió el conocimiento verdadero de Dios. Eso llevó a que se cautivara la verdad en la injusticia. Pecado es la sociedad invertida, en la cual todos los seres humanos son cómplices por su práctica de injusticia.

Esta ausencia de justicia/ausencia del Dios verdadero, lleva a Pablo a teologizar sobre el pecado desde Adán. El imperio romano no era la primera ni la única experiencia de dominación de los pueblos, por eso tiene que haber algo más profundo en el interior del ser humano que le hace responsable de las injusticias y de enredarse en ellas. Porque en un momento dado estas injusticias cobran autonomía y se vuelven estructuras de relaciones sociales de pecado, incontrolables y esclavizadoras de todos los seres humanos. A eso se le llama pecado (hamartía).

Pablo descubre que no hay ninguna justicia que tuviera el sello de la verdad. Los maestros judíos pensaban que cumpliendo la ley hacían justicia verdadera. Pablo prueba lo contrario: quieren hacer justicia siguiendo la ley, y su resultado es la injusticia (Rm 2.21-23).

7.2) La ley y la fe en el contexto de exclusión

Había algunos sectores judeo-cristianos que exigían la circuncisión y el cumplimiento de varias observaciones de la ley, para toda persona que quisiera tener acceso a las promesas de Dios (dadas a Abraham y su descendencia) y pertenecer a su pueblo. Pablo, por su misión con los no judíos, descubre y afirma que la ley es incapaz de justificar al ser humano delante de Dios.

Dios, gracias a la vida y entrega de fe de Jesucristo, y desde su resurrección, había acogido por gracia a todos los seres humanos como sus hijos. Y quienes viven ahora en esta fe, en esta entrega y en este espíritu de la resurrección, son renovados, resucitados, con la capacidad de hacer justicia. Al hablar de justificación por fe y no por las obras de la ley, el Apóstol coloca en un plano de iguales a todos los pueblos. Con esta nueva realidad y con esta propuesta teológica, se resuelve felizmente esta división de mundos (judíos y no judíos) y universaliza la fe cristiana para que otros tengan la posibilidad de acceso a las promesas hechas a Abraham.

Esto es en cuanto a la disputa teológica muy concreta que surgió de las comunidades cristianas primitivas. Pero esta lógica de la inclusión del excluido al ser justificado por fe, lleva a otros niveles, además del religioso. Ya desde el punto de partida está presente la dimensión cultural (cultura judía/otras culturas). Pablo mismo cruzó, e manera espontánea, la barrera de lo propiamente judío para llegar a lo social y sexual, por eso tendrá que afirmar que en Cristo no hay ni amo ni esclavo, ni mujer ni varón (Gá 3.28), otras dos desigualdades entre los seres humanos. La realidad de la injusticia convertida en pecado, que describe en Rm 1-2 y que se deja ver también en su crueldad concreta en 8.18-38, obliga a ampliar la categoría de exclusión a las dimensiones económicas, políticas, sociales y culturales.

Una palabra en cuanto a la ley mosaica. El interés de Pablo no es desautorizar solo la ley. Esta, cuando no va unida al pecado, es buena, justa y santa. El problema surge cuando es absorbida por el pecado, y el pecado cobra vida. Esto es porque la unión entre el pecado y la ley causa la alienación de los sujetos (Rm 7). Estos pierden la conciencia y se vuelven esclavos de la ley. Creemos que Pablo no se refiere solo a la ley judaica, en su pensamiento incluye lo que significa la lógica de toda ley cuando se impone al sujeto. Por eso tiene en mente la ley romana, la lógica de aquella civilización y las tendencias impuestas por los usos y costumbres. La ley recobra su función original de justicia cuando está orientada por la fuerza del espíritu o de la fe. En este sentido, la fe consolida la ley (3.312). Lo que Pablo intenta recalcar es lo que Jesús había enseñado: el sábado debe estar al servicio del ser humano y no a la inversa.

7.3) La justicia y la justificación es para transformar el mundo invertido por el pecado

El término “justicia de Dios” posee distintas connotaciones, trata de la justicia forense, de la manera justa como Dios siempre ha actuado en la historia, y de una justicia que espera que el ser humano practique. A pesar de estas distintas connotaciones, todas apuntan a la diferencia entre esta justicia y la justicia que los cristianos del primer siglo experimentaban, sea la justicia forense o la justicia social: la una era discriminatoria, la otra representaba su mentira: la injusticia.

Ya que no había posibilidad objetiva ni subjetiva de hacer justicia por los propios medios en un  mundo injusto dominado por el pecado, el anuncio de la justicia de Dios aparece como una gran noticia. Pablo no hace más que recordarla porque esa justicia llegó con Jesús, su vida, muerte y resurrección.

Pablo llega a la conclusión de que, frente a la precariedad de la vida y la imposibilidad humana de sobreponerse a la injusticia de la que es víctima y responsable, la justica de Dios capacita a los seres humanos para que sean hacedores de justicia verdadera. Jesús fue el primero y por él todos y todas tienen acceso a esa gracia, aun los agentes victimarios, si son capaces de creer al Dios que resucita a los muertos (Rm 4.24s). Esta fe en lo imposible (Rm 4.19) le fortalece en su existencia cotidiana, luchas y peligros (1 Co 15.31s).

Tradicionalmente se ha creído que se es justificado por la fe en Jesucristo, por su m,uerte en la cruz. Una mejor traducción posible de dia pisteos Iesou Xristou (3.22), es que se es justificado por la fe de Jesucristo. Es decir, su vida de fe manifestada en sus obras en Palestina, no se guió por la obediencia a la ley manipuladora, sino por Dios. Dios le justificó por su ministerio de justicia. El hecho de que fue resucitado evidencia que fue justificado por Dios, que su juicio fue contrario a las leyes romanas y judías.

Si por la desobediencia del primer Adán se introdujo la muerte en la humanidad, por la obediencia de Jesús, figura del segundo Adán, estos fueron constituidos justos (5.19); fueron recreados para la vida, fueron hechos sujetos capaces de hacer justicia al orientarse por la dinámica y la fuerza del espíritu que lleva a la vida.

7.4) La dinámica de la fe triunfa sobre la dinámica de la ley

Con la llegada de Jesucristo, quien inaugura el camino de la fe, se vive en los tiempos de gracia y no de la obediencia a las leyes. Los humanos que acogen el don de la justicia de Dios se orientan por la dinámica de la fe, que es una manera diferente de conducirse en la vida, llenos de esperanza, al servicio de la justicia. Estos son los llamados, “los que están en Cristo” y tratan de actuar como Jesús, se orientan por la dinámica del espíritu, que es la dinámica de la vida, la justicia y la paz.

Esto no quiere decir que se vive fuera del mundo. La dinámica de la gracia o de la fe se vive dentro del mundo en donde también está la lógica de la ley, opuesta a la del espíritu. Pablo la llama también la dinámica de la carne[1]. Aquí se da una lucha histórica entre la vida y la muerte, la dinámica del espíritu y la dinámica de la ley y también dentro de las personas, que quieren hacer el bien y no lo pueden ejecutar. En esta lucha en tiempos de gracia, Pablo asegura que la gracia sobreabunda aunque el pecado abunde, y que la vida triunfa sobre la muerte.

Las comunidades necesitaban de esta fe. Pablo interpela la fuerza de lo divino en lo humano, ya que cuando los seres humanos acogen el don de la justicia por fe, la divinidad forma parte de ellos, viven en Cristo, están en Cristo. Pablo llega a afirmar que tales creyentes son herederos de Dios, o coherederos de Cristo. Parece importante para Pablo que el creyente reconozca la fuerza de su espíritu y del Espíritu que se une a él para testimoniar que tiene el poder de Dios, porque es un hijo libre (8.15-16). Al ser hijo libre, ha dejado de ser esclavo de la ley y del pecado. Pasa a ser señor de la historia, sigue la ley solo cuando está al servicio de la vid y la justicia (5.17).

7.5) Dios elige en su gracia a los excluidos para que no haya exclusión

En los cap. 9-11 Pablo se replantea el rol de Israel como pueblo elegido en la historia de la salvación. Si Dios acoge a todos incluyendo los no-judíos, ¿cuál es el sentido de que haya elegido a un pueblo? Para comprender esta sección habría que considerar lo siguiente: 1) la elección debe ubicarse bajo el designio misericordioso de Dios, cuya voluntad es que todos formen parte de su pueblo. Antes de que Dios elija existe ese proyecto de vida para todos. 2) Para que se cumpla el designio de misericordia de Dios para todos, Dios elige al menor, al excluido, al pueblo oprimido, para que dé testimonio del amor y del poder de Dios. La opción de Dios –elección– por el excluido se da para incluirlos como herederos del Reino. Elegir al excluido es la garantía de que todos formen parte del pueblo de Dios. El excluido-elegido debe recordar que ha sido elegido por gracia y no por méritos propios. Por tal razón la elección está ligada a la promesa y no a la descendencia según la carne (Rm 9.8).

8) Sabiduría en la vida cotidiana

En la vida cotidiana hay que actuar con discernimiento, orientados por la lógica del amor.

Los postulados teológicos anteriores son fundamentos para orientarse en las acciones de la vida diaria. Sin embargo, Pablo pide una constante renovación de la mente y los cuerpos para tratar de dilucidar la voluntad de Dios en cada momento (12.1-2). Aquí, el discernimiento es fundamental. Saber conducirse en la dinámica del espíritu o la fe implica actuar con mucha sabiduría. A veces implica someterse a la ley coyunturalmente para sobre vivir, a veces implica limitar nuestra libertad para no ser escándalo para el hermano o hermana débil (Rm 14). La renovación constante, el discernimiento sabio y la dinámica del amor son la garantía que nos indica que estamos bajo la lógica del espíritu y la fe, cuyas aspiraciones son hacia la vida, la justicia y la paz.

En este sentido hay que comprender Rm 13.1-7, texto aparentemente ambiguo y contradictorio frente a las claras líneas liberadoras de Pablo. El texto es circunstancial, no es fundante[2].

[1] Carne tiene distintas connotaciones en el NT. 1) se refiere a toda persona: “toda carne alabe a Dios”, sin connotación peyorativa. 2) se refiere a relaciones familiares o de raza: “los de mi carne”, “la promesa según la carne”; se refiere también a la debilidad y fragilidad humana, que tiende a hacer aquello que va contra lo bueno. Son los deseos egoístas y avaros que quieren imponerse como una ley interior a la conciencia de quien ha acogido la dinámica de la vida.
[2] Recomendamos la lectura de Uwe Wegner, “Romanos 13.1-7: Los cristianos y las autoridades” en RIBLA 4, 1989.
Elsa Tamez, ¿Cómo entender la Carta a los Romanos? Revista de interpretación bíblica latinoamericana, RIBLA 20, Quito, Ecuador, 1995.


Análisis del capítulo cinco de la Carta a los Romanos. Presentación de Juan Calvino

El capítulo cinco, después de haber hablado del fruto y el efecto de la justicia que es por la fe, no contiene casi más ampliaciones para mejor ilustrar el tema. El apóstol argumenta de “más a menos”, mostrando cómo debemos esperar y confiar en el amor de Dios, cuando somos rescatados y reconciliados con Él, puesto que aun siendo pecadores y estando perdidos, en su generosidad hacia nosotros nos dado a su Hijo único y Bienamado.

Continúa haciendo algunas indicaciones al comparar el pecado y la justicia gratuita; entre Cristo y Adán; entre la muerte y la vida; entre la Ley y la gracia, en la cual parece que la bondad de Dios, infinita, sobrepasa y, por así decirlo, absorbe todas nuestras maldades por muy grandes que fueren.

Juan Calvino, reformador francés, 1509-1564. Epístola a los Romanos, Publicaciones de la Fuente, México, 1961. Resumen de GB.


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