Recursos para la predicación

22 Nov 2022
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Recursos para la predicación 04 DiciembreDic 2022

Morado


Mateo 3.1-12

Análisis

El texto de Mateo 3.1-12 se encuentra inmediatamente después del relato sobre el nacimiento e infancia de Jesús, y como una introducción a su bautismo y posterior predicación y ministerio. En esta unidad se presenta a Juan el Bautista como precursor de Jesús y se destacan algunos aspectos de su ministerio y predicación.

El evangelista ubica a Juan el Bautista predicando en el “desierto de Judea” (v. 1), probablemente una región montañosa entre Jerusalén, el río Jordán y el mar Muerto. Esto lo coloca relativamente cercano a Jerusalén y a su vez fuera de la ciudad.

El lema de la proclama del Bautista era: “Convertíos porque ha llegado el Reino de los Cielos” (v. 2). El término griego utilizado para “conversión” es metanoia que significa literalmente “cambio de mente o pensamiento”, y por el contexto se refiere a la confesión y la renuncia al pecado (v. 6 y 11a); pero este concepto tiene implicaciones éticas insoslayables que se ven reforzadas por los términos semíticos que evocan y que dan la idea de “cambio de rumbo y conducta”, “volverse del camino del pecado”, “arrepentirse”. El Reino de los Cielos aquí no es futuro, sino que ha llegado e inspira la acción de la comunidad, y coincide con el fuerte acento ético que también tiene en las tradiciones rabínicas. La preferencia de Mateo por la expresión Reino de los Cielos en vez de Reino de Dios, probablemente se debe a la influencia del contexto judío donde surge el Evangelio y la tendencia de algunos grupos a evitar pronunciar el nombre de Dios.

El anuncio del profeta Isaías (40.3) se transforma en el anuncio de Juan el Bautista en una clásica fórmula neotestamentaria de cita de cumplimiento (v. 3). “Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas” sintoniza también con el tema de la venida / llegada del Señor y la espera activa por parte de la comunidad; da la idea de allanar, propiciar y desear su venida. Además la cita sirve para estrechar el vínculo entre Juan y Jesús y hacer sus ministerios complementarios.

Como Mateo identifica a Juan con el profeta Elías (11.14 y 17.12) la mención del cinturón de cuero en su cintura (v. 4) podría ser una alusión a la indumentaria de Elías (2 R 1.8). La descripción del vestido de Juan (“pelo de camello”) y de sus hábitos alimentarios (“langostas y miel silvestre”), sumado a su ubicación itinerante en el desierto le dan un perfil muy cercano a los beduinos de la región y a sus prácticas cotidianas. El evangelista presenta a Juan como un asceta y personaje singular, en especial cuando lo compara con Jesús y sus hábitos (11.18-19).

El rito del bautismo (inmersión en agua) que practica Juan (v. 6) era conocido en otras religiones antiguas y también en el judaísmo, por ejemplo, como rito de iniciación para los prosélitos o los baños rituales. Este era un rito de purificación y renovación al cual Juan le da un sentido moral y escatológico, a través del mismo el iniciado se introduce a la comunidad de los que profesan la espera activa del Señor.

La práctica del bautismo más la referencia a la presencia de fariseos y saduceos (v. 7a) hace suponer que la mayoría de los que acudían a Juan eran judíos. Los fariseos conformaban un partido religioso judío, celosos de la Ley y con fuerte apego a las tradiciones orales, lo cual a veces desembocaba en prácticas exageradas y llenas de escrúpulos. Los saduceos, en oposición a los fariseos, rechazaban toda tradición fuera de la Ley escrita; pertenecían principalmente a familias de sacerdotes, se ocupaban más de política y eran menos piadosos. Estos dos grupos, a los cuales pertenecían muchos dirigentes y jefes del pueblo judío, eran antagónicos pero aquí se los pone juntos y en oposición a Juan y al pueblo que lo seguía.

Precisamente en ocasión de encontrarse con fariseos y saduceos que venían al bautismo, Juan los increpa con un discurso muy duro que se desarrolla en los versículos siguientes hasta el final de la unidad (vv. 7b-12). En este discurso aparece en primer plano el anuncio del juicio, que es a su vez uno de los temas centrales de la proclamación de Mateo. Por eso se pone énfasis en el motivo de los frutos (v. 8), el criterio del juicio en definitiva son las obras y no la pertenencia a una familia o partido.

En el caso de los fariseos y saduceos que venían al bautismo de Juan aquí se agrega otra acusación igualmente grave. Por el contexto, a Juan no se le escapa que aquellos pretendían utilizar el bautismo como una forma limpiar sus conciencias y así desviar la ira a la cual estaban condenados por su conducta y actitudes. Por eso Juan en el mismo comienzo de su alocución desenmascara la situación y pone en evidencia el engañoso y falso atajo que pretendían tomar aquellos “peregrinos penitentes” (vv. 7b-10).

El v. 11 relaciona el bautismo en agua de Juan con el bautismo en el Espíritu Santo y fuego que realizará el que viene después de él. Ciertamente el fuego es un medio de purificación más eficaz que el agua. Además, el motivo del fuego está relacionado con la idea del juicio y el sentido principal sería el de probar / purificar (como en el caso de la purificación de metales) a la comunidad separando y quemando la escoria o desecho. Esta parece ser la línea de lectura que se quiere establecer si se tienen en cuenta los otros motivos del contexto inmediato: el hacha a la raíz de los árboles (v. 10) y el aventador en la era para separar la paja del trigo (v. 12). En este último caso el fuego que no se apaga también representa el juicio de destrucción para la paja o el desecho (esta es la idea de lo que se conoce como gehenna, que era el basural que se encontraba comúnmente en un valle o zanjón fuera de la ciudad).

Así “el más fuerte que viene después de Juan” es el mismo Jesús (v. 13 y siguientes) el cual es presentado también como un juez.

Reflexión

El evangelio de Mateo nos presenta a Juan el Bautista como el precursor de la venida de Jesús y en tiempo de Adviento nos invita a preparar el camino para la venida del Señor y allanar sus sendas. ¿Cómo podemos hacer esto? El Evangelio nos da una pista bien concreta: dando frutos dignos de conversión (v. 8); enderezando nuestros propios caminos.

Ubicarnos en el desierto nos puede ayudar a tomar cierta distancia para examinar nuestra vida y discernir entre la paja y el trigo, el fruto bueno y el fruto malo. Algunos leen esto como un juicio de separación entre la iglesia y el mundo, creyentes y no creyentes, pero es evidente que el juicio se dirige al interior de la comunidad y prueba de ello es la mención explícita de algunos sectores (fariseos y saduceos). Aún así tampoco es fácil discernir, pero nos remite a un espacio más acotado y que conocemos mejor.

Los textos de Isaías 11.1-10 y Salmo 72.1-7,18-19 describen la imagen de un gobernador justo que gobierna con equidad, defiende la causa del pobre y aplasta al opresor (Isaías 11.4 y Salmo 72.4). La conexión del evangelio con estos pasajes tiene que ver con el tema de la justicia y la espera militante de un nuevo tiempo de reivindicaciones y equidad, en especial para los más pobres y marginados.

En Romanos 15.4-13 se exhorta a practicar la paciencia y el consuelo para mantener la unidad y la esperanza de la comunidad, y particularmente se exhorta a no discriminar entre judíos y gentiles y compartir con todos el gozo, la paz y la esperanza que Dios les da con el Espíritu Santo (v. 13). En el Evangelio hemos visto que la amenaza de juicio era principalmente para la comunidad y que los criterios del mismo no pasan por la pertenencia a un grupo particular de raza, género, color, clase social, cultura o religión; aquí se enfatiza que las promesas de bendición son para todos.

Samuel Almada, en Encuentro Exegético-Homiléticos 2, ISEDET, diciembre de 2001.


Isaías 11.1-10

Este pasaje trata sobre la esperanza en la venida de un rey justo descendiente de David, y su contexto literario inmediato es la sección conocida como el Libro de Emanuel (capítulos 6-12), que agrupa varios oráculos relativos a la guerra siro-efraimita (733-732 a.C.) en la que se cumplen las amenazas de Is 6:11-13. En estas circunstancias Isaías actúa como profeta de juicio contra los responsables de su país. Los textos de Is 7:10-16 y 9:2-7, que veremos más adelante, también pertenecen al Libro de Emanuel, y se pueden leer de manera correlativa y complementaria.

El versículo 1 anuncia el restablecimiento de la dinastía davídica a través del surgimiento de un vástago (descendiente) que sale del tronco de Isaí (padre del rey David y el comienzo de su linaje, ver 1 Samuel 16:1ss), como un retoño que sale de su raíz.

Como las secciones anteriores de 7.1-9.6 y 9.7-10.34 vienen hablando enfáticamente del juicio de Yavé en forma de devastación, despojo y dominación, podríamos decir que el discurso profético en 11:1 y siguientes, supone su concreción para poder anunciar desde esa situación la esperanza de restauración. En este sentido, las metáforas del tronco y la raíz bien pueden ser entendidas como símbolo de la devastación, lo cual tiene un antecedente explícito en 6:13b.

La referencia al origen de la casa / familia de David también quiere remontar al origen la restauración de la dinastía, cuando había un solo rey para todo Israel y no estaban todavía divididos en dos reinos (ver 11:12). Así, el ideal del pasado se proyecta como promesa de futuro a través de un descendiente de David que pueda unir lo que estaba dividido y disperso, y haga resurgir lo que estaba talado y devastado (tronco, raíz).

El versículo 2 se refiere a las capacidades que aquel gobernante deberá tener y que corresponden al espíritu de Yavé. En este caso, el espíritu de Yavé es desdoblado en tres pares: sabiduría e inteligencia;  consejo/planificación y fuerza/poder;  conocimiento y temor de Yavé. Se trata mayormente de rasgos sapienciales que en general son los atributos de los reyes en el contexto cultural del antiguo Oriente.

Pero lo que más llama la atención en este caso, es que estos atributos, al igual que en 9:5, no están al servicio de la guerra sino de la paz (ver 11.6-9). Los versículos 3b-5 lo extenderán más específicamente a la capacidad del rey futuro para establecer justicia a favor de los pobres y liberar a los que no tienen poder.

El versículo 3a parece una glosa sobre el final del versículo 2. Luego, como la Septuaginta no repite el término “temor de Yavé” sino que reemplaza uno de ellos por “piedad / religiosidad” (eusebeias) hace que sean siete y no seis los atributos del rey futuro; y de allí surgió la tradición posterior de los siete dones del Espíritu Santo.

Los versículos 3b-5 enfocan algunos aspectos específicos de la función del futuro gobernante. En el contexto cultural de antiguo Oriente el rey era el principal responsable por el establecimiento de la justicia, y el garante del orden y las relaciones de equidad en el país. En este caso (vv. 3b-4) la función de “juzgar” no está referida a todo acto de gobierno sino sólo a la defensa de los pobres y oprimidos. Para ampliar la idea sobre la función liberadora hacia los pobres por parte del gobernante se puede recurrir al Salmo 72.

Los versículos 6-9 imaginan metafóricamente el futuro de armonía y paz a través de una comparación con el reino animal, donde conviven con total tranquilidad pares típicamente antagónicos, como el lobo y el cordero, el leopardo y el cabrito, el novillo y el cachorro de león, la vaca y la osa, un bebé y las serpientes. Luego, esta metáfora se aplica a las relaciones de justicia y equidad que se esperan entre los seres humanos, y que se basan especialmente en el conocimiento de Yavé(v. 9).

El versículo 10 vuelve a evocar la raíz de Isaí (cf. v. 1), pero ahora como estandarte o bandera de los pueblos y naciones desterrados y dispersos que emprenderán el retorno a su tierra. La mención de la “raíz de Isaí”, por un lado, conecta con la expectativa en el resurgimiento de la dinastía davídica (11.1-9), y por el otro, encabeza la esperanza en el regreso de los desterrados que se describe en el poema que sigue (11.11-16).

Sugerencias homiléticas

A partir del texto tratado (11:1-9) se puede enfocar la cuestión política, que a su vez es uno de los grandes temas que dominan el libro de Isaías y es siempre actual. La crisis y la corrupción en la dirigencia política y en los encargados de la gestión pública no es un problema de ahora. Siempre hubo dos tipos de dirigentes, los que entienden la política como servicio a la comunidad, y los que se sirven de la política y de los bienes de la comunidad en beneficio propio y de los suyos.

Otro aspecto fundamental que aportan los profetas es aprender a pensar la política a través de la utopía y mirando al futuro; siempre apoyados en las mejores tradiciones del pasado e interpretando la realidad actual para actuar en consecuencia. No como muchos políticos que piensan el futuro solo a corto plazo en función de las próximas elecciones, sino tratando de imaginar el proyecto o plan de Dios también a mediano y largo plazo; y elaborando las estrategias necesarias para encaminarse hacia aquel objetivo. En muchas ocasiones el primer paso en este camino es el análisis crítico de la gestión de los dirigentes y el anuncio del juicio y castigo para los corruptos y sus cómplices.

Samuel Almada, en los Encuentros Exegéticos Homiléticos del ISEDET, Encuentro 57, diciembre de 2004.


Romanos 15.4-13

Introducción

En adviento reflexionamos sobre la espera. La espera de algo nuevo. En este segundo domingo de adviento tenemos un texto de Pablo a la comunidad de Roma. Una comunidad que se encuentra en el corazón del Imperio Romano. Una comunidad que recibe de cerca, y cotidianamente, numerosos mensajes relacionados a la esperanza de un mundo nuevo. O debemos decir mejor: la no esperanza. Los mensajes emitidos desde el imperio romano se presentaban como la culminación de la evolución en la humanidad. Era el punto máximo posible para alcanzar por la civilización.

Hacia este contexto social, cultural y religioso Pablo dirige su carta. Y en el texto que tenemos para hoy podemos observar algunas sugerencias para continuar viviendo, resistiendo en ese/este mundo imperial.

Quiero acercarme al texto de Romanos 15.1-13 teniendo en cuenta el uso reiterado de la Escritura (como llama Pablo al Primer Testamento, o Antiguo Testamento, o Biblia Hebrea) en la carta a los Romanos. En este pequeño texto Pablo multiplica las citas de la Escritura y realiza sobre ellas reinterpretaciones que buscan actualizar el mensaje.

Entonces la propuesta en este estudio es captar cómo el apóstol usó la Escritura para dar resistencia y esperanza en su tiempo. La espera de los cristianos de Roma en este caso va a ser fortalecida por la interpretación de la Escritura.

15.1-3. Debemos llevar las debilidades de los no poderosos…

La primera sección comienza con un verbo: debemos. El sujeto que debe cumplir ese pedido, el sujeto que “debe realizar…” es un sujeto colectivo, es un sujeto en el que Pablo se incluye. Por otro lado es un sujeto poderoso. Es un sujeto que tiene la capacidad de “agradarse a sí mismo”. Pablo propone que ese sujeto poderoso, colectivo dirija su acción hacia las debilidades de los no poderosos.

El cuidado hacia los débiles es una constante preocupación paulina, esencialmente en esta carta a los Romanos (lo vemos profundamente en el capítulo 14). Este cuidado hacia los más débiles llega a ser una clave de lectura para la mayoría de los textos paulinos. Se puede pensar en las recomendaciones de Pablo a los esclavos en diferentes cartas suyas, que para comprenderlas deben ser leídas en esta clave de cuidado hacia el más débil.

Uno de los pedidos que se realiza en este capítulo 15 de Romanos es agradar al otro: v. 2 “cada uno de nosotros agrade (aquí en imperativo) al prójimo para bien, por causa de la construcción de la comunidad”. El verbo agradar no tiene en sí el objetivo de “quedar bien” con el prójimo o bien de hacer lo que el prójimo simplemente desee, sino lograr una relación tal que contribuya a la construcción de la comunidad.

En cuanto a la cita de la Escritura en el v. 3 es del Salmo 68.10: “los insultos de los que te insultan cayeron sobre mí”.

Pablo, y una larga tradición con él, ve en algunos salmos como éste la figura mesiánica de un ser que será puesto en tela de juicio y que enfrentará a quienes se oponen a Dios. El enfrentamiento será de un Mesías débil contra opositores de poder. La pregunta que surge al recibir este pasaje del salmo, como una cita probatoria de que hay que agradar al prójimo y no a uno mismo, es ¿Cómo funciona el agradar al prójimo en el caso del salmo? Pareciera evidente que el Mesías no se está agradando a sí mismo, pero ¿en qué forma eso sirve para el prójimo? El contexto del salmo no muestra un poderoso sino alguien sin poder que recibe el odio comunitario por causa de sus creencias. Si esto fuera un ejemplo de acción estaríamos ante una actitud masoquista que poca utilidad tendría al prójimo y al mismo ser que la padece.

Pero propongo leer la cita no como un ejemplo a seguir sino como paradigma de un ser a quien uno debe cuidar y llevar sus debilidades. En este sentido el Mesías es la persona débil del v.1 al que debemos agradar y de quien debemos llevar las cargas. No es el Mesías en este caso alguien que debe ser imitado sino un modelo de alguien sin poder al que debemos cuidar y llevar sus debilidades. Una lectura del v. 3 diría: “porque el Mesías no se agradó a sí mismo; por el contrario, como está escrito, fue una persona sin poder que recibió los insultos de los que insultan a Dios”.

15.4-7. Se escribió para resistir y consolar…

Pablo y los primeros cristianos usan la Biblia Hebrea para releer la realidad que viven. Pero estos usos son diversos y no siempre se encuentran en sus objetivos. Quisiera recordar algunos pocos ejemplos de la apropiación de la Escritura por parte de algunos autores bíblicos.

La Escritura es un depósito de un Misterio de siglos que se revela en la época de quien la lee: Romanos 16.25-26. Romanos 4.23.

En 1º Corintios 10.11 la Escritura tiene la función de actuar como advertencia sobre el presente.

En Gálatas 4.24 la escritura se recibe como alegoría que permite releer la situación presente.

En textos tardíos, provenientes de grupos más organizados, la Escritura adquiere un fuerte sentido ético-normativo: 2º Timoteo 3.16. A la vez es motivo de disputas sobre la “verdadera” interpretación: 2º Pedro 1.19-21 y 3.16.

Debemos agregar la concepción de la Escritura con valor probatorio para las creencias en autores bíblicos como pueden ser los que escriben el Evangelio según Mateo y la carta a los Hebreos.

La lista podría seguir y ampliarse a las diferentes concepciones acerca de la Escritura. Pero no es mi objetivo aquí. Mi objetivo es recordarnos que estas apreciaciones eran sumamente diversas y que, según Romanos 15.4, Pablo encuentra en la Escritura un texto escrito en el pasado pero para lograr resistencia y consuelo y con estas dos herramientas lograr la esperanza en el presente. Podríamos traducir Romanos 15.4:

Porque todo lo escrito en la antigüedad fue escrito para nuestra enseñanza; para que, a través de la resistencia y el consuelo de las Escrituras, tengamos esperanza.

Pablo recibe y entrega a la comunidad de Romanos un texto que no busca sólo la normatividad o lograr la verdadera interpretación, ni tampoco solamente justificar la creencia de Pablo. Aunque ciertamente en otras partes de Romanos la Escritura es una herramienta para probar creencias, en el final Pablo usa la Biblia para el cuidado de los más débiles.

Esta forma de concebir la Escritura ayuda a vivenciar a Dios como un Dios de resistencia y consuelo y cuya tarea principal es dar herramientas, sentimientos, para construir la comunidad (Romanos 15.5-7).

15.8-12. La Escritura un espacio de diversidad para buscar la diversidad…

Finalmente Pablo encuentra una serie de citas de la Escritura que le permitirán comprender a los gentiles y a los de la circuncisión dentro de un mismo plan. Algunas lecturas judías habían cerrado la posibilidad de encontrar en la Escritura un Mesías que abarcara a las naciones más allá del pueblo judío. Pablo, como parte de un judaísmo universalista, lee la Escritura con la certeza de encontrar un Dios plural, abierto a la diversidad. Y, ciertamente, lo encuentra.

Entonces ve que es posible alabar y cantar a Dios en medio de las naciones: v.9 citando al salmo 18.50 y a 2º Samuel 22.50 (Pablo saca en esta interpretación el vocativo Señor). Con esto encuentra en la Escritura el final de la separación entre personas más santas o menos santas, más puras o menos puras. La frontera entre gentiles y judíos está borrada por el canto y la alabanza.

La búsqueda de gozo se da en comunión entre gentiles y judíos. Es la cita de Deuteronomio 32.43 en el v. 10.

En el v 11 vuelve a usar un salmo (117.1) para convocar al canto y la alabanza entre los gentiles y todos los pueblos.

En las tres citas anteriores referidas a los gentiles hay una exhortación a la alegría, a la alabanza, al gozo. Es desde esta perspectiva que la Escritura es mencionada para quebrar toda barrera étnica.

Finalmente, Pablo cita en el v. 12 a uno de los profetas universalistas: Isaías (11.10). Y esta porción de la Escritura tiene un fuerte mensaje político: “la raíz de Jesé, el que se levanta para imperar sobre los gentiles. En Él pondrán su esperanza los gentiles.” Tal vez no haya que aclarar demasiado el peso y las implicancias políticas de esta cita en una comunidad que vive en el corazón del Imperio Romano. Pablo está asegurando que la esperanza en un buen emperador no se ha cumplido, aún está (activamente) abierta. Y es una esperanza en un Emperador de tierras lejanas…

Para pensar hoy…

Sabemos bien que la Biblia ha sido usada para toda clase de fines; nobles en algunos casos, y deplorables en otros. Ejemplos tenemos cada cual en nuestros propios países y en nuestras propias historias.

Estos pasajes que vemos en el 2º domingo de Adviento nos ayudan a recordar el uso de la Escritura Hebrea, en particular los salmos y un profeta como Isaías, para dar resistencia y consuelo y así mantener la esperanza.

Hoy más que nunca en este imperio es necesario reapropiarse del sentido liberador del texto bíblico. Esta tarea hoy está enmarcada por un mundo en donde el texto bíblico es uno de los reservorios de sentido más usado. Hoy sabemos que la reapropiación en nuestros países latinoamericanos lucha contra aparatos de distribución de las apropiaciones imperialistas de la Biblia (imprentas, Internet, música, conferencistas, programas televisivos, etc.). Estos usos de la Biblia por parte del Imperio corren con la ventaja de tener la posibilidad económica para facilitar y multiplicar a nivel global su producción y distribución. Contra esta ventaja la lectura de la Biblia que da esperanza a través del consuelo y la resistencia, tiene la cotidianeidad humana como marco en el cual toda apropiación se fortalece o bien se debilita.

La lectura de Pablo del Primer Testamento, o Escritura Hebrea, es sembrada en el seno de la comunidad. Es ahí donde el sentido que surge de la interpretación del texto adquiere validez o simplemente se desvanece. Es ahí donde somos llamados a vivir y actuar en nuestros tiempos, juzgar nuestra época, leer la Biblia para tener resistencia y consuelo, y celebrar para reafirmar la esperanza.

Pablo Manuel Ferrer, biblista metodista argentino en Estudio Exegético–Homilético 93 - Diciembre de 2007, ISEDET, Buenos Aires.


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