Mes del Metodismo: La Iglesia Metodista y las luchas sociales

22 May 2017
en Quiénes Somos
Mes del Metodismo: La Iglesia Metodista y las luchas sociales

La situación social de la Inglaterra del 1700 era desastrosa. Problemas de salud, de educación, gran pobreza, el alcohol, violencia, prostitución, juego. Los niños de 4 a 5 años de edad trabajaban limpiando chimeneas en fábricas y minas. Pocos ricos y muy poderosos. La población empobrecida.

El movimiento liderado por Wesley, luego de su profunda experiencia personal el 24 de mayo de 1739, apuesta a varias prioridades surgidas desde la práctica en la relación cara a cara con los sectores más necesitados.

Dado el notable crecimiento del movimiento. Wesley decide comprar una antigua fundición de cañones. Lo hace con pagos regulares de donaciones de la gente.

Acondiciona el edificio que pasa de un lugar en ruinas a “salones para las reuniones de clases, una escuela, vivienda de Juan Wesley, cuartos de huéspedes, un establo y abrigo de coches, una sala grande con bancos rústicos donde cabían 1500 personas”

El historiador Thomas W. Madron lo registra con claridad. “La vieja fundición de Londres se transformó en un verdadero centro de proyectos – casa de misericordia para las viudas, huérfanos, escuela para niños y niñas, clínica para enfermos, centro de datos para conseguir empleo y agencia de empleos, cooperativa de crédito, agencia de préstamos, sala de lectura e iglesia…”

Mediante una concepción renovadora se distancia de la idea de la morada eclesiástica dedicada solo para reuniones de la iglesia, como tenía la Iglesia Anglicana oficial y otros grupos religiosos de ese tiempo. Diseña un edificio utilizado para todo tipo de gente.

Hoy sería un Centro Popular donde, entre otras actividades, se realizarían las conocidas de las iglesias. El metodismo incorpora como suya la diversidad de necesidades que tiene la gente.


Educación

Dentro de esa respuesta global toma importancia la educación. En la vieja fundición hay una escuela al mismo tiempo que Wesley quería una escuela para los hijos de los mineros, que se concreta años después. Entre otras iniciativas, en 1769 los metodistas crearon una escuela para niños pobres.

En 1784 Wesley conoce a Robert Raikes quien promovía escuelas para niños y niñas excluidos de la educación oficial. Arregla con él para que funcionen en el movimiento metodista. Lo hacen lo días domingo, que era cuando podía ir la niñez. Funciona como escuelas desde la mañana y durante la tarde se daba espacio para la enseñanza directamente religiosa, llamada catecismo. Nacen las conocidas Escuelas Dominicales. Desde los sectores pudientes a las escuelas de Raikes se la llamaban “escuelas de andrajosos”


Esclavitud

El fundador del metodismo acuñó una fase que se repite aún hoy “El mundo es mi parroquia” Interpretada, correctamente, como su intención de predicar el evangelio en toda latitud, esconde la otra dimensión de Wesley. No hay nuevo nacimiento personal si no se lucha por el nuevo nacimiento de las estructuras, Esta convicción es la que impulsa rediseñar la propiedad de la “fundición” que señalamos antes.

Así fija sus ojos en el desastre que Inglaterra produce en África con la captura de personas sometidas a la esclavitud. Es una lucha emblemática que, cercano su final terreno, le encarga a uno de sus colaboradores que la continúen después de su muerte.

Wesley denostó a los esclavistas. No rehúye el debate argumental. Un alegato de ellos era “Estamos autorizadas por ley” “De ninguna manera -replica Wesley-. No importan diez mil leyes, lo justo es justo, y lo incorrecto todavía es incorrecto”

Los operadores en el tráfico de esclavos agregan “Pero, usted concordará en que estos esclavos son necesarios para el cultivo de nuestras islas, porque los blancos no pueden trabajar en climas cálidos” y que “el dotarnos de esclavos es necesario para el comercio, la riqueza y la gloria de nuestra nación”

Wesley es contundente con el primer argumento. Afirma que los blancos también pueden trabajar en esos climas, Luego profundiza la disputa. Discute el concepto de “necesidad”

Sostiene que “la riqueza no es necesaria para la gloria de nuestra nación; sino la sabiduría, virtud, justicia, misericordia, generosidad, bienestar público, amor a nuestro país. Estas son necesarias para la gloria de una nación; mas no la riqueza abundante”

No se detiene. Argumenta que “es mejor no comerciar, que comerciar realizándolo con villanía. Es mucho mejor no tener riquezas, que ganar riquezas a expensas de la virtud. Es mejor la pobreza honesta, que todas las riquezas compradas con las lágrimas, el sudor y la sangre de nuestros prójimos”

Junto al coraje de utilizar fuertes adjetivos hacia los esclavistas, Wesley se introduce en la discusión filosófica del rol de la justicia y el de la concepción de la necesidad. Las leyes están para servir al ser humano no para aplastarlo y la necesidad hay que reverla desde el factor humano y no del aumento de las arcas de los ricos.

Para resumir y en palabras de Gonzalo Baez Camargo, pensador y comprometido metodista de México, además de estos temas como educación y esclavitud Wesley luchó por acabar con la explotación de los niños y las mujeres en las fábricas; abogó por la reducción de la jornada de trabajo y el aumento de salarios; trabajó con denuedo por la reforma del sistema penal y la humanización de las cárceles; repudió la guerra, condenó el abuso del dinero y los privilegios; atacó duramente el tráfico de licores; propugnó una reforma agraria que acabara con el latifundismo y propuso un sistema de precios justos, salarios adecuados y empleo para todos.

Son de Juan Wesley, y no de un marxista estas palabras de profeta: “Dad libertad a quien tiene derecho a la libertad, es decir, a todo hijo de hombre, a todo el que participa de la naturaleza humana… ¡Fuera con todos los látigos, todas las cadenas y todas las opresiones!” (Pensamientos Sobre La Esclavitud, 1774). Y estas otras de su diario, febrero 9, 1753: “Es perversa y diabólicamente falsa la común objeción: “Los que son pobres están así solo porque son perezosos”.


Participación sindical

Para la creación del Partido Laborista, en 1906, la participación metodista fue muy importante. Una aproximación del compromiso del metodismo en asuntos sociales surge posteriormente a esa fecha cuando se discutía la influencia del comunismo en la conformación del Partido Laborista.

El historiador Mr. G.D.H. Cole en su libro Historia del Movimiento de Trabajadores en Gran Bretaña comenta que Morgan Phillips, Secretario General del partido, se introduce en la discusión afirmando que “el laborismo debe más al metodismo que al marxismo”

Sin entrar en la discusión del asunto, es significativo que al metodismo se lo incorpore de esa forma en una polémica sobre la importancia del marxismo. Esta opinión sobre el metodismo está en la línea de lo que algunos historiadores afirman que el metodismo evitó que Inglaterra tuviera una Revolución como la francesa y se lleva adelante la transformación de la sociedad por otros caminos.

Lo del sindicalismo parece algo difícil de congeniar, pero la forma en que se armó el sindicalismo inglés ayuda entender esta participación.

A finales del siglo XVIII, surgieron en Inglaterra las primeras asociaciones de obreros, denominadas de “socorro mutuo”, con el objetivo de lograr mejoras laborales y salariales, y operando como cajas de resistencia para protegerse en caso de enfermedad, desempleo o huelga. La respuesta de la clase dominante fue declarar ilegal las asociaciones de los trabajadores. Junto a ello se facilitaban las denuncias de los empresarios y se posibilita la intervención del Ejército.

Instauraba la libertad de empresa y proscribía las asociaciones y corporaciones gremiales de todo tipo. Quedaban la total desprotección de los trabajadores frente a las prolongadas jornadas de trabajo, empleo infantil, mujeres mal remuneradas, fábricas insalubres, hacinamiento, despidos sin indemnización. De todas formas, las asociaciones lucharon y se organizaron.

Aquí surge el edificio de la “fundición” del metodismo. En tal decisión se incorporan medidas de ayuda a los carenciados. Esa instancia se mantiene en el movimiento metodista.


Los laicos, nueva categoría

Se acrecienta por una resolución interna. Debido a su crecimiento no se pueden atender los nuevos grupos que surgen. Para ello se toma la decisión de incorporar a los laicos a cargo de esa responsabilidad.

Surge una categoría nueva. Los predicadores laicos. Estos se distribuyen por todo el país. Su origen es la membrecía metodista que, en términos generales, eran personas que sufrían las consecuencias de la Revolución Industrial. Así que esas ideas, que están en el nuevo diseño de la “fundición” se desparrama en todo el movimiento.

Al formarse asociaciones de ayuda para mantener las necesidades de los trabajadores que reciben sueldos bajos y carecen de ayuda en caso de enfermedades y cuidado de los niños y mujeres explotadas es casi un movimiento de dominio para el metodismo. Trabajan en esas asociaciones que luego dan lugar a los sindicatos.

Es útil saber que en la mitad de 1840 el metodismo tenía una buena membresía entre artesanos y la incipiente clase media Gente preparada intelectualmente y que en términos generales fueron los que influyen en la cultura inglesa que fueron forjadores de la nueva Inglaterra. Por lo tanto, el metodismo incorpora gente que automáticamente son participantes y dirigentes de las asociaciones y luego del sindicalismo.

Este desarrollo en el metodismo es lo que le facultó a Morgan Phillips, Secretario General del laborismo, comentar que el metodismo influyó más que el marxismo en la formación del Partido Laborista. Otra cuestión es lo que ocurrió en la Asamblea del Partido Laborista en 1910. En ella el comunismo tuvo mayor relevancia y atacaron a los predicadores metodistas y otros por su mensaje evangélico. Luego de esa situación el metodismo siguió participando pera ya en un desarrollo muy complejo.


En el sur de América Latina

La impronta en la educación estuvo presente desde los inicios del metodismo en Uruguay, Argentina, Perú, Bolivia. En Uruguay la educación estaba en manos del Estado ya a fines de 1800. Los metodistas crearon escuelas en las zonas carenciadas hasta que el Estado creó las suyas. Era la idea supletoria, estar allí donde el Estado no llegaba con la educación.

En Argentina, donde la Iglesia Católica Romana tenía el monopolio de la educación, los metodistas participaron activamente en la lucha por la educación laica. También tiene colegios propios como en Mendoza, la Boca, en Almagro de Buenos Aires, Rivadavia al 4000, que era una escuela que la Iglesia Metodista tenía en una villa de emergencia. Y el muy conocido Ward, mientras que en Uruguay está el Crandon.

Al mismo tiempo el metodismo fue muy activo en otras luchas sociales como la del Registro Civil, cementerios para todos, contra la violencia a la mujer, apoyo a homosexuales y lesbianas y en la década de 1970 contra la dictadura militar en Uruguay y Argentina.

En esas luchas se encuentran también aquella impronta wesleyana, la distancia desde las leyes injustas y el constante revalúo de lo que es “necesario” para el ser humano que implantó Wesley en la lucha contra la esclavitud.

Incorporo una anécdota personal que ilumina ese punto. Me ocurrió en Bolivia. En 1992 concurrí a una reunión del Consejo Latinoamericano de Iglesias en Cochabamba. En los alrededores de esa ciudad operaba la represión del Ejército boliviano, ayudado por la DEA, el organismo de EEUU contra la droga, que querían desalojar a los campesinos que cultivaban la coca.

Al indagar cómo estaba la situación me entero que Evo Morales, quien ya era un sindicalista reconocido, estaba en la ciudad. Me fui al Sindicato de Mineros local para pedir una entrevista con él. Me dijeron que estaba muy ocupado y que sería difícil, pero que verían.

Al rato me informan que Evo me recibiría “Tuve suerte” exclamé. “No sé” me respondieron, “como periodista lo rechazaba, pero al enterarse que era pastor metodista dijo que no podía dejarlo plantado”

Cuando estuve con Evo lo primero que hizo fue manifestar el reconocimiento que tenían por el metodismo tanto por su rol en la educación como la comprometida participación con las comunidades indígenas.

Morales interpretaba correctamente esa dimensión metodista de no establecer fronteras en la predicación del evangelio, el reclamo de encontrarse con Dios, y el recambio de las estructuras injustas.


El desafío actual

Hay muchas situaciones de la Iglesia Metodista y las luchas sociales en nuestros países, extenso para detallar, cabe introducir la pregunta sobre el compromiso metodista en la actualidad.

La sociedad es muy distinta a la de Inglaterra del 1700 y a la de siglos pasados. En la actualidad gozamos de beneficios que no tenían nuestros antepasados. Desde la salud, a la educación, las viviendas y el confort, accesos a diversidad de productos y posibilidad de viajar.

También el crecimiento en la capacidad intelectual y la crítica al punto que lo ejes del mal, que vienen desde el pasado, se han vuelto muy sofisticado para poder seguir con el poder en sus manos.

Hay que tener en cuenta que ya no se trata de repetir lo que se hizo en otras épocas, sino indagar en el nuevo panorama existente para examinar cuál es nuestra misión hoy.

Un punto esencial es reconocer que hay más preguntas que respuestas. Hay que plantearse alternativas exploratorias con la esperanza de encontrar caminos válidos en una sociedad necesitada de dignidad.

Sin embargo, aún son lícitos los caminos tomados por Wesley. Ser buen lector de la sociedad, salir creativamente al encuentro de sus necesidades, tener el coraje de enfrentarse con los esclavizantes contemporáneos, tomar distancia de la idolatrización de la ley, revisar constantemente el concepto de necesidad personal y colectiva, bregar por un estilo de vida sobrio y para nada egoísta.

Es una agenda desafiante a la que el metodismo actual debe estar atento para resistir el aislamiento religioso y optar inexorablemente por trabajar con otras instancias sociales.

Todo ello, por cierto, teniendo como núcleo la comprensión de que el “nuevo nacimiento” personal va junto con la lucha del compromiso de conformar el “nuevo nacimiento de las estructuras sociales”

Las iglesias de hoy deben dejar de ser un lugar aislado de lo que acontece a su alrededor. Deben rechazar el eufemismo de que una cosa es lo religioso y otra la política. En una sociedad que practica la religión capitalista es obligación evangélica comprometerse en la instalación del “nuevo nacimiento personal” y el “nuevo nacimiento de las estructuras sociales”

El “cómo” hacerlo lo refleja el evangelio de este domingo, 21 de mayo, Juan 14: 15-21, cuando Jesús, en el versículo 17, dice que el Espíritu Santo nos “enseñará los que es la verdad” Lo nuevo está allí, en la práctica del cara a cara con la gente. Rehacer las agendas Reprogramar nuestra interioridad. Despojarnos de la espiritualidad que sirvió en otras épocas e inventar la que es apta para este tiempo. Escuchar el Espíritu que nos dice la verdad sobre el testimoniar al que andaba por las calles y se ofreció por todos. Lo demás es hojarasca que ha convertido la “santidad de vida” en “aislamiento” de la existencia.

Será una forma legítima de creer en el amor de Dios. De su cuidado. De su dirección. Del innegable privilegio de saber y aceptar la incomparable compañía del Cristo Resucitado.

Este es el Pentecostés de hoy. El verdadero ecumenismo. El que incluye a todas y a todos. El que es tan libre que solo espera en el Resucitado. +(PE)



Por Aníbal Sicardi
Bahía Blanca

Nota. Predicación del pastor Aníbal Sicardi en la Iglesia Metodista Central de Bahía Blanca, el 21 de mayo de 2017 Es parte de una serie en el Mes del Metodismo. El domingo 7 se consideró la Iglesia Metodista y el derecho al trabajo digno, el 14 La Iglesia Metodista y la economía. La próxima, La Iglesia Metodista en Argentina será el domingo 4 de junio.

Fuente: Prensa Ecuménica – EcuPres

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