Paz y bien amada hermandad.
«Y todo lo que hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no como para la gente, porque ya saben que el Señor les dará la herencia como recompensa, pues ustedes sirven a Cristo el Señor»
Colosenses 3. 23-25
En el diario vivir tantas veces nos sentimos agobiados por las tareas y responsabilidades que tenemos. En medio del ajetreo cotidiano podemos perder de vista el propósito y la motivación de nuestras acciones y corren el riesgo de desdibujarse.
Resulta relevante el desafío y la vocación de ver cada tarea como una oportunidad para servir a Dios. Pablo nos regala una perspectiva valiosa y poderosa de hacer todo como si fuera para el Señor. Y nos brinda una guía clara sobre cómo debemos abordar nuestras acciones diarias. Nos motiva a «hacerlo de corazón», poniendo esfuerzo y sinceridad en nuestras labores, haciéndolas con alegría y dedicación más que por el mero cumplimiento.
La afirmación «como para el Señor y no para los hombres» nos recuerda que nuestro accionar no debe ser motivado por reconocimiento alguno o por la aprobación humana. Y en lugar de ello hemos de cobrar conciencia de que estamos sirviendo a Dios.
Esta actitud profundiza la calidad de nuestro trabajo dándole una motivación constante y duradera.
Servimos con un propósito eterno al mismísimo Dios, quién es justo y generoso.
Afirmar nuestra voluntad y nuestra vida en ésta realidad que enuncia Pablo, transforma nuestra cotidianeidad, nuestra visión y nuestra praxis.
Hacer todo para Dios, transforma la manera en que vemos nuestras tareas diarias y también la calidad de nuestro trabajo, nuestra actitud hacia la vida y nuestros semejantes.
«Andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros. Todo se resume en un amor humilde, manso, y paciente. De hecho, por eso no necesitas más que esto».
J. Wesley
Abrazo cálido y sereno.
Pastor Américo Jara Reyes
Obispo
Suscribite al envío por email Suscripción
