Paz y bien amada hermandad. Que en cada uno de sus ministerios la Ruaj del Dios de Vida se manifieste respaldando su trabajo amoroso.
“Al verla, el Señor tuvo compasión de ella y le dijo: -No llores. En seguida se acercó y tocó la camilla, y los que la llevaban se detuvieron. Jesús le dijo al muerto: -Joven, a ti te digo: ¡Levántate!
Entonces el que había estado muerto se sentó y comenzó a hablar, y Jesús se lo entregó a la madre”.
Lucas 7: 11-17
Al ver la situación, a Jesús se le conmovieron sus entrañas. Ante la vulnerabilidad de esta mujer viuda y sin su único hijo, Jesús se conmociona y desde éste lugar busca aliviar el sufrimiento haciendo el bien con hechos de Vida.
La compasión sin acción se convierte en emoción.
Jesús no elude el dolor, la soledad ni la muerte; les mira a la cara, los toca, mete las entrañas compasivas de Dios en donde la ley ve impureza y podredumbre; mete la compasión de Dios en las entrañas de la viuda indefensa y ésta encuentra y recupera su fortaleza, su dignidad de mujer.
¡Dios ha visitado a su pueblo! Dios manifiesta su Gloria.
A través de la compasión de Jesús y sus acciones a favor de esta mujer marginada por la pérdida de su hijo, el pueblo reconoce la presencia de Dios en medio suyo.
Jesús refiere a Dios y practica a Dios, Jesús dice la Misericordia y la genera. El caminar de Jesús genera ámbitos de alivio y protección. Jesús se conecta con la vida humana en horizontalidad, mirando a los ojos de su pueblo se deja afectar por su gente. Jesús en su pueblo está para generar Vida.
Amada hermandad, vivamos la Ternura y la Compasión de Dios en nuestro discipulado, aportando Vida al ser conmovidos y conmovidas ante el sufrimiento. Andamos con un Dios garante de Vida para los hoy víctimas, últimos/as, ninguneados/as, santos/as inocentes, irrelevantes, enfermos/as, achacosos/as, pecadores/as, incapaces, afligidas y oprimidas…
Abrazo cálido y sereno.
Pastor Américo Jara Reyes
Obispo
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