Carta Pastoral de Cuaresma

10 Feb 2016
en Episcopado
Cuaresma

“El ayuno que a mí me agrada consiste en esto: en que rompas las cadenas de la injusticia y desates los nudos que aprietan el yugo; en que dejes libres a los oprimidos y acabes, en fin, con toda tiranía; en que compartas tu pan con el hambriento y recibas en tu casa al pobre sin techo, en que vistas al que no tiene ropa y no dejes de socorrer a tus semejantes.” (Isaías 58: 6-7)

Se inicia el tiempo de Cuaresma, un tiempo que nos invita a la oración y el ayuno, como una búsqueda de Dios; una introspección que indica distancia de la realidad cotidiana para volver a ella de un modo diferente. Un tiempo de meditación que nos tiene que hacer más sensibles a la realidad que vive nuestro prójimo.

El tiempo de retiro en la concepción bíblica no tiene el objetivo de aislarse de la sociedad, sino volver inundados de la experiencia amorosa de Dios para transformarla.

La realidad de la desocupación que crece en nuestro país, el dolor de los desesperados que buscan trabajo para su sustento y no lo encuentran, es también nuestro dolor.

Esta Cuaresma marca a muchas familias en nuestro país que por diferentes circunstancias e interpretaciones que podemos hacer, sufren esta experiencia de la que no es sencillo reponerse. Las cifras crecen y no se trata del frío número de una estadística, sino de personas, familias y niñez que están al desamparo, sin poder visualizar su futuro.

El mensaje del Reino de Dios es la búsqueda de la justicia que dignifica a todas las personas porque somos Sus hijos e hijas más allá de nuestra condición social, pensamiento político o etnia.

Oramos para que el Señor nos dé discernimiento y sabiduría en estos tiempos en que somos llamados a ser una comunidad solidaria en Cristo.

Uniéndonos en el espíritu de oración de Cuaresma comparto esta estrofa del canto “Va Dios mismo en nuestro caminar” de Miguel Manzano y que dice:

“Cuando un hombre sufre y logra su consuelo, cuando espera y no se cansa de esperar, cuando amamos aunque el odio nos rodee, va Dios mismo en nuestro caminar.”

La Cuaresma nos invita a recordar esto: en cada pensamiento que expresamos, cada vez que manifestemos nuestro compromiso con romper cadenas y desatar los nudos del yugo; cada vez que recibimos por amor a Cristo al desesperado, al oprimido, en cada paso que dimos, que damos a diario y que habremos de dar, va Dios mismo en nuestro caminar.

 

Fraternalmente en Cristo,

Pastor Frank de Nully Brown
Obispo

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