Al viento del Espíritu

03 Jun 2022
en Episcopado
Al viento del Espíritu

“El Espíritu Santo siempre es «dador de vida»: dilata el corazón, resucita lo que está muerto en nosotros, despierta lo dormido, pone en movimiento lo que había quedado bloqueado. De Dios siempre estamos recibiendo nueva energía para la vida”.

Jürgen Moltmann

La acción creadora, de la Ruaj divina del Dios de la vida plena y buena, no la podemos reducir a una experiencia intimista del alma: penetra en todos los ámbitos de la humanidad, despierta nuestros sentidos, vivifica el cuerpo y reaviva nuestra capacidad de amar. El Espíritu guía a la persona a vivirlo todo de forma diferente: desde una verdad más profunda, desde una confianza más grande, desde un amor atrevido y generoso.

La Ruaj divina es Dios actuando en nuestra vida: la fuerza, la luz, el aliento, la paz, el consuelo, el fuego que podemos experimentar en nosotros y cuyo origen último está en Él, quien es la fuente de toda vida.

Pentecostés es la irrupción de la novedad, de lo inesperado. Aquello que aconteció en el Sinaí fue como un anticipo de lo que –ahora por fe, decimos– encuentra su cumplimiento. La Ley no se escribirá más sobre tablas de piedra, sino en nuestros corazones. Por el Espíritu Santo, Dios viene a habitar en nosotros, sin intermediarios, ofreciéndonos una relación personal ¡y para ello es que el Espíritu Santo nos es donado!


Al Viento del Espíritu que reinó en Pentecostés eliminando prejuicios e intereses
y el temor de los Apóstoles, abriendo de par en par las puertas del cenáculo
para que la comunidad de los seguidores de Jesús siempre pudiera estar abierta al mundo, libre en su palabra, coherente en su testimonio, insuperable en su esperanza.

Al Viento del Espíritu que siempre barre los miedos de la Iglesia
y que quema a todos los poderes, excepto el poder del servicio fraternal
y que purifica la iglesia a través de la pobreza y el martirio.

Al Viento del Espíritu que echa en las cenizas la arrogancia, la hipocresía y la lujuria y alimenta las llamas de la justicia y la liberación y que es el alma del Reino
para que seamos el Viento en el Viento, hermanas y hermanos.

Don Pedro Casaldáliga

Nuestra fe celebra en el recuerdo de Pentecostés el soplo del Espíritu Santo que (re)crea y (re)nueva todas las cosas, que anima y potencia a quienes vamos en camino de la gran misión. Se ha abierto así un nuevo tiempo de apertura, fraternidad, sororalidad, justicia y liberación. Pentecostés es, además, la fiesta del Espíritu que creó el mundo y lo sostiene; y será quien conduzca a la humanidad a su plenitud en una nueva creación.

Que nuestra oración sea que el viento transformador del Espíritu Santo traiga vida, consuelo, esperanza, liberación y sanación existencial. Que nos insufle su poder y nos haga mirar hacia arriba y alrededor, deshaciéndonos de toda alienación y esclavitud.

Sabiéndonos impulsados por su soplo, reasumamos una espiritualidad de servicio, ya que lo más grande es lo que sirve.

Hermandad, seamos una iglesia en marcha impulsada por la fuerza del Espíritu con visiones alternativas, alentando nuevas esperanzas, en compromiso con el reino, para un nuevo tiempo más humano y pleno para nuestros pueblos.


Abrazo fraterno/sororal

Pastor Américo Jara Reyes
Obispo

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