De los sueños y anhelos

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¿Te preguntas en este tiempo cuáles son tus sueños? ¿dónde está Dios en medio de esos sueños? Hay señales de resistencia frente a lo inevitable y la resiliencia se configura como esperanza porfiada de lo que vendrá. Esperanza propia de Jesús que, a diferencia del optimismo que busca un resultado “ganador”, tiene convicción de lo que espera más allá de sus resultados posibles.

Sueño

En el sueño, Él me preguntó:
—¿Qué anhelas que tu pueblo sepa hoy de mí?
—¡Es que no sé qué decirles! —respondí. Te percibo en silencio en esta pandemia. ¡Y hasta me parece que mi gente no está dispuesta a oírte ahora!
Entonces Él me dijo,
—Ve y diles de parte mía:

Soy Jesús,
voz de Dios que ninguna circunstancia temporal puede acallar.
Soy Jesús,
creador del vital universo que hoy gime ante sus maltratos.
Soy Jesús,
heredero de toda belleza que existe en este mundo.
Soy Jesús,
brillo de la gloria del Dios imposible de opacar.
Soy Jesús,
sustancia irreductible que atraviesa la pequeña historia humana.
Soy Jesús,
poder sostenido frente al desmoronamiento de todos sus dioses.
Soy Jesús,
perdón liberador que reconcilia a la criatura con su Creador.
Soy Jesús,
majestad de gobierno por sobre todo seudopoderoso.
Soy Jesús,
superior a los ángeles más deseados por el ser humano.
Ve y diles de parte mía:
Soy Jesús.
Aún en esta pandemia,
centro de la Historia, y salvación de la totalidad de la creación.

Y desperté escribiendo.
Y le creí.

Wilfredo Weigandt
Iglesia Metodista de Alta Córdoba – julio 2020

Leo y releo las palabras del amigo Wilfredo Weigandt y con fuerza y sin pensar acuden a mi corazón las palabras del salmista cuando dice, en tiempos de la cautividad de su pueblo: “Cuando el Señor nos haga volver del cautiverio, seremos como los que sueñan” (Salmo 126.1); y me quedo pensando una y otra vez, ¿cómo es ser como las personas que sueñan, como las personas cuya esperanza no las abandona en ningún momento?

La pandemia y su prolongado tiempo – incierto y sin atisbo de mejoría – ahora atenuado tal vez por las vacunas diversas que aparecen contra el covid19, parecen haber bloqueado esta capacidad innata del ser humano de tener sueños y proyectos. Como si de golpe el concepto resiliencia, resistencia e imaginación no tuviesen sentido alguno. Quizás por eso me encantan los textos y pensamientos como los que leemos acá de Wilfredo, donde hay una clara invitación a imaginar lo que nos dice Jesús, donde hay señales de resistencia frente a lo inevitable y donde la resiliencia se configura como esperanza porfiada de lo que vendrá. Esperanza propia de Jesús que, a diferencia del optimismo que busca un resultado “ganador”, tiene convicción de lo que espera más allá de sus resultados posibles.

¿Te preguntas en este tiempo cuáles son tus sueños? ¿dónde está Dios en medio de esos sueños? Tené presente las palabras de Colosenses que te reclaman “Sin moverse de la esperanza del evangelio que oyeron” (Col. 1:23). Aunque parezca una obviedad, nuestra primer tentación frente a la incapacidad de soñar, es salirnos de esa esperanza que Jesús alimenta a diario en la vida. Ahí nos quedamos, ahí nos soñamos, ahí, en esa esperanza sigue estando la vida.

Pastor Leonardo D. Félix
Iglesia Metodista de Almagro, Ciudad de Buenos Aires

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