Paz y bien amada hermandad.
Que el Soplo de vida de Jesús les esté arropando y cubriendo todas sus necesidades, en lo personal y en sus diversos ministerios.
“Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes”.
Juan 20:21
La misión nace en el mismo corazón de Dios. La misión es posible, ya que Dios ama a su pueblo y nos invita como iglesia a participar de ella.
La misión nos compromete a extendernos intencionalmente hacia la pluriculturalidad de la gran casa común, atendiendo a que no existimos para nosotros mismos, sino para servir a la humanidad.
La teología del futuro «Se dirigirá no únicamente hacia el servicio divino en la iglesia, sino también hacia el servicio divino en la vida cotidiana del mundo. Este servicio se ofrece en la forma de la vida común y corriente de la comunidad cristiana, en tiendas, aldeas, granjas, ciudades, aulas, hogares, oficinas legales, consultorios, en la política, el gobierno y la recreación» J Moltmann.
Que nos sepamos enviados y enviadas en lo personal y como comunidades de fe para amar, servir, predicar, enseñar, sanar, liberar en un mundo con dolores de parto.
Abrazo cálido y sereno.
Pastor Américo Jara Reyes
Obispo