Quiénes somos


La Iglesia Evangélica Metodista de Argentina.

Visión

Ser una Iglesia Cristiana comprometida con su tiempo y su historia, fiel al Señor Jesucristo, amorosa e inclusiva.

Misión

Somos llamados/as por Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo a:

  • La proclamación del Evangelio y el testimonio de Jesús.
  • El crecimiento integral en el Espíritu.
  • La renovación de comunidades que celebren la vida en Jesús.
  • El servicio solidario.

Valores

Sustentados en la gracia amorosa y generosa de Dios que da a todos y sin reproche alguno (Santiago 2:7), promovemos:

  • Una espiritualidad comprometida con el Reino de Dios y su justicia.
  • La dignificación de toda persona.
  • El compromiso ético con la creación.
  • Una mayordomía generosa y responsable.

Los metodistas somos una iglesia cristiana formada por personas que creen en Jesucristo y le siguen, cuya fe se basa en Dios Padre, Jesucristo el Hijo y el Espíritu Santo, bajo la autoridad de la Biblia. Somos cristianos evangélicos, herederos de la Reforma Protestante del siglo XVI.

El movimiento metodista se origina en la Inglaterra del siglo XVIII como un movimiento de renovación espiritual, misionero y social. De ese movimiento surge la Iglesia Evangélica Metodista que hoy está presente en casi 100 países del mundo.

Se establece en Buenos Aires con la llegada de los primeros misioneros en 1836 y desde ese momento se expandió por nuestro país, pudiendo encontrar sus templos, escuelas, hogares estudiantiles, instituciones de servicio y de educación superior en más de cien lugares de nuestro territorio argentino.

Creemos en Dios Padre, Creador del mundo, dador y sustentador de la vida.

Creemos en Jesucristo, verdadero hombre e hijo de Dios, base y centro de nuestra fe, quien con su vida, enseñanza, muerte y resurrección nos mostró cuál es el “camino, la verdad y la vida”.

Creemos en el Espíritu Santo como presencia de Dios obrando en la iglesia. Él es nuestra guía, fortaleza y consolación.

Creemos que en la Biblia se manifiesta la palabra de Dios, dada a conocer a la humanidad y encarnada en la persona de Jesús; el Cristo.

Que toda persona necesita tener la experiencia personal del encuentro con Jesucristo, y así “alcanzar la certeza del perdón de sus pecados y de salvación por medio de Él”.

Que Jesucristo nos llama a una nueva vida sensible a la realidad social de nuestros días. Por lo tanto ninguna necesidad o problema humano nos es ajeno. Así cada metodista es llamado a ocuparse -de acuerdo a su vocación- en trabajar por una sociedad más justa, una comunidad más solidaria y una vida digna para todas las personas.

Que somos llamados a vivir abiertos al diálogo ecuménico con las demás iglesias cristianas y otras comunidades religiosas.

Semanalmente celebramos nuestros cultos que son abiertos a todos los que quieran participar. En ellos cantamos, oramos agradeciendo y pidiendo a Dios, le presentamos la confesión de nuestras faltas, leemos y escuchamos el mensaje de la Biblia y compartimos la comunión abierta a todas y todos los que quieran participar y reconozcan en Cristo, a su Señor y Salvador.

Consideramos la confesión de pecados como acto íntimo y personal que se hace sólo ante Dios. Nuestros pastores y pastoras estarán dispuestos escucharlo, aconsejarlo y orar juntos por sus problemas y necesidades con la más absoluta reserva.

Nuestra característica comunitaria con la pluralidad y diversidad propia del país que habitamos es ser comunidades solidarias, inclusivas y amorosas al servicio de nuestro prójimo.

Compartimos con todas las Iglesias cristianas dos sacramentos instituidos por Jesús:

El bautismo con aguas en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo: ya sea bautizando pequeños por decisión de sus padres o bien a jóvenes o adultos por decisión propia. Los metodistas aceptamos como válido el bautismo efectuado por otras iglesias cristianas, como parte inherente a nuestra identidad ecuménica y de diálogo con las demás confesiones.

La Comunión o Cena del Señor que consiste en compartir el pan y el vino, tal cual lo hizo el Señor Jesús con sus apóstoles, para que fuera hecho en memoria de Él. La Comunión es una celebración abierta y ofrecida a todos aquellos que están en paz con Dios, sean miembros de nuestra iglesia o no.

Cada una de nuestras congregaciones es una comunidad de creyentes con una participación muy activa conforme a sus dones y capacidades en las diversas actividades de la Iglesia.

Los pastores y pastoras son ordenados para guiar a la iglesia requiriéndose para ello varios años de estudios.

La Iglesia es administrada por pastores/as y laicos/as.

El o la Obispo, quien se elige por una Asamblea con mayoría de laicos, representa a la iglesia y acompaña y coordina la labor de los pastores y pastoras.

No tenemos ninguna otra autoridad fuera de nuestro país, aunque nos relacionemos fraternalmente con otras iglesias a través de diversas organizaciones como: la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas (FAIE), el Consejo de Iglesias Metodistas de América Latina y el Caribe (CIEMAL), del Consejo Mundial Metodista (CMM) del Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI) y el Consejo Mundial de Iglesias (CMI).

Institucionales

Comunidades que viven el evangelio con entusiasmo y se expresan también,
desde sus escritos, con forma y contenidos claros y concretos.
Para compartir y reflexionar.


Actas de Asamblea General

Memoria de nuestro andar comunitario a lo largo y ancho de todo el país en forma bienal en sus actas y memoria.

Declaraciones públicas

Nuestro contexto nacional y regional, que también se hace parte de nuestra vida como iglesia en todo el país, a través de sus declaraciones a la opinión pública.

Afirmación de Principios Sociales de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina

Afirmamos que la historia y la sociedad son escenarios de la acción de Dios en la instauración de su Reino, como lo proclaman las Escrituras.

Afirmamos que esta acción de Dios está dirigida hacia el hombre, en quien Él creó posibilidades de libertad, creatividad y amor, que fueron plenamente realizadas en Jesucristo.

Afirmamos que el hombre está llamado a realizar la voluntad de Dios y nosotros, como cristianos, con esta comprensión, debemos comprometernos en la búsqueda activa de un orden económico – social que no limite, sino que estimule las posibilidades humanas para el bien.

Afirmamos que el sentido de nuestra vida está dado en el servicio y la liberación de nuestro prójimo, con quien Jesucristo se identifica.

Afirmamos que el hombre se encuentra alienado en todo sistema económico – social que lo transforme en instrumento del mismo, impidiendo la formación de una comunidad en la que los recursos naturales y los productos del esfuerzo humano sean aprovechados íntegra y equitativamente, en la que todo hombre tenga acceso a las condiciones que posibilitan una vida verdaderamente humana, sea partícipe de la cultura y de la educación, y tenga la posibilidad de expresarse creativamente.

Afirmamos que es nuestro deber trabajar por alcanzar tal comunidad y vivir de acuerdo a lo que vemos en Jesús, en quien el Reino del amor, verdad, libertad, justicia y paz, se hace presente entre los hombres.

Afirmamos por lo tanto, que debemos ejercer una crítica activa, oponiéndonos constructivamente a todo sistema que esté basado en el egoísmo, la hipocresía, la represión, la injusticia y la violencia institucionalizada.

Afirmamos que es nuestra responsabilidad buscar permanentemente una renovación total que modifique el estado de cosas existente, fruto del pecado, a la luz de lo que entendemos debe ser la vida humana, cual fuera expresada en Cristo, y no limitarnos a actos de beneficencia, y mucho menos sancionar con nuestra bendición aquellas formas de supuesta caridad que degradan la personalidad humana, ni conformarnos con mejoras que no conducen al propósito de Dios respecto al destino humano. Guardar silencio frente a la necesidad, a la injusticia y a la explotación del hombre es traicionar a Cristo.


La Iglesia Evangélica Metodista Argentina está presente
en casi todo el país